La educación sigue sin estar adaptada a los nuevos tiempos

Estamos a poco del inicio del ciclo lectivo de este año, que comenzará el 6 de marzo y concluirá el 15 de diciembre, con la incertidumbre perenne de estar la fecha sujeta a una durísima negociación con los gremios docentes por el incremento salarial de este año. Por el momento no hay acuerdo, de modo que a estas horas peligra la posibilidad del inicio y, en cambio puede comenzar el período con un plan de lucha en las calles y con los chicos fuera de las aulas.

Aun comenzando en fecha si sumamos los días hábiles, sin tener en cuenta los feriados nacionales, 10 en total, ni las vacaciones de invierno de dos semanas, y le restamos las cinco jornadas de capacitación docente sin clases, el resultado es: 179 días, de los cuales en la resolución son 165. La intención era que, a partir de 2012 y en forma progresiva se sumaran esos 10 días. Una vez más no se alcanzarán los 180 días de clases que exige, desde 2003, la Ley 25.864, y será el quinto año seguido que no se avanzará hacia la meta de 190 que acordó, en 2011, el Consejo Fed 09, cuando se suspendieron las clases dos semanas por la pandemia de gripe A. En un informe que realizó el diario La Nación afirman que solo cuatro distritos casi no registraron días sin clases -San Luis, Chubut, Río Negro y Tucumán-. Santa Cruz, cuyos docentes son los mejores pagos de la Argentina con 16.000 pesos mensuales de bolsillo, lideró el ranking de conflictividad gremial con 90 jornadas de paros. Esta situación la equiparó a Corrientes, que, en los 90 estuvo marcada por medio año de huelgas y sus estudiantes pasaron de año porque así lo dispuso un decreto provincial correntino y no por el esfuerzo de aprobar exámenes. Tierra del Fuego quedó en el segundo puesto, con 70 días de huelga e inició el año el 24 de mayo, tres meses después que el resto del país. Descontando los paros, Misiones, donde los maestros reciben los peores salarios del país con 7.400 pesos en la mano, apareció junto con Salta y La Pampa como los distritos con más cantidad de días de clase: 176. Cerca estuvieron Capital Federal y Mendoza, Formosa, Buenos Aires, Jujuy, San Juan y Corrientes, Córdoba , La Rioja y Chaco, Santa Fe.

Por estas horas, al menos en cinco provincias se vislumbran complicaciones para iniciar las clases el 6 de marzo: Neuquén, Buenos Aires, Catamarca, Entre Ríos y Tierra del Fuego. En todos los casos, el problema es la diferencia entre la oferta salarial del distrito, un promedio de 18 por ciento para todo el año, y la aspiración del sector, cercano al 40 por ciento. Los gremios docentes no solo pretenden atravesar mejor el año sino la recomposición de sus sueldos caídos por la inflación de bolsillo registrada durante el año pasado.

Los intereses en juego en esta cuestión son demasiado contrapuestos, lo que augura que alguien terminará perdiendo. ¿Serán los chicos una vez más?

Todos declaman su interés por la educación, comenzando por la clase política, los docentes y cualquier ciudadano que sea encuestado por la calle, pero la realidad es que ni a los docentes ni padres de los alumnos parece preocuparles demasiado por los días de concurrencia a las aulas, salvo cuando tienen problemas para ir a trabajar y los chicos están aburridos en casa y no saben con quién dejarlos. Los políticos mucho menos, que van elaborando las estrategias tratando de complacer a unos y otros pero al final dejando de lado los intereses de los chicos de hoy y los que vendrán. Lamentablemente somos una sociedad que padece una rara hipocresía en este tema, porque las grandes mayorías comprenden que el tema es importante, sin embargo no lo toman con la seriedad que debieran. Tanto es así que nos enfrentamos a docentes que no quieren ser evaluados en su calidad, con programas que no se ajustan a las necesidades de la sociedad y con padres que priorizan muchas cosas antes que el rendimiento académico de sus hijos.

No solo lo planteamos en base a la cuestión numérica que implica si se logran 10 días más o menos de clase, sino adentrarnos en cuestiones mucho más profundas. Aquellas que implican que si un estudiante no comprende lo que lee, difícilmente pueda aprenderlo. Precisamente, la Ciudad de Buenos Aires organizó en este mes de febrero una interesante capacitación para todos sus docentes, en este caso de escuela inicial, donde se planteó, por ejemplo, que en estas etapas de  niños conectados permanentemente a la tecnología, padecen mayores déficit de atención, para decirlo en un lenguaje más llano: atienden un rato y se dispersan el resto de la hora. Por eso es tan importante que el docente cambie sus metodologías de estudio, no solo incorporando tecnología al aprendizaje sino buscando profundizar intereses y desarrollo de habilidades. Y para ello es elemental que acepten ser evaluados periódicamente en sus saberes, porque se trata de metodologías de enseñanzas que mutan constantemente. Actualizar programas, encontrar temas que los enganchen, como un modo de encontrar una conexión con los alumnos que permita favorecer el proceso de enseñanza aprendizaje.

Los niveles educativos han ido degradándose en la Argentina desde hace ya muchos años, tanto en el ámbito de grado como en la formación superior. No es extraño encontrar docentes con serias fallas de ortografía, con desconocimiento de tecnologías, que quedan a merced de la burla de sus alumnos. Es tan triste como grave y demuestra que lo que falla no son las personas sino el sistema, de pies a cabeza. Porque las luchas terminan siendo solo por el salario, las capacitaciones son tomadas más como una formalidad que como una mejoría y así van pasando los años, y las generaciones. En fin, el tema va a haber que tomarlo en serio, ya no solo para declamar que nos importa la educación, sino para ponerlo en agenda y comenzar a transitar un camino de franca mejoría, con todo el costo que ello implica para todos los actores de esta problemática.