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Ayer se cumplieron 83 años del fallecimiento de la beata, por ello se celebraron tres misas en honor a “la humilde violeta”. La actividad más importante de la jornada se llevó a cabo en horas de la tarde cuando un importante grupo de personas participó de la procesión que unió la Capilla del Hogar de Jesús con la Parroquia de la Merced. Monseñor Héctor Cardelli ofició la misa que fue concelebrada por sacerdotes de la diócesis.
DE LA REDACCION. Ayer se cumplió el 83º aniversario de la muerte de María Crescencia Pérez y esto motivó que la ciudad nuevamente se tiñera del color violáceo que la beata, con su muestra de fidelidad y entrega a Dios, supo imprimir no solo en Pergamino sino en cada uno de los corazones de la feligresía que participó ayer de las actividades litúrgicas que se desarrollaron para honrar a “Sor Dulzura”.
Los pergaminenses una vez más fueron anfitriones de decenas de personas que desde diferentes localidades asistieron a la celebración religiosa que tuvo su máximo punto de congregación en horas de la tarde, cuando se desarrolló la procesión por las calles de la ciudad y la misa presidida por el obispo diocesano Héctor Cardelli.
Desde que el Vaticano determinó la fecha de beatificación, a fines de 2011 y luego de que “la humilde violeta” fuera beatificada en noviembre de 2012, se inició un tiempo de preparación, espiritual y de afianzamiento de la fe de los feligreses. Y esto se advierte diariamente cuando cientos de personas visitan la tumba en donde yace el cuerpo de la beata, en la Capilla del Colegio Nuestra Señora del Huerto.
Preparación
Las actividades en torno a la hermana María Crescencia Pérez, comenzaron días atrás cuando se inició la novena. En este marco, en el tiempo preparatorio se celebró misa diariamente y se reconocieron las virtudes de la beata: humildad, fe, esperanza, religiosa de la caridad, religiosa prudente, justa, fuerte ante los problemas, obediente, la que sirve en comunión.
Varias actividades se llevaron adelante; el sábado 9 un nutrido grupo de cicloturistas de nuestra ciudad realizó un trayecto que tuvo como punto de llegada una pequeña gruta en El Socorro en donde se encuentra la imagen de María Crescencia.
Por otro lado, el sábado pasado se realizó una mateada en la Plaza Merced. Numerosos pergaminenses participaron de la soleada jornada en la que algunos artistas de nuestra ciudad deleitaron a los presentes con sus interpretaciones musicales.
El día más importante
Ayer, día de la beata, se oficiaron tres misas, distribuidas en la Capilla del Colegio del Huerto y en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced.
La celebración central se realizó en horas de la tarde, comenzó con la procesión cuyo recorrido se extendió desde el Hogar de Jesús hasta la Iglesia principal de nuestra ciudad. Muchos fieles participaron de la celebración religiosa, marcharon por las calles rezando y entonando cánticos bajo la calidez del sol.
Una vez que la multitud llegó al templo dio inicio a la celebración de la Eucaristía que fue presidida por monseñor Héctor Cardelli.
Cronología
La Hermana Crescencia Pérez nació el 17 de agosto de 1897 en la localidad de San Martín. Fue bautizada el 12 de septiembre de ese mismo año y recibió el nombre de María Angélica.
Entre 1907 y 1914 realizó los estudios primarios en el colegio del Hogar de Jesús de Pergamino.
El 25 de septiembre de 1910 recibió la confirmación en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced de nuestra ciudad.
El 31 de diciembre de 1915 hizo su ingreso en la congregación Hijas de María Santísima del Huerto (noviciado de Villa Devoto de Buenos Aires).
El 21 de septiembre de 1916 viste el hábito y cambia de nombre a Hermana María Crescencia Pérez. Después de haber hecho y renovado en varias oportunidades los votos simples anuales, el 12 de enero de 1924 emitió los votos perpetuos.
El 11 de febrero de 1928 viajó a Pergamino a despedirse de su familia dado que le informaron que debía irse a Vallenar, Chile. El 8 de marzo de ese mismo año se alojó en el Hospital “Nicolás Naranjo”, donde atendió la farmacia, la cocina y el pequeño coro de la Capilla del Hospital, enseñó, además el catecismo y brindó su ayuda en la sala de maternidad.
En diciembre de 1930 se enfermó de bronconeumonía. Aún convaleciente volvió a su trabajo y por esta razón su salud fue precaria durante 1931.
En diciembre de 1931 asistió a Quillota y no fue aceptada en el hospital de Limache por su enfermedad: tuberculosis pulmonar. Fue enviada al Hospital de Infecciones de Freirina por tres meses y regresó a Vallenar en marzo de 1932 donde murió el 20 de mayo.
Fidelidad
Crescencia fue una mujer que se caracterizó por serle fiel a Dios, por desplegar una intensa vocación de servicio. Entregó su vida por amor a Dios y a sus semejantes y el amor es la síntesis de la santidad. El que ama va haciendo presente esa gracia bautismal entre sus hermanos.
“Sor Dulzura” era feliz con su vocación, aprendiendo de las disciplinas humanas, cultivando su vida de oración, rezándole a la santísima Virgen que era en quien confiaba, a quien le rezaba.
En la vida religiosa, Crescencia fue obediente, generosa, siempre tuvo vocación de agradar a Dios, ofreciéndole a El su predisposición para que el Padre cumpliera en ella su voluntad.
Una de las grandes virtudes que Crescencia tuvo en su vida consagrada fue la humildad, simbolizada en la flor de la violeta y la caridad que fue la acción suprema de la perfección.
En la vida de Crescencia no se visualizan grandes cosas ni hazañas, lo importante fue la vivencia intensa de la fe.
Por todo ello fue beatificada en noviembre de 2012 en un multitudinario acto que se desarrolló en El Panorámico de nuestra ciudad.
