Especial 100 años

“Un papel pintado que marcó mi vida”


 Mauricio Brtoli LA OPINION

'' Mauricio Bártoli. LA OPINION

Por Mauricio Bártoli.


Por diversos motivos, este papel pintado marcó mi vida. Fue así hasta hoy, desde que empecé a leerlo a mis 8 años, aprovechando que lo tenía a mano todos los días, gracias la pasión de mi viejo por los temas deportivos y comunitarios. Mis emociones más remotas conectan ese hábito con la presencia de un tal Diego Armando Maradona en la cancha de Argentino, en 1979. Fui a verlo personalmente, claro, pero la experiencia fue completa cuando al otro día leí lo que había hecho en mi barrio esa zurda mágica que todavía no había sorprendido al mundo en Japón.

Con todo, la primera motivación para zambullirme con asiduidad en estas páginas, cuando volvía del colegio al mediodía, fueron las crónicas basquetbolísticas que en 1980 describían las andanzas de una docena de yanquis que “conmovían” la ciudad, entremezclados con mis superhéroes del momento como Marcelo Duffy…

Con el tiempo le fui encontrando el gusto a las “secciones de adelante”, y sin darme cuenta iba incubando mi vocación profesional, aunque eso terminó de esclarecerse mucho después, tras estudiar dos años de abogacía.

 

Cambios de sedes y transición tecnológica

Mi reencuentro con el diario fue desde una visión adulta, y tuvo el plus de compartir trabajo con mi padre Héctor, que “se quemó las cejas” corrigiendo “hojas de galera”.

Ya se había quemado la mítica sede de calle Merced, cuando Pepe Picone me dio una silla en la Redacción de Peatonal y Avenida, en un segundo piso con ventanas que me hacían sentir un centinela en el corazón de la ciudad. 

Venía de cursar la facultad, en Rosario, donde había escuchado durante años que en la formación de un periodista es clave ser redactor en un medio gráfico… Hoy todavía creo en eso, incluso en época de digitalización y redes sociales, atravesados por un cambio tecnológico-cultural muy desafiante que reformatea día a día este oficio… el mejor del mundo, según nos convenció Gabriel García Márquez.

La digitalización avanzaba a paso inexorable pero todavía no tan rápido. En 1995, aunque la rotativa era una de las más modernas del país, la grilla de páginas y contenidos todavía se definía a golpe de tecla en una máquina de escribir mecánica, (la icónica Olivetti Lexikon 80). Valga como referencia de contexto que no se usaban masivamente los teléfonos celulares y menos aún el correo electrónico. 

La información no estaba tan disponible como ahora, y en el afán de cubrir los espacios nos enamoraba el scanner y el programa para pasar al archivo de la compu los comunicados que llegaban impresos.  En nuestra jerga periodística interna se había “decretado” que si una gacetilla vencía la escalera se ganaba el derecho a ser publicada.

Después vinieron los sucesivos cambios de sedes… Nos mudamos una cuadra hasta Alem, donde recuerdo como si fuera hoy que habilité mi primera cuenta de correo electrónico, una yahoo sin .ar, que exigía tener una contraseña de ocho dígitos.

 

Entre el periodista y el vecino

En la gran historia de LA OPINION fui protagonista, digamos, apenas seis años y tres meses, pero cuando repaso algunos recuerdos siento el orgullo de haber estado ahí, con una intensidad vibrante, que comparto ya no con afán autorreferencial sino como un testigo que tuvo el privilegio de haber tenido dos ojos abiertos en “representación” de otros miles.

Eran tiempos en los que el Instituto Maztegui bregaba para obtener el equipamiento a los fines de fabricar en nuestro país la vacuna Candid I, contra el mal de los rastrojos, cuando se amplió el Hospital para desplegar un modernizado servicio de Pediatría, cuando la Cooperativa Eléctrica desplegó una reconocida actividad comunitaria, de la mano de Eros Vázquez y Helmo Santore. Pero no siempre fueron cortes de cintas y sonrisas. Otras veces, como periodista pero también -debo admitirlo- con bronca de vecino, me tocó enfrentar a “prestigiosas personalidades”, tanto del ámbito público como especialmente del privado, que se resistían a explicar manejos turbios del dinero de la gente, se mostraban como ángeles pero tenían la desfachatez de golpear las puertas del diario con presiones censoras y sugerencias de despido. 

