Editorial

No es la solución pero es un alivio


En una jugada programada, la gobernadora María Eugenia Vidal anunció pocos minutos después del mensaje del presidente Mauricio Macri que reducirá las tarifas de los servicios públicos bonaerenses a través de la eliminación de impuestos provinciales. Y la verdad es que, fuera de la estrategia política utilizada para mejorar la situación generada por los tarifazos de los servicios públicos, la medida es un reclamo social del que nos hemos hecho eco en más de una oportunidad. Es, además, una forma en que el Estado comparta el esfuerzo del usuario en este blanqueo del costo de la energía y el gas.

Es justo y es bienvenido, algo tarde, porque no solo desde LA OPINION sino desde muchos ámbitos se venía diciendo que, una vez decidido proceder al ajuste de las tarifas a su precio real sin subsidios, la única forma de morigerar el impacto en el bolsillo y la inflación era que el Estado “purificara” los costos recortando los muchos impuestos que se sumaron a las boletas de la luz, particularmente, a lo largo de más de 40 años. La compulsividad con que la gente abona los servicios esenciales, so pena de corte, ha sido siempre muy tentador para las autoridades, a sabiendas que es una recaudación segura, a diferencia por ejemplo del IVA sobre los bienes que en gran porcentaje es eludido. Así fue por años, se fueron introduciendo en las facturas pequeños porcentajes con alguna motivación del momento, que vaya a saberse hoy qué destino tienen.

Así es que aprovechando que el no pago de los servicios implica el corte del suministro, los tres estamentos del Estado recargaban las tarifas con impuestos de cobro seguro. Es claro que mientras estábamos fuertemente subsidiados al pagar solo el 15 por ciento de la energía que se consumía, esos recargos no se sentían prácticamente. Ahora que debemos sincerar lo que usamos, el sobrecosto que nos ponían en las facturas no tiene razón de ser y, por el contrario, tornan las tarifas impagables.

A modo de ejemplo, el anuncio de Vidal en la provincia de Buenos Aires, con esta quita impositiva, el costo de la energía eléctrica tendrá una reducción del 15,7 por ciento; la del gas, del 6,3, y la del agua corriente de otro 6,2 por ciento. Son impuestos bonaerenses que ya no formarán parte de la abultada factura, generando un alivio. Vidal firmó un decreto y elevó un proyecto de ley para que la Legislatura bonaerense trate la quita impositiva, que en total le representa a la provincia unos 3.000 millones de pesos.

En el caso de la electricidad, el gobierno de Cambiemos eliminó mediante un decreto dos fondos especiales: el número 7290, llamado desarrollo eléctrico, y el 9038, grandes obras. El cobro de estos impuestos estaba suspendido en buena parte de la provincia desde 2016 a raíz de una medida cautelar dictada en primera instancia. Sin embargo, tras una disputa judicial, la Suprema Corte de Justicia de la provincia dispuso que se volviera a cobrar. Y se corría el riesgo de que nos quisieran cobrar esos meses en que la medida estuvo suspendida.

Con el decreto de Vidal se pone fin a estos impuestos, lo que significará un 10,4 por ciento del ahorro para las familias bonaerenses. El restante 5,3 por ciento estará incluido en un proyecto que girarán a la Legislatura para modificar la Ley Nº 11.769. Los decretos eliminados habían sido firmados durante los gobiernos de facto de Juan Carlos Onganía, en 1967, y de Jorge Rafael Videla, en 1978.

Y una novedad que anunció la gobernadora que tendrá su correlato en Pergamino, además de la baja de estas leyes provinciales: se van a realizar auditorías y controles sobre algunas cooperativas que administran la energía eléctrica en el interior de la provincia porque han detectado casos de facturas en donde se incluyeron cargos indebidos. Veremos cuándo analicen nuestra entidad si permiten o no que se sigan cobrando, por ejemplo alguna cuota de capitalización, que es una medida utilizada para poder cerrar bien la caja cuando los subsidios llegaban a destiempo en el Gobierno anterior. También el intendente Martínez debería considerar quitar de la factura de la Celp la tasa de Alumbrado Público; primero porque no es claro si es complementaria o una doble imputación con respecto a lo que abonamos en la boleta celeste del Municipio correspondiente a Alumbrado, Barrido y Limpieza. Si el ítem en la factura de luz fuera complementario, referido al mantenimiento de las columnas y no a la prestación eléctrica, de todos modos sería mucho más claro y depuraría el real consumo particular si ese cargo se cobrara vía municipal, con la boleta amarilla, como era antiguamente. Como decimos, es tentador meterlo en la factura de la Celp por la cobrabilidad es del 100 por ciento, pero es tiempo de clarificar costos y ese no se corresponde con el consumo.

El presidente Mauricio Macri, con su pedido, trasladó la presión y les reclamó a las provincias y los municipios que eliminen los impuestos que cobran sobre los servicios públicos. Pero la verdad es que el 21 por ciento de IVA, que es un cargo pesado en la factura, no es parte de su plan de reducción de costos. Si se sacara, la reducción rondaría el 40 por ciento. El tema es que si se lo saca, las provincias se verían doblemente afectadas porque el IVA es un impuesto coparticipable. Es decir que verían diezmada su caja tanto por la desaparición de los impuestos provincial como por la quita del IVA. Sin embargo bien podrían bajarlo, por ejemplo, al 10,5 por ciento con un argumento tan válido como que se trata de servicios esenciales. Porque si el esfuerzo es grande, lo justo es compartirlo los usuarios, las provincias y la Nación.

No es fácil la tarea, porque al fin Vidal fue la única que avaló el pedido del presidente. A excepción del mendocino Alfredo Cornejo, el resto de los mandatarios provinciales aún no se definió. Ni siquiera lo hicieron los otros mandatarios de Cambiemos: Horacio Rodríguez Larreta (Capital), está evaluando qué hacer y podría haber un anuncio en estos días; Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), mutis por el foro.

La negociación con los mandatarios provinciales en general es áspera, porque en este país de la frazada corta, ningún gobernador quiere desfinanciarse y la Nación tampoco. Por eso es tan duro compartir este esfuerzo que golpea con contundencia a la clase media, que no tiene tarifa social y debe asumir los costos reales de los servicios públicos. La Provincia de Buenos Aires ha recibido en este año fondos extraordinarios que, si bien le correspondían, hasta ahora no los contaban. De manera que para Vidal este pedido de Macri fue de algún modo más viable que en otras provincias que hoy atraviesan por enormes dificultades.

Volviendo a nuestra provincia y nuestra patria chica, Pergamino, veremos el primer alivio en la boleta de la luz en un mes más probablemente y en el gas, aunque en menor medida, en los bimestres de mayor consumo. No es la solución a todos nuestros problemas, pero es un alivio, es justo y es bienvenido.


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