Editorial

La mala costumbre de no involucrarse


El caso de los abusos sexuales a menores que ya parece constituirse en el escándalo más importante de pedofilia de la historia argentina, que arrancó en Independiente y produjo detenidos, empieza a encontrar ramificaciones en otros clubes. Un abogado de la asociación de Ayuda a las Víctimas de Violación  (Avivi) contó que dos juveniles y una jugadora de vóley habrían sido abusados en River Plate. Y con el paso de los días, aseguran, muchos otros clubes se verían involucrados

Las pensiones que alojan a los menores de todo el país que se incorporan a las divisiones inferiores, con sus sueños pero sin la cercanía de los buenos afectos y carentes de herramientas para moverse en ámbitos adultos y de la gran ciudad, se convirtieron en el “semillero” ideal para inescrupulosos de la industria del sexo. Chicos pobres en su mayoría, muy lejos de su familia, buscando desesperados un destino en el fútbol, eran manipulados y cooptados por despiadados proxenetas que cobraban caro la entrega de estos chiquitos, a quienes los seducían con pasajes para ir a ver a sus padres al interior, además de algo de dinero, ropa, botines y cargas de la tarjeta Sube. Dicen los especialistas que eran “las víctimas perfectas” y por eso eran los elegidos de los pedófilos. De escribirlo solamente sentimos una profunda tristeza, asco y vergüenza ajena.

Lo cierto -y esto habla bien de la Justicia que está por fuera de Comodoro Py- es que la fiscal María Soledad Garibaldi, titular de la UFI Nº4 de Avellaneda, inició una rápida investigación, tiene seis presos de entre los responsables, tomó muchas declaraciones, colectó prueba, todo en tan solo 10 días, y ahora va por los clientes del sucio negocio. La fiscal tiene probados siete episodios, aunque fuentes de la investigación creen que la red de pedofilia es mucho más extensa e involucra a muchos poderosos y afirman que van a llegar al hueso. Si será complejo trabajar en este tema que la fiscal pasó varios días sin ir a dormir a su casa para adelantar testimonios y prueba pese a que tiene una beba de siete meses. Más aun, le ofrecieron ayuda desde el Gobierno provincial y prefirió no tomarla porque teme que haya filtraciones, por lo que trabaja solo con sus cinco personas de máxima confianza. Es claro que si se filtran nombres antes de colectar la prueba, esta puede evaporarse.

No se equivoca la fiscal ya que se prohibió el acceso a la causa desde el Sistema Informático del Poder Judicial, porque ya hay una denuncia de presunción de filtración de información. Esta semana trascendió que abogados de personas famosas presuntamente mencionadas quisieron ver el expediente pero les fue rechazado el pedido. Todos estos condimentos hablan de la magnitud que podría alcanzar la causa y del poder de los posibles implicados.

Como se trata de una red de pedofilia, pero no de “trata de persona” por ahora, se mantiene en la Justicia bonaerense. Pero si aparece algún rasgo de trata pasaría a la Justicia Federal. Y sería preocupante que Comodoro Py ingresara a la causa porque estando cruzado por tantos intereses, no tendremos las garantías de que si existen conocidos o poderosos de entre los clientes, terminen cuestionados.

Si hay algo más lamentable en este tema es que, destapada la olla, recién ahora, todos parece que sabían algo; con expresiones como “siempre pasó” dan cuenta de conocer que hace años que existe este problema. Sin embargo, nadie denunció hasta que uno de los psicólogos de Independiente dio la voz de alerta y las autoridades del club, sin dudarlo, hicieron la denuncia. No es sencillo hablar del tema, porque hay clubes que se protegen; por ejemplo, quienes hicieron las denuncias en River con una excusa u otra fueron desvinculados, con lo cual se demuestra que aun hay muchos que prefieren tapar estas situaciones aberrantes, antes que enfrentar un delito incalificable como el abuso de menores.

Hasta el momento los detenidos son: el árbitro Martín Bustos, juez de línea de Primera B Nacional; su abogado, Carlos Tomás Beldi, por encubrimiento agravado (destruyó el celular de Bustos); Alejandro Carlos Dal Cin (organizador de torneos de fútbol para juveniles y administrador de departamentos); Juan Manuel Díaz Vallone (representante de futbolistas), Silvio Ernesto Fleyta (estudiante) y Leo Cohen Arazi, relacionista público.

Todos muy conocidos del fútbol y de los medios en general, y resulta que tantos que ahora se horrorizan lo sabían y nunca denunciaron. Ponemos un ejemplo de los tantos que oímos estos días: deberá prestar testimonio el exfutbolista Daniel Bertoni por haber dicho que “esto siempre se supo, siempre pasó en el fútbol”.

Ese “no te metas”, no te comprometas, que evidentemente ha calado muy hondo en los argentinos, se refleja tanto en este caso que es enorme y monstruoso como en otras cuestiones más pequeñas pero que siguen siendo delito, por ese mismo sentimiento de que al fin, si a uno no le tocó ser víctima del asunto para qué denunciar. Y la secuencia es la misma: primero miramos para otro lado y después, ante la desgracia consumada, reaccionamos con espanto y reclamando por qué no se intervino antes. Y vamos a los ejemplos: la Dirección de Bromatología de nuestra ciudad insiste con la necesidad de que los vecinos denuncien.  Pero a pesar de que todos conocemos a alguien que despacha alimentos desde su hogar, sin estar fiscalizado por el área sanitaria, no denunciamos. ¿Cómo “complicarle la vida” a quien se está ganando la vida dignamente? , es el pensamiento generalizado. Ahora, cuando se conoce algún caso de intoxicación, se multiplican las voces de reclamo y crítica a las autoridades por no haber intervenido antes, como si el Estado fuera omnipresente y pudiera estar en cada rincón de cada pueblo. Como no es así, el Estado y sus organismos se valen de las denuncias. Pero por el famoso “no te metás”, por temor a represalias, por no complicarse la vida, porque puedo perder algún beneficio, en general nadie denuncia lo indebido que ve a su alrededor, en su propia cuadra.

La Justicia no puede estar en todos lados al mismo tiempo, es humanamente imposible que esto suceda y lo mismo podemos decir de las fuerzas de seguridad. Por eso las denuncias que sobre lo que nos consta podamos hacer, ayudan y mucho, son imprescindibles. La sociedad debiera ser los ojos de los fiscales en la calle, porque para esto se ha creado la figura de la denuncia anónima incluso, para que quienes no tengan el valor de dar el nombre, puedan denunciar hechos delictivos o todo aquello que incumple alguna norma.  Y a veces ni así, se logra la colaboración de la ciudadanía.

Los argentinos debemos aprender que nuestros derechos son para ejercerlos y nuestra colaboración es necesaria y siempre bienvenida, si es que pretendemos tener una sociedad mejor.


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