Esta sí es la cruda realidad

La tragedia con extranjeros a bordo de dos helicópteros argentinos, que filmaban un reality show para la televisión francesa genera no sólo desconcierto porque se desconocen las causas del choque de ambas aeronaves, con pilotos experimentados en ambas, sino luto por los muertos en el episodio, todas personas jóvenes y sanas.

No obstante, la misma juventud y ansiedad por “sacarle el jugo” a la vida, llevó a esta extinta tripulación –específicamente los que participarían del programa- a exponerse a riesgos inusitados, ya que si bien murieron en un siniestro que bien podría haber acaecido en otras circunstancias, el motivo que los llevó a montarse en las aeronaves era precisamente buscar la temeridad que ofrecen realities de supervivencia como Dropped, el envío en cuestión. No queda fuera del análisis –y hablando particularmente de este caso- la motivación económica que pudieron tener ya que los participantes eran todos deportistas olímpicos, de origen humilde, que pasada la gloria de las medallas y la vida sostenida por el Estado, vuelven a su realidad de pocas posibilidades. Entonces, cuando aparecen estas oportunidades en que la recompensa es de más de seis cifras, las toman. 

Es muy extraño lo que puede verse en las imágenes de la colisión que muestran a dos helicópteros golpeándose en pleno vuelo como si se tratara de autitos chocadores. Se podría inferir que uno de los pilotos sufrió algún tipo de indisposición que lo llevó a hacer esa maniobra. Sólo eso, suponer. Y nos atrevemos a esta versión porque se trataba de dos pilotos con experiencia, egresados de las escuelas militares. Y las aeronaves eran modernas de modo que no se trataría de viejos helicópteros que podían estar en desuso o mal estado, no obstante una falla técnica es posible, según algunas versiones de ocasionales testigos. Roberto Abate había sido helicopterista del Ejército y se retiró con el grado de capitán. Desde 1994 formaba parte del plantel de pilotos de la Gobernación de Santiago del Estero y fue enviado a La Rioja para colaborar en el transporte de un grupo de franceses que filmaban el reality show de supervivencia. Sobrevolaba Villa Castelli con cuatro pasajeros en un Eurocopter AS350-B3. Un aparato igual volaba a su lado al mando de Juan Carlos Castillo, desde el año pasado piloto oficial de la gobernación riojana, retirado de la Fuerza Aérea como vicecomodoro y veterano de la guerra en las Islas Malvinas. Otros cuatro franceses en esta segunda aeronave. Estaban a poca distancia de la localidad precordillerana de Villa Castelli cuando por razones desconocidas chocaron en el aire.

Fue un verdadero desastre, los 10 -pasajeros y pilotos- murieron en la colisión. La Junta de Investigación de Accidentes Aéreos, que depende de la Administración Nacional de Aviación Civil, deberá ahora analizar los restos de los helicópteros para dar con las causas de la tragedia aérea. 

Los pocos testigos que hasta ahora aparecieron dicen que escucharon pequeñas explosiones en una de las aeronaves antes del choque y que después habría quedado fuera de control. Al fin vino el choque.

El espectáculo tras la coalición ha sido tremendo, algunos cuerpos se pudieron recuperar y otros no, mientras los forenses, junto a la Policía Aeronáutica, hacen los peritajes para saber, al fin, qué pasó. Decimos que algunos cuerpos son difíciles de recuperar porque los helicópteros están totalmente quemados.

Lo primero a averiguar es si fue un error técnico porque no se revisó bien la aeronave antes del viaje, ya que aún siendo nuevas pueden tener desajustes. O bien se trata de un error humano. Ambas probabilidades están en la mesa de la Policía Aeronáutica para llegar a conclusiones cuando se terminen las pericias.

Era la segunda ocasión en la que los integrantes de Dropped (Tirados) trabajaban en La Rioja. En septiembre pasado estuvieron varios días para elegir lugares de filmación y en esta etapa se filmarían las escenas en el paraje conocido como Quebrada del Yeso. El lema del reality es: “Sin comida, sin mapas, sin ayuda”. Y en cada episodio, los concursantes llegan al territorio designado en helicóptero, con los ojos vendados. Allí son abandonados sin ningún tipo de ayuda y deben decidir qué dirección tomar. El programa se emite tanto por el canal de Discovery Channel como por National Geographic. 

Ha habido otros accidentes de este mismo tenor, pero sin la cantidad de muertos que en el lunes se produjo. En 2013, el helicóptero en el que viajaba el gobernador de San Juan, José Luis Gioja se estrelló en Valle Fértil. Murió una diputada pero el gobernador fue internado de gravedad y tras un largo tratamiento, volvió a sus funciones.

En noviembre del año pasado, un helicóptero de un allegado al matrimonio Kirchner, se estrelló en El Chaltén. Murió el piloto, pero no su acompañante.

En febrero de este año, una nave de la Fuerza Aérea cayó en Punta de Vacas. Sus cuatro ocupantes salieron ilesos. 

Más allá de este terrible accidente no podemos dejar pasar que los reality show son cada vez más arriesgados, como si para entretener al público hubiese que llevar al ser humano cada vez más al límite. 

Es lamentable este accidente por sus muertos, pero ¿hace falta tanto arrojo para hacer un programa y exponer a la gente a estos sucesos?