Nicolás Maduro, enfrentado a una severa crisis económica que minó su popularidad, acusa a la MUD de incumplir sus compromisos, en particular los que permitirían que el Tribunal Supremo de Justicia levante la medida de desacato contra el Legislativo.
Caracas, (AFP-NA) - El diálogo para superar la crisis política venezolana quedó congelado: la oposición anunció que solo volverá a la mesa cuando el gobierno acepte una salida electoral al conflicto -una posibilidad lejana- y libere a los presos políticos.
Las conversaciones quedaron estancadas cuando las partes debían acudir ayer a la tercera reunión del proceso iniciado el 30 de octubre con el auspicio del Papa Francisco y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Seguimos en el mecanismo de diálogo, pero no vamos a asistir al encuentro, dijo Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD). En adelante, la oposición mantendrá contacto únicamente con los facilitadores, en especial los del Vaticano, añadió.
Torrealba y el dirigente Carlos Ocariz se reunieron ayer con monseñor Claudio María Celli, enviado del Papa, para conversar sobre los presos políticos, especialmente un grupo de 14 que se declaró en huelga de hambre el domingo. No hubo declaraciones tras esa cita.
La MUD ya había anticipado que se levantaría de la mesa si el gobierno del presidente Nicolás Maduro se negaba a cumplir lo pactado. En concreto, la oposición se refiere a una salida electoral a la crisis, ya sea la reactivación del proceso para un referendo revocatorio contra Maduro -suspendido el 20 de octubre- o un adelanto de las elecciones previstas para 2018.
Pero el mandatario socialista asegura que ese tema y la liberación de opositores presos -otra de las principales exigencias- no están en la agenda.
La MUD reclama además aceptar donaciones internacionales de alimentos y medicinas -en grave escasez- y que la justicia levante una medida de desacato contra el Parlamento de mayoría opositora.
Maduro, enfrentado a una severa crisis económica que minó su popularidad, acusa por su parte a la MUD de incumplir sus compromisos, en particular los que permitirían que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) levante la medida de desacato contra el Legislativo.
La corte -acusada por la oposición de servir al chavismo- inhabilitó a la Asamblea por juramentar a tres diputados cuya elección fue suspendida por supuesto fraude.
Pese a que los asambleístas pidieron su desvinculación el 15 de noviembre, el TSJ exige que se los separe mediante un acto parlamentario. Mientras tanto, el oficialismo ha reiterado que no abandonará el diálogo, si bien daba por descontado que la MUD se marginaría ayer.
Nosotros no nos vamos a levantar, había dicho el lunes el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, al fustigar en duros términos al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
El Papa no ha mandado ninguna carta, quien ha mandado una carta fue el señor Pietro Parolin. Falta de respeto, irresponsable, creer que desde el Vaticano van a tutelar a Venezuela, afirmó, añadiendo un nuevo elemento de tensión al proceso.
En alusión velada a esa misiva, cuyo contendido no ha trascendido, Maduro denunció una trama para implosionar el diálogo por parte de la oposición y un factor acompañante.
Fuentes de la MUD indicaron a la prensa que el gobierno podría hacer a la alianza unas propuestas para destrabar el proceso.