Editorial

Macri y Scioli se preparan para el gran debate


Una semana antes del ballottage, el primero de la historia argentina, los dos candidatos Daniel Scioli y Mauricio Macri se van a ver cara a cara y lo más importante: se van a mostrar con sus diferencias, fuerzas y debilidades frente a la ciudadanía. No creemos equivocarnos respecto a que este encuentro televisado será visto con interés por la mayoría de la ciudadanía, aún aquellos que ya tienen decidido su voto.  Se especula que el envío tendrá entre 35 y 40 puntos de rating, una medición que ya casi no se ve en la Argentina en canales abiertos.

Hay un aspecto interesante en esto del debate, nos arriesgamos a decir que si Scioli está seguro de su triunfo, otra vez dejaría la silla vacía como camino al 25 de octubre. Pero en un final abierto y con encuestas que le dan mayor porcentaje a Macri, ambos han tomado con suma seriedad este encuentro donde, como sucede en tantas partes del mundo, se juegan puntos electorales fundamentales para un triunfo.

Por eso los dos, tensos aunque lo nieguen en público, trabajan en estrategias para salir gananciosos de esa enorme ventana que es la televisión.

Obviamente que cada uno tiene un objetivo distinto en lo que hace al debate, ambos buscando pescar a aquel indeciso que aún está pensando su voto. Para Scioli la apuesta es dar vuelta la tendencia de apoyo al PRO que se ve en la ciudadanía y para Macri el planteo es no equivocarse para no perder los apoyos logrados.

No olvidemos que estamos en el tramo final de la campaña por el ballottage, está el poder presidencial en juego y además, ninguno de los dos candidatos son expertos en oratoria, lo de ellos es la acción, cada uno con su estilo, de modo que van a entrenar para tener respuestas rápidas, medir tiempos y contrarrestar los probables embates del rival. Es fácil imaginar en qué puntos se cruzarán más fuerte: el modo de lograr el desarrollo, el cepo al dólar, el campo y la cuestión social. Veremos qué lugar ocupa la lucha contra el narcotráfico en este duelo de presidenciables.

El evento está organizado por la ONG Argentina Debate y por esas cosas del estado de ánimo de los argentinos que reclaman cambios, se convirtió en una instancia vital para Scioli. El mandatario va con la meta de “desenmascarar” a Macri y resaltar las “diferencias entre dos modelos de país”, algo que viene practicando, pero cree que le dará mejores resultados cara a cara, y en vivo.

El debate está bien planeado: dos minutos de exposición cada uno por tema, al que luego le sucederá un minuto al rival para hacer su propia reflexión y colocar alguna pregunta incisiva.

El punto que evalúan en el sciolismo es hasta dónde arriesgar en la puesta en escena y los argumentos: la intención es destacarse y forzar a Macri a dar explicaciones de su propuesta económica, pero sin victimizarlo. Del diseño del plan participan Alberto Pérez, jefe de campaña; Juan Courel, secretario de Comunicación Pública, y Carlos Gianella, subsecretario de la Jefatura de Gabinete bonaerense. También arriman ideas Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia y Jorge Telerman.

La mirada estará puesta en convencer a los que no se decidieron por una opción, considerado un voto más racional, que analiza medidas y planes de gestión. Por eso, quieren potenciar un Scioli más claro que tenga respuestas para todo, incluido lo que creen que será su flanco débil: las internas y la falta de conducción en su propio espacio. 

La agenda de Macri se limpió de viajes al interior del país el jueves y viernes, precisamente para que el candidato de Cambiemos pueda prepararse para lo que en su entorno prevén como un debate tenso.

En primer lugar, la estrategia general definida por el equipo de comunicación que encabeza Marcos Peña y el armador político Emilio Monzó preanuncia una premisa: no equivocarse ni arriesgar demasiado. Ese rol, el de arriesgarse el todo por el todo, lo tendrá Daniel Scioli, afirman en el macrismo. 

La idea de Macri es no confrontar. Tiene en claro que si se detiene a responder agravios no va a tener tiempo para hablar de propuestas.

En el comité de campaña de PRO reconocen los riesgos que puede traer este cruce siete días antes de la elección, y más para el candidato que va ganando. 

Además, a diferencia de la cita anterior, esta vez no hay negociaciones estancadas ni pedidos especiales a los organizadores. De hecho, ya está todo cerrado. 

Se abordarán cuatro ejes: desarrollo económico y humano; educación e infancia; seguridad y derechos humanos, y fortalecimiento democrático. 

Están pautados los planos, y los micrófonos serán habilitados a su turno para evitar que hablen uno encima del otro. Cada candidato puede llevar 25 invitados y, si quieren, el sábado ensayarán en el salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA, con la escenografía que al día siguiente los rodeará con las cámaras encendidas.

Quienes se interesan por la política habrán visto en programas de canales como History Chanel cómo fueron los entretelones de los grandes debates en Estados Unidos o en Inglaterra, donde hasta los colores de la ropa de los candidatos era puesto bajo la lupa en función del fondo de pantalla. Tenemos mucho que aprender en la Argentina respecto a debates, pero este primer paso camino a un ballottage será muy valioso para todos nosotros, los ciudadanos que el 22 de este mes decidimos el futuro del país los próximos años.

 


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