Editorial

Niños, pero sobre todo niñas se inician en el tabaco en Argentina y la región


Hemos planteado en anteriores comentarios cómo las adicciones, aun las más perversas como la droga, comienzan a corta edad en la Argentina. Incluso aquí mismo en Pergamino a muchos vecinos les ha pasado que le han pedido fuego o un cigarrillo y cuando se levanta la vista el que lo solicita es un niño de quizá apenas unos 11 años. Más que causar espanto la prematurez debiera asustarnos el futuro de esa criatura. Ya lo han explicado mil veces los especialistas: el cigarrillo, socialmente aceptado, es la puerta de ingreso a las drogas.

Ahora se ha confeccionado un mapa de América Latina y el Caribe, respecto al tabaquismo y la Argentina ocupa el tercer lugar en el mapa de esta adicción en adolescente, después de Ecuador y Colombia. Y lo novedoso es que al mirar atentamente los porcentuales, las mujeres fuman más que los varones.

En todos los casos, como anunciamos al comienzo, la edad de inicio es muy temprana, alrededor de los 13 años. Pulmones jóvenes y vírgenes que comienzan a dañarse a tan temprana edad con un vicio que es extremadamente difícil de abandonar.

Los datos regionales surgen de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina, que acaba de publicar con otras ONG de 14 países el informe “Niños en la mira de la industria tabacalera”.

En nuestro país se ha prohibido la publicidad en diarios, radios y TV de cigarrillos, incluso las marquillas vienen con mensajes y fotos sobrecogedoras respecto del daño que genera el tabaquismo. Sin embargo, la industria del tabaco se las ingenia para atraer nuevos consumidores, pese a estas prohibiciones. 

Hay una forma de exhibir los productos, entre las golosinas, a la altura de los ojos de los chicos y con diseños coloridos, intentando seducir a un público bien definido. 

En nuestro país, un repaso por los relevamientos más recientes del tabaquismo adolescente indica que los chicos empiezan a fumar a los 13 años. Y la última Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, que es una herramienta del sistema de vigilancia mundial del consumo que utiliza la Organización Mundial de la Salud (OMS), indica que el 24,1 por ciento de los mayores de 13 prende un cigarrillo habitualmente.

Los resultados posicionan a la Argentina en un tercer lugar de consumo adolescente, con un 22,7 por ciento de varones y un 25,4 de mujeres fumadores. 

En Chile es donde más se nota la diferencia de género. Allí fuma el 19,8 por ciento de los varones y el 27,8 de las mujeres mayores de 13 años. 

El informe no deja de inquietar, porque las nuevas generaciones, en relación a quienes ya están en más de la mitad de la vida, han resultado menos fumadoras, sin embargo los que caen en el vicio lo hacen a más temprana edad.

En la década del sesenta y setenta nos inundaba la promoción de cigarrillos, se lo presentaba como una forma de status que atrapaba voluntades. En las películas se fumaba todo el tiempo y se promocionaban marcas en forma indirecta.

Hoy todo eso no sucede, pero las tabacaleras agudizan el ingenio para atrapar a los más vulnerables que son los preadolescentes. Dentro de los quioscos, se reforzaron otras estrategias de marketing, como la exhibición de los paquetes de cigarrillos en grandes marquesinas iluminadas, con colores llamativos, envoltorios con diseños atractivos y productos saborizados, tanto para la venta como de decoración. Lo mismo ocurre en los quioscos porteños, donde la exhibición creció un 14 por ciento.

En la Argentina, las opiniones coinciden pero lo hacen con dos características distintivas del resto de los países: la feminización del tabaquismo desde edades muy tempranas y el desplazamiento descendente del consumo en la estructura social de la población. En 2012, cuando el Ministerio de Salud de la Nación hizo la última Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes de la OMS, la diferencia entre el consumo de tabaco femenino y masculino apenas superaba el 10 por ciento. En estos tres años, los relevamientos locales más recientes ya hablan de una diferencia de algo más del doble.

Con los trastornos que genera el tabaco, sumado al alquitrán de los cigarrillos, estas adolescentes de hoy tendrán problemas pulmonares y coronarios en su adultez, más otro montón de efectos secundarios que les terminarán por menguar la salud. Ya en la vejez padecerán enfisemas y no hace falta decir cómo culmina la historia. Sólo advertir que en América latina, más de 370.000 personas mueren por año por las enfermedades cardíacas, respiratorias y oncológicas que causa el tabaquismo, de acuerdo con el nuevo informe regional. 

Pero además de ser las mujeres más fumadoras a estas edades tempranas también se ha detectado que el problema se agudiza más en los sectores de menos recursos y no en los de altos ingresos familiares.

Y es allí donde el estado debe ejercer la mayor prevención a través de un adecuado plan de salud pública adecuado a las escuelas y otras instituciones donde concurren menores.

Pero las tabacaleras no se toman las prohibiciones que sufren actualmente a la ligera y si bien deben cumplir las leyes nacionales (que les impiden la publicidad formal en medios) se niegan a cumplir las provinciales, que buscan evitar la enorme propaganda en kioscos. La Corte Suprema de Justicia rechazó el mes pasado la inconstitucionalidad de la ley de control de tabaco de Santa Fe planteada por Nobleza Piccardo. La empresa cuestionó la competencia provincial para legislar en la materia y consideró inconstitucional la prohibición de la publicidad del tabaco en un exceso del poder de policía que lesionaba derechos como la libertad económica y de expresión. Pero la Justicia consideró que la empresa no acreditó que la prohibición total de publicidad afecte su sustentabilidad económica, ni que interfiera en la producción, distribución y venta.

Además de la publicidad, la ley nacional de control de tabaco también prohíbe fumar en los lugares de trabajo cerrados, públicos o privados, incluidas las discotecas y las salas de juego. La única excepción son los clubes para fumadores, que tienen que ser organizaciones sociales, sin fines de lucro ni empleados, y que no vendan productos de tabaco. Y, dicho incluso por los fumadores, esta medida es la que más ha logrado incidir en la conducta. Incluso ha cambiado hábitos y culturas altamente arraigadas, ubicando a cada uno en su lugar: mientras antes el no fumador estaba obligado a aspirar tabaco, por ejemplo en un restaurante, ahora es el fumador quien está obligado a salir para darse su gusto. Y curiosamente, esto se ha trasladado a los ámbitos más íntimos: ya nadie enciende un cigarrillo en el interior de una casa, ni siquiera de su mejor amigo.

Pero frente a los menores esto parece no alcanzar, por eso el Estado debe hacer un esfuerzo más para evitar que niños y niñas se abracen a un vicio tan peligroso y a tan corta edad.


Otros de esta sección...

Cuidarse del dengue

23 de Marzo de 2024 - 05:00
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO