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La mandataria dijo que hasta ayer la tragedia dejaba 10 fallecidos y 19 personas desaparecidas, aunque las cifras podían seguir aumentando. Informó además que 7.873 efectivos se mantenían al resguardo de la población y colaborando en la limpieza.
Santiago, (AFP-NA) - El panorama en el árido norte chileno es “desolador” tras el temporal de lluvia que hasta ahora dejaba 10 muertos y 19 desaparecidos, afirmó ayer la presidenta Michelle Bachelet.
“El panorama es desolador y necesitamos apurar el tranco para llegar a localidades que aún están aisladas y necesitan de nuestra ayuda”, dijo Bachelet en el palacio gubernamental tras encabezar una reunión de un comité de emergencia.
La mandataria regresó a Santiago el viernes después de permanecer dos días en la región de Atacama y la vecina ciudad de Antofagasta, en el árido norte chileno, donde fuertes lluvias provocaron avalanchas de lodo e inundaciones de poblados completos.
Bachelet dijo que hasta ayer la tragedia dejaba 10 fallecidos y 19 personas desaparecidas, aunque advirtió que las cifras deberían seguir aumentando.
“En la medida que se pueda llegar a distintos lugares estas cifra probablemente van a cambiar”, dijo Bachelet.
De momento, se contabilizaban 5.584 personas evacuadas y 4.427 viviendas dañadas.
La mandataria informó además que 7.873 efectivos se mantenían al resguardo de la población y colaborando en la limpieza en una zona que aún se mantiene bajo estado de excepción por catástrofe y hasta donde el gobierno ha enviado 273 toneladas de ayuda.
“Nos encontramos aún en emergencia”, agregó la mandataria.
Después de dos días de precipitaciones, el sol volvió a brillar a partir de este viernes en el norte chileno, dejando al descubierto la destrucción que provocó la crecida de varios ríos que arrasaron con todo a su paso.
El abrupto desborde de ríos que por años permanecieron secos dividiendo pequeños poblados en dos y arrastrando cientos de casas en localidades como Alto del Carmen, Tierra Amarilla, Chañaral, Diego de Almagro y Copiapó.
Uno de los 33 mineros
Entre las miles de historias de los damnificados está la de Víctor Zamora, uno de los 33 mineros de Atacama que fueron rescatados en 2010 después de permanecer por más de dos meses encerrados en una mina.
“Esta es otra tragedia; lo perdimos todo”, dijo Zamora por teléfono a la prensa desde el poblado Tierra Amarillo, arrasado por las inundaciones.
Las lluvias que cayeron en la zona, donde está el desierto de Atacama, el más árido del mundo, superaron ampliamente el promedio en una zona que arrastraba años de sequía y que no cuenta con la preparación suficiente para afrontar estas condiciones climáticas.
