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Un interesante acuerdo se produjo entre los presidentes de los países miembros del Mercosur, Mauricio Macri, Michel Temer (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Horacio Cartés (Paraguay) quienes dejaron atrás las diferencias y especulaciones comerciales, para sellar una estrategia común frente a la Unión Europea.
No es poco para un mercado que, en la práctica, nunca había logrado un nivel de cohesión como para avanzar como un bloque económico.
El encuentro reservado de los presidentes del Mercosur se produjo tras haberse puesto en marcha la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se está realizando a estas horas en Buenos Aires. La reunión de los presidentes de la región determinó que el camino debiera desembocar el 20 de este mes en Brasilia en la firma de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. O, como mínimo, en un compromiso que inicie ese camino.
Esto no significa que esté cerrado el pacto con los europeos sino que se presenta un Mercosur consolidado, lo cual es una buena noticia. Para alcanzar este punto, todos los mandatarios tuvieron que ceder, pero advierten que no aceptarán, a la firma, condiciones poco beneficiosas para el bloque que imponga la Unión Europea.
La expectativa de alcanzar un acuerdo entre el Mercosur y el mercado europeo es muy elevada, porque los cuatro presidentes están de acuerdo, lo que abrirá un mercado de más de 600 millones de consumidores a esta región y permitirá el ingreso de productos de la Unión Europea. Sin embargo, son ellos ahora los que tienen la última palabra para que se logre o no la firma del tratado de libre comercio.
Según expresan los presidentes de la región, se quiso enviar, además, un mensaje de unidad frente a la negociación con los europeos, pero también ante la corriente que impulsan algunos países de cerrar sus fronteras al comercio internacional. En ese sentido, Macri, Temer, Vázquez y Cartés hablaron de las bondades del multilateralismo y de generar nuevas oportunidades de negocios. ¿Habrá un mensaje solapado a Donald Trump que en Estados Unidos es más proclive a cerrar que a abrir fronteras? Nadie lo dice abiertamente, pero las posiciones en este sentido están claras.
En realidad, la ideología del macrismo se inscribe en el camino de un mundo abierto, donde todos comercian con todos con reglas claras y en un contexto de previsibilidad. “Los invito a avanzar en los consensos necesarios para que las reglas del comercio mundial estén en sintonía con las realidades sociales del Siglo XXI”, subrayó Macri en el Centro de Exposiciones y Convenciones.
Esta posición contrasta claramente con la que mantuvo la Argentina durante la década kirchnerista, en la cual la “Patria grande” como llamaban a América Latina, implicaba tensas relaciones con los países centrales y marcaba su acercamiento con países como Venezuela, enfrentado al mundo y un acercamiento al mundo árabe a través de Irán. La realidad es que si no hubiésemos comerciado granos con China e India, la situación de nuestro país en el mundo global se hubiese puesto muy difícil.
Según Mauricio Macri en este nuevo realineamiento, asumir la presidencia del G-20 “afirma la intención de ser parte de una conversación global”, aunque también es justo decir que la lluvia de inversiones que el presidente pensó que se produciría con la apertura, a dos años de gestión, demostró que es un camino más difícil y dificultoso del esperado.
En el encuentro de comercio, por otra parte, la Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Guyana, México, Paraguay, Perú, Suriname y Uruguay firmaron la “Declaración Presidencial de Buenos Aires”, por la cual ratificaron su compromiso de “aunar esfuerzos” para consolidar el crecimiento de sus economías, erradicar la pobreza, generar trabajo, mejorar la educación y aprovechar el auge de las nuevas tecnologías, entre otros puntos relevantes de cara a los desafíos que plantea el Siglo XXI.
Mientras tanto ayer, los 164 representantes de los países miembros de la Organización Mundial del Comercio comenzaron las reuniones formales para avanzar con la definición de nuevas reglas del comercio mundial. Esta cuestión no es menor porque la globalización atraviesa por una etapa de dificultades, con países que están protegiéndose de los conflictos que genera el mercado mundial, comenzando a cerrar fronteras. Para poner blanco sobre negro, uno de los asuntos más espinosos de la globalización (y que más irrita a la actual administración estadounidense) es que las marcas de cada nación, tengan todos los beneficios de ser consideradas “locales” pero fabrican sus productos en países donde la mano de obra es semi esclava. Esto maximiza las ganancias de las empresas pero retacea el empleo en sus países de origen.
No es raro entonces la ausencia de Estados Unidos en este encuentro, dada la mirada de Trump respecto de una globalización tan extendida, lo que provocó un tembladeral que puso en riesgo la continuidad del cónclave de presidentes. Al fin ayer, todos los integrantes presentes ratificaron su utilidad y la necesidad de reforzar sus acciones.
Y uno de los retos es armonizar procedimientos aduaneros y avanzar con la reforma de las reglas del comercio agrícola al eliminar subsidios a las exportaciones. En esta oportunidad se buscará definir nuevas reglas en el comercio agrícola, industrial y de servicios. Además, se buscará tratar temas por fuera de la agenda relacionados con el comercio electrónico o la inserción de Pymes en el comercio mundial.
Veremos cómo termina la cumbre y nuestra expectativa está puesta sin dudas en el posible acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, un paso a la vez.
