Editorial

Hoy la convención radical dará una clave para las presidenciales


La política argentina se ha convertido en una verdadera galimatías desde aquel “que se vayan todos” que devino en una paulatina desaparición de los partidos políticos, del modo que los conocíamos, para entrar en juego la variable frentista. Así, hoy todos son una especie de movimientos que engloban distintos sectores. Una característica que antes sólo exhibía el peronismo y por eso tiene contradicciones y conflictos internos de magnitud. E incluso aglutinaba agrupaciones afines ideológicamente. Hoy ni siquiera eso ya que una alianza electoral puede encontrar juntos a los más disímiles exponentes.

Sin ir más lejos, se realiza hoy en Gualeguaychú la Convención Nacional de la UCR, un partido más que centenario, que no ganaría sólo una elección pero sigue siendo clave en el escenario porque su apoyo es estratégico para inclinar la balanza de la oposición. Tanto Mauricio Macri como Sergio Massa están expectantes.

Es que el vuelco del radicalismo recoloca a ambos postulantes en el mapa para una segunda vuelta con el candidato oficialista. Y con serias posibilidades de hacerse con la presidencia.

Según como resulte la Convención de hoy se sabrá si el Frente para la Victoria conserva alguna chance de retener el poder sin necesidad de balotaje. O si hay posibilidades de un cambio de época completo en la segunda vuelta. 

No es poco lo que se juega en Gualeguaychú.

La clave que encierra la decisión del radicalismo es la territorialidad; tanto Macri como Massa necesitan salir de los distritos donde ganan fácilmente y convertirse en una fuerza nacional de porte. Y la UCR ofrece esa condición, ganan en varias provincias y tienen un comité en cada localidad, a lo largo o a lo ancho del país.

Quien gane la pulseada entre Macri y Massa y se lleve el radicalismo, puede consolidar una fuerza que termine con la hegemonía casi absoluta del peronismo en estos últimos años. Sería el principio del fin de una oposición fraccionada que le servía las elecciones (sobre todo las ejecutivas) en bandeja al kirchnerismo.

Por eso esta Convención tensa a todos los sectores políticos: al oficialismo porque puede ver sus esperanzas de ganar en primera vuelta hechas trizas y Mauricio Macri y Sergio Massa, porque saben que están condenados al fracaso si no encuentran una red de distribución de alcance nacional. Y esa es la carta de presentación del radicalismo, la llave de su territorialidad.

El tema es que no todos los radicales están de acuerdo. Habrá sobre la mesa tres alternativas: sellar una alianza con Massa; mantener la asociación con el socialismo en el Frente Amplio-Unen, o pactar con Macri y su PRO.

La realidad es que el favorito es Mauricio Macri, precisamente porque muchos radicales lo ven como “el no peronista” y lo prefieren por lejos que a Massa. Y es por esta preferencia que Binner se bajó de la candidatura. Es que, como decíamos más arriba, esta modalidad aliancista lleva a que se junten bajo el mismo paraguas ideologías de todo tipo, hasta lo inverosímil, por necesidad estratégica. Ya el socialismo en una misma boleta con el PRO es algo que el santafesino no podía sostener.

Pero hay sectores del radicalismo que prefieren a Massa porque tienen con él una llave en sus provincias para mezclarse con el peronismo y ganar las elecciones. Es una cuestión de intereses, pero eso es lo que lleva al enfrentamiento. Y la realidad es que en cada distrito la fuerza radical se encuentra con un escenario diferente: habrá municipios y provincias en que los números favorecen a Massa y en otros a Macri, entonces es lógico que algunos ucerreístas tiren para un lado u otro, según les convenga para no perder poder territorial. El tema es que la dirigencia nacional va por los números globales para presidente, así que en el camino quedarán varios heridos.

El que lleva la propuesta de ir con Macri es Ernesto Sanz, a quien no le dan bien las encuestas, pero tiene el apoyo de los radicales para llevar a cabo sus planes. Julio Cobos y el jujeño Morales quieren ir con Massa. A Cobos es a quien mejor le dan las encuestas, pero no tiene consenso interno para ir con Massa. 

Muchos radicales esgrimen el pasado kirchnerista de Massa, cuando fue jefe de Gabinete de Cristina, y piensan que esa alianza será más de lo mismo. Para más distancia radical, los que quieren irse con el PRO sospechan que si ayudan a ganar a Massa, el peronismo se reunificará tras su figura (lo que saben hacer muy bien, incluso los que hoy se dicen K serían los primeros en sumarse a la tropa) y el radicalismo será un adorno en esa alianza.

Es que muchos ucerreístas ven en la pelea Massa o Scioli o Randazzo una interna peronista y no una apertura a nuevas oportunidades.

La tercera opción, que es mantener al radicalismo dentro de los límites del Faunen, está representada también por Julio Cobos y por Ricardo Alfonsín. Y la verdad es que así lo único que conseguirían en pos de una identidad perdida es hacerle el juego al peronismo. Además no se puede hablar de custodiar la identidad radical, cuando Cobos apoya la integración con PRO en Mendoza y Alfonsín se asoció con De Narváez en 2011. Y hasta el partido llevó de candidato a presidente al peronista (ahora massista) Roberto Lavagna, con el acuerdo generalizado de la UCR.

A Cristina Kirchner lo que más le interesa es que los radicales vayan con fórmula propia, porque así todo el esquema opositor se debilita. Además el kirchnerismo ya se llevó un grupo de radicales que lidera Leopoldo Moreau a sus filas.

No somos pronosticadores sino apenas lectores de la realidad, y en este momento la idea de Sanz de acordar con Macri es la que parece prevalecer. Quizá por eso circula la versión que los que pretenden ir con Massa, aunque sean minoría, podrían buscar una excusa para dejar a la Convención sin quórum que es lo mismo que decir que cada grupo radical haga lo que le plazca.

Además, la UCR y PRO ya confluyeron en Mendoza, Córdoba, Neuquén, Entre Ríos, Misiones, Catamarca, San Luis y Chubut, y hay conversaciones en Chaco, Corrientes y Río Negro. ¿Después de ir juntos en tantas provincias, en las nacionales van a desembarcar con Massa o solos?

Si la Convención se desarrolla las peleas serán como en los viejos tiempos, a los gritos y citando a Alem, Yrigoyen, a Raúl Alfonsín y se escucharán palabrotas de todo calibre y, quién sabe, alguna que otra batahola. 

Pero eso es adelantarnos demasiado, esperemos a ver qué pasa hoy en Gualeguaychú. Luego tendremos que analizar el correlato en el ámbito local, que también está cargado de expectativas por el abanico de posibilidades en juego.

 


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