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La falta de oportunidades para que miles de familias accedan a su vivienda propia es una de las principales falencias que tiene el país desde hace años. Pergamino, en ese asunto, está más relegada aun que la media nacional, con escasas construcciones de barrios en los últimos años y un registro de familias sin techo propio cada vez más extenso.
Para revertir esa situación comenzaron a activarse varios mecanismos que ya están dando resultados, algunos a partir de políticas nacionales y otros originados por decisiones de corte netamente local. Si bien es mucho lo que falta por hacer para satisfacer uno de los derechos que la Constitución Nacional considera como fundamental, hay pasos evidentes después de muchos años de quietud en esta materia.
El derecho a una vivienda digna no solamente hace referencia al derecho de toda persona de disponer de cuatro paredes y un techo donde encontrar refugio, sino que también implica acceder a un hogar y a una comunidad segura en la cual poder vivir en paz, con dignidad y salud física y mental. Ejemplo paradigmático de la interdependencia entre los diferentes derechos humanos, garantizar el derecho a una vivienda adecuada es algo esencial para garantizar el derecho a la familia, a la no injerencia en la vida privada, a la seguridad personal, a la salud y, en definitiva, para asegurar el derecho a la vida.
El derecho a una vivienda adecuada se halla reconocido en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. El artículo 11 de este pacto establece: “El derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí misma y para su familia, incluyendo alimentación, vestido y vivienda adecuadas y una mejora continuada de las condiciones de existencia”. Así los gobiernos que adhieran al pacto deben desarrollar políticas que garanticen este derecho, priorizando la atención a los grupos más vulnerables. Para hacerlo, Naciones Unidas considera que, independientemente del contexto, hay algunos elementos que hay que tener para que la vivienda se pueda considerar adecuada: seguridad jurídica de la tenencia, disponibilidad de servicios materiales e infraestructura, gastos soportables, habitabilidad, accesibilidad, lugar y adecuación cultural.
En Pergamino, porque al fin es el caso que nos ocupa en esta oportunidad, el martes habrá un hecho relevante, porque se sortearán terrenos que fueron comprados a través del Plan Procrear y por medio del mismo programa, los adjudicatarios comenzarán a construir sus viviendas. En síntesis, casi sin desembolsar dinero propio, muchas familias accederán de manera financiada al terreno y a los recursos para construir. Son fondos que aportará el Estado nacional y que luego serán devueltos a través de un muy beneficioso plan de pagos.
Es inevitable advertir cierto oportunismo político detrás de esta acción, que responde a una demanda de siempre que encuentra respuesta en un año electoral. Pero como dijo Lope de Vega, “obras son amores, y no buenas razones”. Y en esta línea de pensamiento, curtidos los argentinos con promesas de campaña que se quedan en palabras, bienvenidas sean las acciones concretas que redunden en un beneficio permanente para la gente. Ni discursos floridos ni bolsones de alimentos que no solucionan más que el hambre de un día. Las concreciones debieran ser los parámetros a mensurar a la hora del voto.
Y vaya concreción serán estas viviendas para Pergamino, que además de reportar bienestar a sus futuros moradores, significará un importante movimiento de trabajo y dinero entre los rubros asociados a la construcción.
El acceso a estos lotes por sorteo viene a cubrir una problemática que se había suscitado para muchos de los beneficiarios del Procrear en nuestra ciudad. Se trata de 508 familias que contando con la adjudicación de los fondos para realizar su vivienda, se encontraron con que la disponibilidad de tierras en Pergamino al valor considerado por el programa era prácticamente inexistente. Es decir que la solución trajo un nuevo problema. Fue entonces que comenzaron las gestiones de los referentes pergaminenses del Gobierno nacional, encabezados por el concejal Lisandro Bormioli y su esposa, la titular de la Anses, María Eugenia Ball Lima para encontrar una solución puntual para estas personas. Se trató de un arduo trabajo de más de un año, que incluyó la detección del terreno, la negociación por la compra, la realización de estudios técnicos, la escrituración, el proceso para obtener las factibilidades de parte del Municipio, entre otras acciones, hasta llegar a este corolario que tendrá lugar este martes, cuando se sortearán 397 lotes entre los 508 adjudicatarios del Procrear inscriptos específicamente para tal fin.
Un dato no menor es que Pergamino fue una de las localidades en las que Procrear compró mayor cantidad de tierras y esto permite dar una respuesta al casi el 80 por ciento de la demanda de los vecinos inscriptos para obtener un terreno en el que puedan construir su casa.
A través de estas gestiones, casi 400 pergaminenses en poco tiempo tendrán su casa propia y así lo entendieron oportunamente todos los concejales que aprobaron por unanimidad las tres ordenanzas que permitieron que este predio elegido para hacer el loteo se convierta en una zona habitable. Otra cuestión para valorizar: sin chicanas políticas en cuestiones de Estado.
Más allá del costado político que, se reitera, siempre sobrevuelan estas cuestiones sobre todo en épocas electorales, es para destacar esta posibilidad que se les abre a numerosas familias de nuestra ciudad para acceder al techo propio y el importante movimiento laboral y comercial que implicará su construcción.
Procrear es una de las mejores iniciativas del actual Gobierno que llegó para dar solución real y duradera a quienes, aun trabajando y ahorrando, no podían llegar a tener su casa propia. Se trata, en términos materiales, de ofrecer la posibilidad de tener un bien para cumplir una necesidad básica, pero tener una casa también significa dignidad.
Por eso es para resaltar que se haya logrado para Pergamino esta compra de lotes para ser cedidos a familias que construirán sus casas y, a la vez, plantear la necesidad de seguir trabajando para los que quedan esperando una oportunidad, que no son pocos.
