Editorial

La ganadería, en baja por la falta de incentivos para producir


Como parte de un proceso de deterioro que viene sufriendo la ganadería en nuestro país, se acaba de conocer la caída del índice del consumo de carne vacuna en Argentina, que pasó a ser de 59,4 kilogramos por habitante por año, que representa un 5,7menos que en 2013. Se atribuye directamente al marco recesivo que vive el país, que influye para que exista un consumo deprimido debido a la caída del poder adquisitivo del salario. Muchos consumidores optan por carnes alternativas, como el pollo o el cerdo, pero en general no lo hacen por gusto, sino por costos.

También se imputa la caída de la venta de carne vacuna al bajo nivel de exportaciones, que están prácticamente cerradas desde que se impusieron medidas restrictivas, en la época en que Guillermo Moreno era el abanderado de ese tipo de decisiones desde su rol de secretario de Comercio. En aquellos tiempos muchos productores se vieron obligados a malvender su hacienda y se quedaron sin madres. Naturalmente, sin vientres no nacen terneros y en algún momento esa ausencia se iba a hacer sentir.

En este marco los más perjudicados son los pequeños productores ganaderos, que tuvieron que rematar sus rodeos y aún hoy no los pueden reponer, y también se ven afectados los consumidores, que tiene que pagar precios más elevados en las carnicerías. 

Las medidas erróneas aplicadas por el Gobierno para con el sector ganadero, se sabía, iban a tener en el futuro un fuerte impacto, porque los resultados en materia ganadera se ven en el mediano plazo.

En 2008, cuando se dispararon los precios, apareció el Gobierno interviniendo los mercados, en una medida populista de poca efectividad, pues deterioró aún más a un sector de por sí castigado, y los precios en los mostradores de las carnicerías no bajaron. Desde allí la ganadería entró en un pozo del que nunca pudo salir.

Tan bajo ha caído el stock ganadero argentino, que los vecinos de la región, como Brasil y Uruguay, tomaron nota de ello y se prepararon para ocupar el mercado internacional que nuestro país no puede abastecer. También pasó de una posibilidad a la realidad que en determinado momento cortes uruguayos llegaran a los mostradores argentinos, lo cual es inédito para un país con tanta historia en materia ganadera. 

La carne es un recurso renovable al que no solo hay que cuidar, sino que hay que trabajar para aumentar su producción. En la Argentina están todas las condiciones para ello: tenemos tierra, clima propicio, genética de avanzada, productores, profesionales idóneos, pero no hay apoyo político del Estado y por esta razón los ganaderos orientan los campos a la siembra de soja por el precio internacional que se paga por ella.

Al sector ganadero le falta apoyo e inversiones, pero no por propia decisión de sus productores, sino por la ausencia de incentivos por parte del Estado.

Por su ideología, el Gobierno kirchnerista se distingue desde su inicio, entre otras cuestiones particulares, por su fuerte encontronazo con el campo en general y puntualmente con el sector ganadero.

Parece una paradoja que sean los criadores de ganado quienes sientan las mayores presiones oficiales cuando son los que menos rentabilidad poseen en relación a los que se dedican a la siembra de los campos.

Actualmente la soja y en menor escala el trigo y el maíz resultan más tentadores que las cabezas. Hay miles de productores ganaderos que desmontaron sus estructuras y abandonaron sus emprendimientos forjados durante décadas para pasar a utilizar sus tierras con otros fines.

También vale remarcar que los tiempos de la ganadería no son cortos y sus productores deben enfrentar desafíos cada día. Cada vez hay menos tierra para la hacienda, por eso aparecieron los “feed lot”, donde en espacios reducidos se hace una cría y engorde intensivos, obviamente con otros costos. En este sentido cabe recordar lo que hay que tener en cuenta para “terminar” un animal y todo lo que se debe hacer hasta llegar a venderlo. Además de la infraestructura física, debe haber personal y una administración como en toda empresa. Para que existan nuevos animales hay que tener madres y buscar mejorar genéticamente el rodeo a partir de la incorporación de toros y vacas acorde a lo que el mercado va requiriendo. Para que nazca un ternero, la vaca lo engendra durante nueve meses, después hay que esperar aproximadamente un año para el destete y recién allí comienza el período de alistamiento para darle salida al mercado. Es decir que pasan más de dos años para que un animal logre la aptitud para ser comercializado y en ese lapso se cuentan de a decenas los imponderables que pueden entorpecer la crianza.

Por ello quienes sienten los efectos en carne propia son los chacareros, de los que hay centenares en la provincia de Buenos Aires y fundamentalmente en nuestra región.

Muchos optan por el feed lot, pero no siempre es conveniente la relación costo-beneficio, pues para criar animales bajo esa modalidad se debe producir o comprar alimento sobre la base de granos, cuyos precios son altísimos, y también se requiere mucho dinero para mantener los establecimientos. Además, los consumidores no tienen demasiado apego por la carne de feed lot, en la que se advierte mayor cantidad de grasa y suele tener un gusto diferente al de la carne vacuna criada de manera tradicional.

Desde el Gobierno nacional se critica a los productores que deciden sembrar solamente soja, pero no se hace nada para incentivar las alternativas a la oleaginosa que en la última década se convirtió en una especie de “oro verde”. 

Con la ayuda de la tecnología y la genética, la soja crece prácticamente en cualquier terreno, y por bajo que sea su rinde, la ecuación generalmente va a ser favorable con relación a la ganadería. Por eso el país está “sojizado”, un hecho que al Gobierno, aunque no lo admita, le conviene para recaudar más a partir del cobro de retenciones (la soja casi en su totalidad se exporta) y con ese dinero sostener la estructura de poder que caracteriza al kirchnerismo, identificada por el clientelismo y las prebendas a quienes son consecuentes con su gestión.

De modo que la ganadería hace tiempo que ingresó en una encrucijada, de la cual va a poder salir sólo a partir de un cambio de reglas para el sector, que además de ser eficientes deben mantenerse como una política de Estado, porque en esta actividad los buenos resultados no se pueden obtener de un día para el otro.

 

 


Otros de esta sección...
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO