Editorial

Scioli, entre las encuestas y el laberinto peronista


En la épica del peronismo nadie se raja las vestiduras antes de tiempo y prometen dar la batalla por Daniel Scioli con toda su mística. Aunque no todos ponen la misma energía, hay kirchneristas a los que no se los ve tan entusiasmados con la segunda vuelta. Algunos conspicuos dirigentes de Carta Abierta sin ir más lejos han declarado “voto desgarrado”, y sectores de derechos humanos entre los K paladar negro afirman que el candidato es “el mal menor”.

De manera que desde el punto de vista interno, la suerte de Scioli va atada a los gobernadores e intendentes peronistas más que al soporte propagandístico del Gobierno nacional. Incluso Cristina Kirchner ha tomado una postura tan sinuosa respecto de su candidato, que da la sensación de que no puede disimular que apoyarlo le resulta un esfuerzo importante.

Hay un dicho muy popular en el PJ: “El peronismo te acompaña hasta la puerta del cementerio, pero no se entierra contigo”. De modo que los mandatarios provinciales e intendentes en busca, de su propia supervivencia, ya analizan cómo quedarán posicionados ante una eventual derrota en el ballottage.

La segunda vuelta entre Daniel Scioli y Mauricio Macri no sólo definirá el próximo presidente sino también el futuro del Partido Justicialista. La discusión queda zanjada con una victoria del bonaerense, pero se abre un horizonte de recambio y disputa interna si se impone el líder de Cambiemos. 

Si finalmente Scioli es derrotado, tras un primer momento de caos peronista, habrá figuras que pretenderán ser los dueños de la resistencia y el posible retorno al poder a futuro. Todos ya se han dado cuenta que la situación es difícil para el 22 de noviembre, aunque el final es abierto porque no será la interna peronista la que decida la suerte de los postulantes sino la gente que votará a uno u a otro.

En el Conurbano, una de las claves de esta elección, porque es donde se concentra más votos por habitante y por distrito, los caciques, peronistas más rancios, siempre le han pedido a Scioli más diferenciación para con el kirchnerismo y al no lograr el objetivo dejaron la elección pasada librada a la suerte de los postulantes. Y es así como el peronismo termina perdiendo una provincia estratégica, con una candidata como María Eugenia Vidal que, hasta hace unos meses, ni el Pro confiaba en su triunfo, como ella misma ha planteado.

El plan para conquistar votos se basa en ganar la calle, movilizar la estructura e intentar cerrar acuerdos con dirigentes locales del Frente Renovador, en aquellos distritos donde Sergio Massa tuvo buena performance. 

Los sondeos que manejan dan a Scioli debajo de Mauricio Macri pero muchos se ilusionan que ya no sufrirán el impacto negativo en Buenos Aires, porque no estarán en la boleta ni María Eugenia Vidal, ni Aníbal Fernández, a quien responsabilizan de la derrota nacional.

Si el justicialismo perdiera, ya hay figuras que se posicionan para ocupar los espacios que dejarían los actuales máximos exponentes del kirchnerismo que se irían a casa. Entre ellos, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey está presto a subirse a ese escenario. Es uno de los más activos en cuanto al apoyo a Scioli, no tiene imagen negativa y está creciendo en conocimiento popular; realmente puede resultar favorecido en una eventual derrota. De los gobernadores, a pesar de ser de los más jóvenes (tiene 46 años), es el más veterano en su puesto al transitar su tercer mandato, sólo superado por Gildo Insfrán, que gobierna Formosa desde 1995.

Otro gobernador que aspira a conducir el PJ es Capitanich. “Coqui” bajó el perfil después de su frenético paso por la Jefatura de Gabinete por pedido de Cristina y en diciembre asumirá como intendente de Resistencia. Lo sucederán Domingo Peppo y su vice y hermano, Daniel Capitanich.

También aparece Sergio Massa, subido a una plataforma de más de cinco millones de votos, tropa legislativa y el cordobés José Manuel de la Sota como socio. No es probable que se convierta en un nuevo jefe del peronismo, pero puede armar un espacio propio con cierta expectativa.

La reconstrucción en Buenos Aires promete ser trabajosa. El PJ perdió allí su bastión histórico, pero conserva una base de sustentación en el interior: hay 10 gobernaciones peronistas, cuatro del justicialismo disidente y tres de partidos provinciales aliados. 

El 22 de noviembre la gente decidirá entre Scioli y Macri y el resultado no sólo traerá novedades económicas como muchos esperan sino también políticas como es visible. 

La era kirchnerista tocó su fin, resta saber si será Macri o Scioli el presidente de todos los argentinos, cualquiera que sea, habrá otros aires en el país.


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