Dilma Rousseff dijo que se trataba de un hito en las relaciones interamericanas, al tiempo que el uruguayo José Mujica comparó esta noticia con la caída del muro de Berlín. Ban Ki-moon, saludó calurosamente el nuevo vínculo entre los dos países.
Washington, (AFP-NA) - El compromiso de Washington y Cuba de normalizar sus relaciones fue celebrado en el mundo entero, pero ahora es el Congreso estadounidense el que debe decidir si pone fin al embargo de medio siglo contra la isla.
Los anuncios sorprendentes no cesan desde que el miércoles el presidente Barack Obama y su par cubano, Raúl Castro, anunciaran
una nueva era en sus relaciones bilaterales, dejando atrás al último resabio de la Guerra Fría en América Latina.
Ayer, la Casa Blanca incluso aseguró que no excluye una visita del presidente cubano Raúl Castro a Estados Unidos.
La ONU se puso inmediatamente a disposición para ayudar en la normalización de relaciones bilaterales, al tiempo que la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) aplaudieron el gesto valiente de Estados Unidos y Cuba.
Pero ahora resta la parte más difícil: desmontar el enmarañado legal que desde 1961 reguló las relaciones comerciales con Cuba, que incluye severas sanciones a las empresas estadounidenses o extranjeras que tuviesen trato con la isla.
En su forma más completa, la normativa está plasmada en la Ley de Solidaridad con la Libertad y Democracia de Cuba, aprobada en marzo de 1996 y ratificada por el presidente Bill Clinton, y desde entonces simplemente conocida como la Ley Helms-Burton.
Los férreos opositores a cualquier tipo de acercamiento con Cuba mientras continúe el régimen castrista creen que el Congreso nunca dará el brazo a torcer.
El gobierno de China señaló ayer que celebra y apoya la normalización de las relaciones bilaterales.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, saludó calurosamente el acercamiento entre los dos vecinos, y dijo que las Naciones Unidas estaban listas para ayudar a estos dos países a desarrollar sus relaciones de buena vecindad.
A su vez, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, afirmó que con la normalización de relaciones un nuevo muro había caído, mientras que el Papa Francisco mencionó una decisión histórica.
Entre los latinoamericanos, la brasileña Dilma Rousseff dijo que se trataba de un hito en las relaciones interamericanas, al tiempo que el uruguayo José Mujica comparó esta noticia con la caída del muro de Berlín.