Perfiles pergaminenses

Gregorio Aguirre: la mecánica, su familia y la aviación, los pilares de su vida


 Gregorio Aguirre en la comodidad de su casa el relato de una historia de vida intensa (LA OPINION)

'' Gregorio Aguirre, en la comodidad de su casa, el relato de una historia de vida intensa. (LA OPINION)

Es pergaminense por adopción ya que nació en Posadas, Misiones en 1944. De origen humilde supo forjarse un futuro de la mano de su oficio de mecánico. Piloto por vocación y apegado a sus afectos por naturaleza. Sigue trabajando en su galpón, arreglando todo tipo de “fierros” y se define como un apasionado de cada cosa que hace.

Gregorio Ramón Aguirre es ante todo un buen contador de historias. Por lo menos de su historia de vida. A cada palabra le pone la expresión de un sentimiento, como si en el relato recreara el contexto en el que se tejió cada anécdota. Recibe la entrevista para trazar su “perfil pergaminense” en su casa del barrio Santa Julia, donde vive con su esposa Juana Belarde. Es padre de dos hijos: Juan Pablo (42), en pareja con Carolina,  y Juan Ignacio (38). Sus nietos son Rodrigo, Maximiliano, Guillermina y Axel. Es hijo de padres paraguayos, nació un 26 de mayo de 1944 en Posadas, Misiones, vivió parte de su infancia en Campana, provincia de Buenos Aires y llegó a Pergamino cuando tenía 11 años. Se estableció con sus padres y hermanos -es el mayor de cuatro- en el barrio Santa Inés, en una época en la que no había demasiado progreso. Reconoce que no fue sencillo establecerse y que Pergamino no es el mismo ahora. 

“Como mi papá era andariego, a los dos años nos vinimos a Campana, él era cocinero en hoteles y había trabajado en varias provincias. Eramos humildes, mi madre hacía empanadas y las vendía en los barrios importantes de esa localidad. Yo vendía con mi mamá y a los ocho años tuve mi primer trabajo como repartidor de leche en un carro, por aquel entonces se repartían 300 litros por día. A los 11 años ya trabajaba en una estación de servicio despachando combustible y como trabajaba iba a la escuela de noche.

“Más o menos a esa edad nos vinimos a Pergamino, a una quinta en el barrio Santa Inés, nuestros comienzos fueron malos, mi padre era un hombre grande y no cobraba la jubilación, Pergamino era una ciudad muy distinta a la que es ahora”, relata en el comienzo de la charla.

Aquí continuó su escolaridad en la Escuela Nº 18  y entre sus compañeros de infancia recuerda a Guillermo Illia y sus hermanos, los hermanos Belarde, Magro, Valenti, Salazar y Servi. “Todos éramos del barrio y compartíamos juegos”.

Cuando terminó la escuela primaria fue al Colegio Industrial, cuando funcionaba en calle Uriburu (hoy Florida). Terminó como experto mecánico, lo que le significó un pasaporte al futuro, ya que esa labor se constituyó en el oficio con el que consiguió ganarse la vida.

“Antes de comenzar con mi oficio, de los 17 a los 19 años trabajé en lo de Genoud, en un taller de muebles, y después ya me dediqué a la mecánica, en el taller de ‘Tití’ Sticconi donde estuve hasta los 21 años en que entré a la empresa Belgrano, en la que trabajé como mecánico desde 1967 a 2011, cuando me jubilé”.

 

Arreglar colectivos

La tarea de arreglar colectivos fue algo que le gustó desde siempre y que hizo con incansable dedicación. “Si empiezo a contar las anécdotas de mi trabajo podría estar toda una noche. Durante 31 años estuve solo en el taller, tuve la suerte de viajar a México, nunca me tomaba vacaciones y siempre me pagaron como correspondía. Creo que no se preocupaban mucho por buscar a otra persona porque yo estaba las 24 horas disponibles. Siempre me gustó mucho mi trabajo, y además no sabía hacer otra cosa”.

Entre las muchas vivencias que cuenta, refiere que en una oportunidad se rompió un micro de la empresa en Bariloche y le preguntaron si se animaba a ir en avión para repararlo. “Acepté de inmediato. Reparamos la caja de dirección y nos embarcamos para el sur, había una nevada tan grande que nos dejó parados en Bahía Blanca un buen rato hasta que el avión pudo volver a despegar. Yo nunca había viajado en avión y me parecía que íbamos sobre el mar, le pregunté a un compañero que me dijo que no era agua, que lo que yo veía eran las nubes. Me parecía un sueño”.

Al llegar a Bariloche, experto en su oficio, demoró apenas un par de horas en poner a punto el micro, sorteando las dificultades del frío y la arena en la playa del Lago Nahuel Huapi. “Llevé todas las herramientas que tenía y para las seis de la tarde estaba todo listo, y para protegerme del frío saqué las rejillas que tenía en la baulera del micro, la llovizna te calaba los huesos”.

Asegura que para él nunca hubo trabajo imposible y refiere que durante tantos años de oficio cosechó no solo conocimiento en la mecánica, sino innumerables amigos. “Me jubilé en 2011, pero igualmente sigo trabajando en mi galpón. Cuando tengo trabajo me levanto a las cinco de la mañana, atiendo las máquinas de Genitrini, grúas, chatas, camiones, todo tipo de vehículos. Cuando se pueden transportar las llevo a mi galpón y cuando esto no es posible trabajo en el desarmadero que tienen. Trabajar me mantiene activo”.

