Editorial

Los bonaerenses necesitamos justicia en los fondos


La gobernadora María Eugenia Vidal está llevando adelante una dura pelea, histórica por otra parte, por los fondos de la provincia de Buenos Aires. El territorio que más aporta al Tesoro nacional y, en proporción, el que menos recibe. Es que nuestra provincia se ha ido transformando por el imperio de las circunstancias económicas en una suerte de mano que termina subsidiando al resto, incluso a las más inviables.

Y en esta lucha, no es casualidad que el resto de las provincias se opongan sistemáticamente a que se incrementen los fondos a los bonaerenses, lo que sería de estricta justicia y no un favor que nos haga el Gobierno nacional. La provincia genera el 37 por ciento de los recursos nacionales y recibe un 18. 

Ante esta situación, la mandataria accionó hace un año, en agosto pasado, en dos direcciones: con proyectos en el Congreso y una demanda ante la Corte, contra el tope de 650 millones de pesos anuales y por unos 250 mil millones de los últimos cinco años. 

Los mandatarios provinciales, previendo que Mauricio Macri le girará más fondos a Vidal, se reunieron en Entre Ríos para sentar posición en contra de que Buenos Aires reciba más fondos, siendo todos gobernadores peronistas. Una actitud que ahora puede tener ribetes electorales, porque estamos en plena campaña y así puede leerse este encuentro, pero si corremos el telón de fondo vemos que esta postura es, además, histórica. Ya cuando asumió Néstor Kirchner pretendió acomodar la situación de nuestra provincia y los mandatarios también se opusieron, amenazando con poner “de punta” a sus senadores contra el Gobierno nacional.

Macri decidió apoyar a María Eugenia Vidal, pero enfriar la discusión y esperar el pronunciamiento de la Corte, dejando la negociación con los gobernadores para después de las primarias, en principio por el Presupuesto 2018 y en todo caso a partir del fallo -que no será antes de octubre- por el Fondo del Conurbano. 

La Corte debería tener en cuenta la realidad provincial porque es evidente que la más perjudicada con la incorrecta aplicación del Fondo del Conurbano ha sido la provincia de Buenos Aires. El problema del resto de los gobernadores es que no quieren que les toquen los recursos. No olvidemos que hay regiones donde literalmente se vive del empleo público, a falta de otras herramientas de desarrollo. El problema es que esos desaguisados los pagamos los bonaerenses.

Entre los posibles resultados judiciales favorables aparecen varias alternativas, como la eliminación del tope del Fondo del Conurbano, permitiendo su actualización, o incluir a Buenos Aires en el reparto del excedente de los 650 millones.

Apoyada por Macri, Vidal insistirá en su reclamo con la expectativa puesta en la vía judicial. Daniel Scioli nunca se animó a un reclamo por esta vía por el temor reverencial que, era evidente, le tenía a Cristina Kirchner. Y a esta altura cualquiera sabe que en el estilo de gobierno K, a “látigo y billetera”, era más sencillo conseguir fondos “besando el anillo” que reclamando justicia pero siempre ha sido y es un reclamo justo.

Aunque Macri se refirió a la necesidad de sancionar una nueva ley de Coparticipación Federal, como estableció la reforma constitucional, ese camino demostró resultar intransitable hasta el momento, como ya explicamos, porque todos los gobernadores se niegan a la posibilidad de resignar algunos puntos para que se cumpla con Buenos Aires. Además porque más allá del resultado electoral, el oficialismo no alcanzará la mayoría en ninguna de las dos Cámaras y tendrá que consensuar posiciones para tratar de resolver el problema bonaerense, de una vez y por todas.

No es la única problemática que tenemos los bonaerenses, ya que aun solucionándose el problema del Fondo del Conurbano o se aumente la coparticipación, hay una gran disparidad en la distribución territorial de los recursos. Lamentablemente, las necesidades del Gran Buenos Aires son tantas y tan variadas que el interior provincial, ciudades como la nuestra y tantas otras, sufren postergaciones en sus obras, sobre todo aquellas de gran porte que, al fin, son las que se llevan ingentes fondos.

La realidad es que el Conurbano es la zona más poblada del país, con sus muchas, enormes, necesidades, pero es el interior bonaerense el que aporta buena parte de la riqueza con que cuenta la provincia, y la realidad es que recibe mucho menos atención. Una situación que hace décadas no podemos resolver porque, invariablemente, el Gran Buenos Aires funciona como un enorme muro donde se quedan la mayoría de las partidas de fondos.

 

Es probable que si nuestra provincia logra recuperar fondos que desde hace más de 30 años se le vienen escamoteando en la coparticipación o se resuelve la problemática del congelamiento de fondos del Conurbano, el interior bonaerense pueda, al fin, recibir una mayor atención. Esta sería una decisión política que traería algo de equidad en la distribución de los fondos en nuestra provincia que, siendo la más rica del país viene siendo obligada a vivir como pobre. 


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