Sé que muchos otros colegas pasaron por lo mismo en estos 100 años, defendiendo la libertad de expresión consagrada constitucionalmente en 1811 frente a las injurias y calumnias que hasta hoy intentan los mismos que piden cuchillo hasta el hueso en las crónicas sobre los demás, pero se transforman en inmediatos inquisidores cuando se informa sobre sus “macanas”.

Otras experiencias trágicas me curtieron el alma, como el asesinato del patovica Hernán Bermejo, con quien años atrás había pateado en la misma cancha de Argentino que había visto al Diego.

Esa madrugada ya se habían prendido las rotativas y todos suponían que había muerto de un tiro en el ojo…  cuando el policía científico Guillermo Conti nos dijo “Si quieren saber la verdad, acompáñenme que ahora vamos a hacerle la autopsia…”. A esa altura ya había celulares, y terminamos cerrando el diario a las cuatro de la mañana; yo al lado de la camilla, Alvaro Kegay tecleando contra reloj y Gustavo Curti -al comando del equipo de impresión- logramos que los pergaminenses, al despertarse, supieran que Bermejo había fallecido por fractura de cráneo, tras ser adormecido por una bala que lo había rozado cerca de la oreja.

Otra situación surgió un sábado después del mediodía, cuando ya teníamos la edición dominical planificada. Era mediados del 2001 y pasó de visita el economista pergaminense José Luis Espert, un “mala onda” que pocos querían escuchar… Yo lo entrevisté con pocas ganas, pero me hizo pensar… y me salvó del corralito. Años después, cuando el editor de Economía del diario La Nación dudaba de seguir teniendo como columnista a “alguien tan insensible”, le conté mi experiencia personal y lo convencí de que publicar ciertas cuestiones con crudeza puede ser más útil que edulcorarla con medias verdades mentirosas. Gracias a eso pude conservar el poder adquisitivo de mis ahorros para instalarme durante 2002 en Buenos Aires, llevándome la cosecha- fruto de mi paso por LA OPINION- de muchos buenos amigos que en algún caso el tiempo convirtió en hermano de la vida.

Mientras cursaba una maestría pedí licencia en el diario y Hugo Apesteguía tuvo la gentileza de “guardarme el lugar” hasta que logré pisar firme en la metrópoli, apoyado en todo el aprendizaje en el diario de mi ciudad. 

En el recorrido capitalino trabajé para muchos medios. Poco después, desde Clarín advertí que Pergamino estaba reaccionando de la crisis económica mejor que casi todas las demás ciudades del país, por la combinación del campo -que cosechaba en dólares lo que había sembrado en pesos- y una sólida actividad confeccionista, que se favorecía por el resurgir del consumo. Sin embargo, algunos empresarios locales le escribieron una carta a Ernestina Herrera de Noble pidiéndole una retractación, para que no venga la AFIP… 

También me di el gusto de hacer reportajes presidenciales, como a personalidades maravillosas y también miserables. Incluso entrevisté a Lionel Messi  antes de otro mundial juvenil, el de Holanda en 2005, cuando saltó a la fama planetaria, igual que lo había hecho Maradona 26 años antes. Pero aunque pasaron los años algo me ha hecho sentir que todavía soy periodista de LA OPINION. Es raro, pero algo me quedó impregnado. Percibo que a otros colegas les ha pasado algo parecido.

Por eso seguí escribiendo para que lo que veían mis ojos se reflejara en este periódico de la Norpampa, por ejemplo desde Roma en la histórica asunción de un Papa argentino. Y más recientemente colaboré con una entrevista a la gobernadora María Eugenia Vidal, para “sacarle” una promesa crucial sobre un drama pergaminense de larga data, un plan de obras para atacar a fondo la problemática de las inundaciones. Si Vidal cumple o no, también se reflejará en LA OPINION. Y yo, como lector o poniendo mi granito de arena, en papel pintado o quién sabe en qué formato, seguiré cultivando este vínculo, tan intangible como determinante.


Otros de esta sección...
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO