Editorial

Dos años de gestión comunal, con los más y los menos


Se realizó esta semana la ceremonia en el Concejo Deliberante de apertura del período de sesiones ordinarias del año y, como es de estilo, el jefe comunal dio su discurso ante la presencia de autoridades del Poder Judicial, del Poder Ejecutivo, educativas, policiales, senadores, diputados, concejales, miembros del Consejo Escolar y vecinos.

Son los momentos en los cuales se repasa la gestión comunal, se hacen proyecciones y promesas a futuro, como una clara expresión del sistema democrático en el que se rinden cuentas respecto de lo hecho y de lo que se planea hacer.

El intendente Javier Martínez repasó a lo largo de su discurso los dos primeros años de la gestión, y dijo que “la idea de un Pergamino agroindustrial, seguro, inclusivo, planificado y sustentable y moderno”.

La expresión de deseo del jefe comunal es auspiciosa y es, ni más ni menos, lo que queremos todos los pergaminenses, de cualquier raza, credo o ideología. En ello hay plena coincidencia. Las diferencias, generalmente, suelen plantearse en los métodos, los criterios y, porque siempre los recursos son menos que las necesidades, también a la hora de establecer el orden de prioridades.

Precisamente las prioridades vienen dadas por lo urgente y por lo importante. En lo primero suele haber nuevamente coincidencia; en el caso de Pergamino, podemos decir que lo urgente es atender la cuestión de las inundaciones. Y lo importante va asociado a aquellas cosas que pueden hacer crecer a la ciudad en general, aunque su concreción se extienda a un mediano o largo plazo. En este aspecto se incluyen todas las gestiones que hacen al perfil de la ciudad, a aquello que la puede posicionar mejor sobre la base de sus ventajas comparativas y competitivas. Porque todas las ciudades tienen un perfil en torno al cual articulan el crecimiento colectivo: algunas son turísticas, otras industriales, otras agroindustriales. Ninguna ciudad puede ser un 10 en todo.

Del mismo modo que cada ciudad tiene su carácter, cada gestión tiene el suyo, su sello.

En el caso de la gestión Martínez, es la obra pública. Ese es el caballito de batalla, si tuviéramos que definir la tarea de estos dos años. Tanto que el propio intendente, durante su discurso, las definió como su lenguaje, el modo en que la gestión se expresa a la comunidad. Es indudable y visible. Obras largamente esperadas vieron la luz en este período, pavimento, cordones cuneta, salones multiuso en barrios, se culminó la nueva Biblioteca Menéndez y se inició un gran proyecto para trasladar Bellas Artes a un galpón del Ferrocarril; refacción de salas de salud; conclusión de un nuevo jardín de infantes municipal; acondicionamiento de accesos; la remodelación del centro cívico, un muy lindo proyecto que, debemos destacar, va demasiado lento siendo un espacio tan céntrico y que genera muchas incomodidades a los vecinos y comercios del sector.

Es indudable que la obra pública es el fuerte del jefe comunal, aprovechando fondos que la gestión nacional, y sobre todo provincial, aportan para que nuestro distrito pueda contar con esos trabajos tan esperados.

Ninguna gestión puede ser un 10 en todas las áreas; lo esperable es que las que no se destaquen tampoco sucumban, que no sean un aplazo. Pues en Pergamino vamos por el 10 en obra pública mientras que en otras vamos camino al bochazo.

El equipo comunal cuenta con áreas muy diversas, unas administrativas y otras de acción como la Jefatura de Gabinete, Deportes, Cultura, Defensa Civil, Hacienda, Gobierno, Producción, Desarrollo Social, Tierra y Vivienda, Salud, Seguridad, Planificación y Modernización, Servicios Públicos y Desarrollo Urbano. Sin embargo no todas las secretarías brillan como lo hace la de obras públicas, quizá porque el propio intendente tiene sus preferencias a la hora de gestionar.

Entre los desafíos a futuro Martínez reconoció que en la marcha “hemos aprendido, hemos crecido y hemos cimentado las bases para una gran cantidad de reformas que eran necesarias para poner el Estado al servicio de la gente”. Y llamó a redoblar esfuerzos. Precisamente, en el marco de los años de gestión que le quedan y sin descuidar el ritmo de las tareas bien hechas, hay aspectos que mejorar sin dudas, áreas que no fueron lo suficientemente atendidas o bien no se dio en el punto en cuanto a las demandas de la ciudadanía. Se nos ocurren tres, concretamente, que necesitarían mayor impulso en algunos casos y mayor definición en otros.

El área de la Producción aparece empalidecida y si como el mismo intendente reconoce somos un “Pergamino agroindustrial”, debiéramos estar trabajando y mucho para ofrecer las muchas ventajas comparativas del distrito, que se ampliarán en breve con la llegada de la autovía, sumando a estas algunas otras competitivas y, sobre todo, salir a “vendernos”, que el país y el mundo conozcan los beneficios de producir en Pergamino. Para ello, hay que generar una agenda estratégica y consensuar beneficios a ofrecer para atraer radicaciones productivas; finalmente, con eso bajo el brazo, estar presentes en todos los ámbitos posibles. No es una idea original, así lo hacen todos los municipios y así se ha hecho y hace aquí, pero muy tibiamente. A pesar de que, como distrito, tenemos todo a favor. El Parque Industrial no termina de definir su ampliación aunque sí se han ido acercando servicios y mejoras al sector, eso es innegable. En breve, además, estará funcionando la nueva planta transformadora en la zona.

