Los creadores del Grupo de Actores Especiales (GAE) se reencuentran como actores con la pieza Nuestra Señora de las Nubes del dramaturgo argentino Arístides Vargas. La dirección general y puesta en escena es de Facundo Cruz.
DE LA REDACCION. Los docentes de teatro de nuestro medio Marta Lere y José Neme Carenzo, creadores del Grupo de Actores Especiales (GAE), estrenan la obra Nuestra Señora de las Nubes, del dramaturgo argentino Arístides Vargas, con dirección general y puesta en escena de Facundo Cruz.
La función es esta noche, a las 21:30, en la sala de Habemus Theatrum, Pinto 918, y continuará los domingos de este mes y el primer domingo de junio a las 20:00.
Marta y Neme, ambos de extensa trayectoria con el teatro, se reencuentran como actores después de 10 años, ya que la última puesta que protagonizaron fue El Bizco en 2005 junto a Ruly Defrancesco y Luciana Cruz.
Lere definió este nuevo emprendimiento como un proyecto familiar argumentando que están nuestros seres más queridos, nuestros hijos, nuestros amigos, nuestros cónyuges, todos colaborando para que esta obra salga adelante.
Facundo Cruz (hijo de Marta) tiene a su cargo la dirección y puesta en escena; Ernesto, Fausto e Irene (hijos de Carenzo) en sonido y utilería; Luciana Cruz (hija de Marta) en entrenamiento actoral; Laura Riera (esposa de Neme) en fotografía y Raúl Sanmarone (esposo de Marta) construyó parte de la escenografía. Además colaboran amigos muy queridos como Mirka Duzevich, Jorge Abal y Daniel Fernández.
Argumento
Nuestra Señora de las Nubes abraza el exilio como solo Arístides Vargas puede describir, desde su propia existencia y con la contundencia de su historia. Nuestra intención primera es poder, a través del acontecimiento teatral, acercar la intencionalidad poética del texto desde una perspectiva que permita a los actores atravesar la escena y ser atravesados por ella y de esta manera ofrecer al espectador la construcción de un lenguaje único y atractivo. Volviendo a la utilización histórica de la máscara como recurso de expresión, exacerbando las potencialidades actorales de los intérpretes, se construirá un código particular para el relato sinuoso y dinámico planteado por el autor. Las máscaras completarán el relato y asimismo construirán la puesta del espectáculo, y articularán varios personajes que se fundirán en numerosos rostros, en el cuerpo del actor que a su vez sostendrá y potenciará esta forma de contar milenaria. La presencia de dos actores en la escena, se transformará en varios más, se multiplicarán a través del uso dramático de elementos simbólicos y estéticos dotados de singularidad espectacular en la construcción de una ficción tan compleja como interesante.
En un reportaje el autor dice que esta obra pertenece a una trilogía de lo que se llama Teatro ausente -agregó Neme Carenzo-. El decía también que esta obra se puede ver en tres planos: el narrativo, el expresionista y el teatral. Por eso no habla de un plano exclusivo, sino que la multiplicidad de esos tres planos es lo que hace que la obra tenga esa riqueza literaria, hablando del exilio interno y externo donde no hay espacio. Habla de las ausencias, del olvido, de la memoria, de la violencia, de la muerte. Tiene referencia a lo que el autor vivió ya que fue exiliado a los 21 años en 1975. La mayoría de las obras que escribe Arístides Vargas las hizo para que sean representadas por el grupo Mala yerba de Ecuador, que tuvo trascendencia en América Latina.
Reservas a los teléfonos 414324 ó 15356770.