Editorial

El cepo al dólar hace estragos en el mercado inmobiliario


Si hay dos “refugios” donde el argentino históricamente ha “guarecido” sus ahorros ante las recurrentes “tormentas” económicas de nuestro país, esos han sido el dólar y los ladrillos. Ambos, a su vez, mantienen una estrecha relación que hace que los avatares de uno afecten al otro. Más específicamente, la situación de la divisa hace a la del inmueble ya que no existe en nuestro país cosa tal como la valuación en pesos, por más que se insista con que así debe ser.

Hace ya tiempo que el mercado inmobiliario viene padeciendo una recesión mayor que otros rubros. Desde la instauración del cepo al dólar la compra venta de viviendas y departamentos se ha transformado en una quimera. Por la incertidumbre del mercado cambiario y el destino final que correrá el peso, la sensación es la de no saber si se está haciendo o no un buen negocio. Quienes venden, ponen el precio en dólares pero ¿cuál es la cotización? 

Salvo por los que cuentan con los ya olvidados Cedin y unos pocos que conservan billetes verdes, la gran mayoría cuenta con pesos. Los compradores se niegan al “blue”, siempre más alto que el oficial. Es sabido que la compra de dólares oficiales es con cuentagotas. Entonces, salomónicamente, el propio mercado inmobiliario se creó una cotización que media entre el oficial y el “blue”. 

Así las cosas, el mercado inmobiliario cerró 2014 como el peor año en ventas de las últimas décadas.

A la hora de explicar el derrumbe en las ventas, como dijimos al comienzo, está claro el impacto negativo que tuvo el cepo cambiario en este negocio. Mientras el Gobierno sigue negando la existencia del problema, más aún, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró que el cepo “no existe”. No merece la pena respuesta alguna, porque se puede disfrazar la verdad, pero mentir descaradamente ya es otra cosa.

La cuestión es que desde que empezó el cepo, en noviembre de 2011, las restricciones para acceder a la compra de divisas fueron estrechando la demanda de propiedades. Nadie quería (ni quiere) operar con pesos que, aunque sostenidamente, caminan en sentido devaluatorio. Y los “verdes” dejaron de ser accesibles. Baste para comprender qué tan condicionante es el dólar del mercado inmobiliario recordar que antes de las restricciones el negocio crecía al 100 por ciento de su estructura y ahora languidece por donde se lo mire.

Como es natural, el mayor impacto en la baja de las ventas se sintió en el segmento de compradores menos pudientes del mercado inmobiliario y en la franja de precios por debajo de los 500.000 pesos, que es donde la caída en el número de operaciones superó el 40 por ciento interanual. Lo que sucede con este sector, que podría identificarse con la histórica clase media, refleja también el otro gran problema que afecta al negocio inmobiliario y a la gente de manera directa: la falta de crédito. Y sin crédito, ni en Argentina ni en ningún punto del planeta, hay progreso.

La gran parte de la población que no califica para el Procrear ni se ubica en el famoso sector ABC 1, necesita financiación para comprar inmueble que, en la práctica, no existe.

No hay perspectivas de mejora para el inicio del nuevo año en el sector, piensan que el primer semestre de 2015 será similar al final de 2014. Porque nada ha cambiado en el modelo económico para que haya modificaciones a esta situación. Ni se habla de levantar el cepo al dólar, porque si el Gobierno dice que no existe, es porque no planea cambiar nada. En un informe que realizó LA OPINION, Fabián Acerbo, presidente del Colegio de Martilleros local y de la provincia, expresó que la situación en Pergamino es similar a la del resto del país y no dudó en calificar a 2014 “como el peor de los últimos 20 años” para el sector inmobiliario, a partir de lo que manifiestan los propios martilleros y de la fría estadística del Colegio de Escribanos de la Provincia, a cargo de registrar todas las operaciones: de allí surge que, en comparación con 2013, la caída de la compraventas fue del 30 por ciento. Y partiendo de un ciclo que ya venía en caída, vale aclarar.

Si miramos las estadísticas, surge que 2013 ya había sido muy malo para el sector y 2014 resultó peor. Y como no cambian las condiciones de la economía, no hay motivos certeros para que 2015 sea el año del repunte. 

La única esperanza que alimentan los operadores inmobiliarios es que la tendencia bajista del dólar paralelo más una cotización estable del oficial, aliente la compra y venta en aquellos que aspiran a hacer un buen negocio de inversión y saben que este esfuerzo del Gobierno por mantener tranquilo el mercado cambiario está “atado con alambre” y puede colapsar en cualquier momento, sobre todo después de las elecciones. Considerando que una gran tormenta puede sobrevenir, es posible que alguno aproveche esta calma previa para hacer un buen negocio.

No todos los problemas sociales y económicos tienen un punto de origen sobre el que volver para encontrar la solución. La crisis del mercado inmobiliario, en principio, sí: el cepo al dólar.

Según los economistas, nada terrible sucedería si se lo levanta, más bien todo lo contrario. La cuestión es que a esta altura, el cepo es más una herramienta política que económica. Y su sostenimiento no persigue la lógica sino que actúa como una demostración gestual de fuerza de las muchas que tiene este Gobierno.


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