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La provincia de Idleb está controlada en gran parte por la rebelión. En las últimas semanas el régimen ha sufrido varios reveses en su guerra contra los rebeldes y los yihadistas del Estado islámico.Entre estas pérdidas figura la ciudad de Palmira, que está inscrita en la Unesco como patrimonio de la humanidad, fue tomada esta semana por el grupo.
Damasco, (AFP-NA)-El presidente sirio Bashar al Asad rindió homenaje a sus soldados, pese a que el ejército no deja de sumar derrotas, y saludó el “heroísmo” de quienes estuvieron asediados durante un mes en un hospital del noroeste del país, informó ayer la agencia oficial Sana.
La ciudad de Jisr al Shughur, en la provincia de Idleb, cayó el 25 de abril en manos de Al Nosra (rama siria de Al-Qaeda) y sus aliados tras breves combates y la retirada del ejército, salvo un hospital que fue asediado por los rebeldes, y finalmente cayó en manos de estos el viernes.
Según Sana, los 150 soldados y sus familias que estaban en el interior pudieron sin embargo escapar.
“Con su heroísmo ustedes representan a los soldados del ejército sirio. Han resistido, ya que no conocen ni el fracaso ni la rendición”, dijo Asad, en llamada telefónica al jefe de los soldados asediados, coronel Sabha, citado por Sana.
Sin embargo, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (Osdh), decenas de soldados pudieron huir, pero otros murieron o fueron capturados en el hospital y alrededores.
Sin reconocer oficialmente la pérdida de Jisr al Shughur, el presidente Asad rindió homenaje el 6 de este mes, día de los Mártires, a las fuerzas del régimen bloqueadas en el hospital. “El ejército acudirá pronto hacia esos héroes”, dijo.
La provincia de Idleb está controlada en gran parte por la rebelión. En las últimas semanas el régimen ha sufrido varios reveses en su guerra contra los rebeldes y los yihadistas del Estado islámico (EI).
Entre estos reveses figura la pérdida de la ciudad histórica de Palmira, tomada esta semana por el grupo EI.
El grupo yihadista Estado islámico (EI), que esta semana conquistó la célebre ciudad antigua de Palmira, ingresó el jueves en el museo de la localidad sin destruir preciosas piezas arqueológicas, afirmó ayer el jefe de Antigüedades sirias.
Maamun Abdelkarim indicó, además, que el EI había plantado su bandera en el techo de la ciudadela mameluca del siglo 13, que domina la ciudad antigua.
Los yihadistas, que se apoderaron el jueves de Palmira, entraron el mismo día en el museo, “rompieron réplicas de yeso que representan la vida en la era prehistórica”.
Luego “volvieron el viernes, cerraron las puertas y colocaron ante ellas a guardias”, añadió en conferencia de prensa en Damasco, citando testimonios de habitantes de Palmira.
La mayoría de las antigüedades del museo fueron sacadas y llevadas a Damasco antes de que el EI tomara el control de Palmira.
“No queda casi nada en el museo”, ubicado en la ciudad, fuera del sitio arqueológico de Palmira, agregó Abdelkarim.
“Hemos enviado progresivamente piezas antiguas a Damasco, pero hay enormes piezas como los sarcófagos (a la entrada del museo) que pesan de 3 a 4 toneladas y que no podemos mover. Es eso lo que nos preocupa”, añadió.
La antigua ciudad de Palmira es famosa por sus columnas romanas, sus templos y sus torres funerarias, vestigios de un brillante pasado.
Situada a 210 kilómetros al noreste de Damasco, la “perla del desierto”, inscrita por la Unesco en el patrimonio mundial de la humanidad, es un oasis cuyo nombre apareció por primera vez en una tablilla hace 4.000 años.