 

Volar, otra pasión

Desde niño Gregorio soñó con ser piloto, pero durante muchos años el costo económico que suponía realizar los cursos era inaccesible para él. “Cuando tenía 19 años quise estudiar para ser piloto, porque tenía vocación de volar, pero no llegaba a pagar las horas de vuelo, era algo caro para un obrero. Recién en 1981 me había cambiado un poco la vida y pude darme el gusto. Fui de casualidad al Aero Club con uno de mis hijos y había un festival. Allí hice un vuelo de bautismo, no podía creer la emoción que tenía. Y así hice otros hasta que me atreví a preguntarle a Mascaró, que tenía un planeador, si se necesitaba algo para hacer el curso. Me dijo que solo tenía que tener buen estado de salud. Me decidí, hice los exámenes y empecé. En 1982 me recibí de piloto, tras cumplir 40 horas de vuelo”, cuenta con emoción.

“Después hice el curso de piloto civil, el de piloto remolcador de planeadores, el de piloto lanzador de paracaidistas y el de piloto de planeador. También hice cuatro saltos de paracaidismo, pero era todo dinero, así que llegué hasta ahí”, agrega.

Estando cerca de contar con las 700 horas para hacer el curso de fumigador, tuvo un accidente. “Yo no me hice nada, pero me costó mucho dinero pagar el avión”, cuenta y señala que en otro episodio “rompí un segundo avión y a pesar de haber pagado lo que correspondía no me dejaron volar más en Pergamino”. 

Fiel a su pasión, recuperó el psicofísico y se fue a volar a Colón, haciendo lo mismo que hacía en Pergamino. “Nunca lo hice como una actividad laboral, aunque pagaban las horas de remolcado, para mí volar siempre fue una pasión”.

Llegó a tener su avión propio y disfrutó de muchas aventuras en el aire. “Tuve la mala suerte de que en 2009 me hicieron una denuncia a la Fuerza Aérea, no podía volar. De vez en cuando salía con el mío, de hecho hasta hace tres meses volé, me había comprado un ultraliviano, es un placer volar y quien anda en un planeador descubre una sensación muy placentera”, refiere y en el tono demuestra que no lamenta las múltiples dificultades que tuvo con esta pasión. “Agradezco que siempre salí ileso y que nunca le agarré miedo. Creo que es porque ser piloto fue mi sueño desde chico y lo cumplí, es una satisfacción estar en el aire”.

Hoy su avión está en su galpón a la espera de una reparación. Y Gregorio afirma que va a seguir volando. “Tuve varias emergencias, pero nunca tuve miedo. Hace tres meses venía del campo y queriendo aterrizar tuve un accidente, rompí todo mi avión, vinieron siete colegas pilotos, lo desarmamos todo, guardamos las partes en baúles de nuestros vehículos y hoy lo estoy reparando. Por supuesto que pienso seguir volando, si Dios quiere”, afirma.

 

Un hombre activo

Se define como un hombre “activo” que cuando no trabaja dedica su tiempo a jugar al voleibol, nadar y aprender ritmos latinos. “Después de la jubilación empecé a hacer cosas que jamás imaginé. Juego al voleibol para los abuelos bonaerenses, ganamos la regional y fuimos a la final de Mar del Plata en tres oportunidades. También voy a natación al Parque Municipal, a gimnasia con la profesora Estela Perrota, dos veces por semana, y a aprender a bailar ritmos latinos con mi esposa en los cursos que dicta la Unnoba. 

“La verdad es que no entiendo cómo es que los chicos de ahora se aburren. Como no les gusta trabajar y realizar otro tipo de actividades. Cuando uno está ocupado no hay tiempo para pensar en cosas malas”, refiere, este hombre que disfruta de las rutinas sencillas.

“Con mi esposa hace más de 40 años que vivimos en este barrio, nuestra casa fue de las primeras habitadas en esta zona. Solo había dos manzanas y lo demás era campo. Somos de disfrutar con nuestros vecinos, de hecho nuestro fondo no tiene divisorias, es como un solo lote. Nos llevamos muy bien y nos gusta compartir tiempo con ellos. En el verano somos de sacar la mesa al jardín, tomar mate en la vereda, vivimos muy tranquilos”.

 

Superar la adversidad

Así como no le teme a volar, Gregorio parece no tenerle miedo a las dificultades que le presenta la vida. “La verdad es que soy un agradecido, hace cuatro años me operaron de cáncer de próstata y el doctor Conti que me atendió, lo hizo tan bien que quedé bárbaro. Me siento muy bien y hasta que pueda pienso mantenerme en actividad. Mi señora no quiere que trabaje más, porque no hace falta, pero si no lo hiciera no sé que haría, porque soy una persona que siempre estuvo en actividad”.

Su esposa, a quien conoció en un baile cuando eran muy jóvenes, asiente y sonríe. “Ella sabe que me gusta todo lo que hago”, refiere Gregorio, con complicidad y destaca de su compañera el buen humor con el que sobrelleva las cosas de lo cotidiano. “Gracias a Dios nos llevamos muy bien. Ella tiene la particularidad de estar de buen humor los 365 días del año. Llevamos 48 años juntos y aunque siempre hay desavenencias en el matrimonio, con una buena actitud son más fáciles de resolver”, concluye este hombre que como único sueño tiene la aspiración de “seguir disfrutando de mi familia y seguir volando”.


Otros de esta sección...
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO