Editorial

Los precios transparentes que dicen “no entender” algunos comerciantes


esta altura nadie puede ignorar que la Argentina es un país difícil en términos económicos, la tendencia inflacionaria, los altos costos y cargas impositivas y las desviaciones que ofrece el mundo empresario respecto de reglas de oro de los precios. En fin, nada es sencillo y con la inflación que venimos sosteniendo desde hace varios años, el problema se viene haciendo cada vez más grave. Una de las últimas novedades es que el Gobierno intentando bajar el valor de las mercancías implementó “Precios transparentes”.

Y la verdad es que pese a que se trata de una propuesta clara y concreta, los conflictos se suceden como si se tratase de un asunto de compleja implementación. Cuando la realidad es que los precios deberán exhibir una opción de pago al contado y otro al que se suman los intereses a pagar en cuotas. Desde el Ministerio de Producción impulsan una política de precios transparentes para incentivar la competencia y cuidar a los consumidores. La nueva normativa, como decimos, exige diferenciar claramente el precio al contado del precio en cuotas y especificar el costo financiero total de la compra. Se considerará como pago al contado al efectivo, el débito y crédito en un pago y otros medios de pago electrónicos.

¿Es tan raro lo que se está proponiendo, es tan complicado de implementar? En lo absoluto. Sin embargo muchos comerciantes afirman que no entienden el programa y no saben implementarlo, otros lo hacen en forma defectuosa y no faltan quienes, en realidad, lo que hacen es incrementar el costo del producto en cuotas pero sin bajar el de pago contado. Paralelamente, hay un sector del comercio que ya esquiva vender con tarjeta de crédito, aprovechando que el efectivo volverá a ser una modalidad de pago más generalizada.

La realidad es que “las cuotas sin interés” creó una distorsión que incorporó el costo financiero al precio inicial del producto aunque se pagara de contado. De modo que terminaba conviniendo más pagar en cuotas. Algo que solo en la Argentina puede suceder.

Esta nueva iniciativa se planteó para impedir que los intereses del financiamiento se trasladen a quienes pagan al contado y transparentar los costos involucrados en los pagos en cuotas. Pero la realidad es que lo que están haciendo los comerciantes es agregarle al precio de contado (que ya ocultaba el valor financiado) el financiamiento de las cuotas. De este modo no bajan los productos y, al contrario, se encareció más el crédito.

Es así como los planes Ahora 12 y Ahora 18 se mantienen sin cambios, pero deberán exhibir al cliente el costo financiero total de la operación. Esto  cumple el objetivo del Gobierno de bajar los montos de los pagos al contado y fomentar la competencia. 

Esta cuestión, de los comerciantes que hacen “que no entienden” el programa, es una suerte de viveza criolla que, más temprano que tarde, va a profundizar la recesión y todos, el que vende y el que compra, se verá claramente perjudicado.

Es bien cierto también que los ajustes, casi siempre, generan una enorme dispersión de precios que hace difícil al consumidor saber cuál es el valor que debería tener la mercancía que va a comprar. El Gobierno anterior ofreció el programa Ahora 12 con la posibilidad de que los consumidores compraran sus productos financiados en 12 cuotas y con cero de   interés.

Cuando la realidad es que el financiamiento tiene un costo, más aun cuando estamos en un proceso inflacionario. Lo cierto es que muchos negocios aceptaron vender sus productos en estas condiciones, para lo cual tuvieron que cargarle al precio de contado el costo del financiamiento, considerando también el nivel de inflación. Lo cierto es que, en muchos casos, los precios de contado desaparecieron porque los productos eran más baratos con pagos financiados que comprando en efectivo.

También es parte del análisis que en la Argentina se pagan altos y distorsivos impuestos que van directo a todo lo que compramos. Incluso aquellos comerciantes que evaden, ante la imposibilidad de cumplir con tanta carga, igual venden sus productos caros como si los abonaran.

La realidad es que salir de la inflación es una problemática muy compleja en la Argentina donde, como es visible, todos la padecen pero muy pocos colaboran en los distintos estamentos de la economía para que la situación se vaya revirtiendo. Desde el Gobierno que no quiere dejar de recaudar impuestos que son, en muchos casos, los más altos de la región, que aumenta el precio de los servicios y las naftas en forma permanente por un lado y los comerciantes que no quieren hacer más esfuerzo del que hacen, no vemos cómo saldremos de esta trampa.

Si a esta problemática que atravesamos le sumamos que el Gobierno no aprueba paritarias que superen el 20 por ciento de incremento, lo que indica que si la inflación será superior a ese valor, los salarios por segundo año consecutivo perderán contra el costo de vida. 

Así las cosas, la recesión tiene para una larga vida.

 

 


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