Pero el espacio disponible sigue siendo el mismo en la ruta Nº 32 camino a Salto, con lo cual es de presuponer que no hay a la vista ninguna inversión para radicar. O lo que es peor: si las hubiera y no les estamos dando respuesta, las perderemos. 

También nos encontramos con algún problema en la forma de comunicar, este es un reclamo que se ha venido haciendo desde el inicio de la gestión. Porque no se trata de que el jefe comunal “hable a través de sus obras”, como dicen habitualmente desde su equipo y ratificó él mismo en su discurso; un Municipio y una sociedad como la nuestra es bastante más compleja que eso y necesita de una comunicación más profusa, de un contacto más general con la ciudadanía. No alcanza con ir puntualmente a un sector de la ciudad donde se realiza una obra, aun cuando ese contacto creemos es imprescindible, pero es insuficiente. Todo lo que hace una comuna debe ser informado y explicado si hace falta, porque para los funcionarios es una obligación y para los vecinos es un derecho. Y más importante, que sea explicado debidamente antes de que suceda, porque luego pasa lo que hemos visto: se ejecuta y se pretende explicar luego, cuando ya el desconocimiento de las intenciones por parte de la población redunda en rechazo y aprovechamiento político que no siempre es constructivo.

Precisamente, y en este sentido, sería interesante saber si nuestro distrito tiene ya normas de Acceso a la Información Pública o en qué etapa estamos de esta labor. Ya que según la información que circula respecto del Mapa de la Transparencia de la gobernadora María Eugenia Vidal, en su informe preliminar en el que trabaja el Ministerio de Gobierno bonaerense, solo 22 municipios tienen normativas y otros son los distritos que trabajan en un proyecto al respecto. Hasta el momento Pergamino no aparece en ninguno de los dos listados y sería interesante saber en qué punto estamos en esta cuestión. Pero más allá de este costado de la comunicación, más vinculado a lo formal, de lo que hablamos es de explicar llanamente cada proyecto, para que la gente entienda que, más allá de verse afectada por cambios, la propuesta puede ser para mejor. Sin mediar este paso, se abre juego a las libres interpretaciones y a que cada uno adivine la intención del Municipio.

Otra área que no pasa por su mejor momento es Cultura. Tal vez el vecino no lo note porque la actividad siempre es buena y profusa en la ciudad, pero esto se debe al capital humano y de autogestión que tiene Pergamino. Hablamos de la Cultura municipal como gestor y facilitador, no desde la inversión porque esta área también fue beneficiada con obras, las ya hechas y las que están comenzando.  En estos días tendrá una nueva subsecretaria y el funcionario anterior trabajará como nexo con áreas de Nación y Provincia. La realidad es que Pergamino tiene una vida artística muy rica, con profusión de grupos privados que trabajan y mucho. El apoyo comunal es muy valioso en estos casos, para que en esta suerte de sociedad público privada se siga creciendo al ritmo que se lleva. El Municipio, desde el área oficial se ha dedicado a grandes eventos de tipo popular, como Arte Noche, que viene de la gestión anterior, La Noche de los Museos que es muy interesante, y ha recibido de la Provincia mega eventos que han sido aprovechados por los vecinos masivamente como “AcercArte”. Pero se advierte cierto “divorcio” entre los artífices de la cultura y las propuestas oficiales, es decir, que hay un potencial que no se está capitalizando. Por un lado va el Municipio con sus ideas y por otro los artífices de la cultura haciendo lo suyo de manera autónoma. Lo ideal que la cultura, que la hace la gente, encontrara en el Municipio un facilitador y no simplemente un generador de proyectos esporádicos, que no siempre van en consonancia con lo que la propia comunidad produce artísticamente. El claro ejemplo de lo que decimos lo planteamos en ocasión de realizarse el Festival de Cine, un evento para el que se dedicó mucho tiempo, recurso humano y dinero para una ciudad que no se perfila hacia ese rubro. No es quizá una característica cultural de la ciudad y por eso no logró la presencia de público esperada. Aquí abunda la gente de teatro, de la música, del baile, de las artes plásticas pero no podemos decir lo mismo de cultores de la producción cinematográfica. Con la realización por estas horas del Festival de Teatro Independiente podemos entrever que se entendió el mensaje, no el de LA OPINION, sino el de la gente. Y eso es bueno. A diferencia de otras áreas, que necesitan de la génesis y el impulso de los funcionarios municipales, la cultura va de abajo hacia arriba, y eso el Municipio lo debe aprovechar, tomando lo que hace la gente y optimizándolo con su estructura, en lugar generar espasmódicamente iniciativas que, aunque suenen bien, no hacen pie en la idiosincrasia local.

No es la intención puntualizar en cada calle no arreglada ni endiosar cada obra que se hace, tampoco buscar el “pelo al huevo” a una gestión que tiene muchos más aspectos positivos que negativos, siempre en referencia a las competencias de una Intendencia (poco puede hacer Martínez contra los tarifazos y la inseguridad). Simplemente, no se puede ser 10 en todo, pero como decíamos lo ideal es no aplazar en nada. Y desde nuestro lugar de observador crítico, planteamos que hay áreas que funcionan a pleno y otras donde hacen falta retoques. Pero en promedio, siguiendo con la analogía del boletín escolar, Javier Martínez va recibiendo la aprobación de la ciudad en estos dos años de gestión, como se comprobó en las elecciones de octubre pasado, con un triunfo arrasador.


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