Perfiles pergaminenses

Raúl Cubino, una vida dedicada a la comercialización de repuestos


 Raúl Héctor Cubino 72 años se dedica a la venta de repuestos y asegura que trabajar hasta que se canse  (LA OPINION)

'' Raúl Héctor Cubino, 72 años, se dedica a la venta de repuestos y asegura que trabajará hasta que se canse. (LA OPINION)

Porta un reconocido apellido en nuestra ciudad que le valió ser valorado por su dedicación en dicho rubro, siendo uno de los propietarios del local “Cubino y Campos”. Tiene 72 años y casi 50 de casado con Teresa Alicia Pretara (docente jubilada), es padre de 3 varones: Mauricio, Fernando y Maximiliano, y “orgulloso abuelo” de 6 nietos.

Raúl Héctor Cubino es el elegido de LA OPINION para formar parte de esta columna que da cuenta de las vivencias de los pergaminenses que, con honestidad y hombría de bien, supieron “hacer camino al andar”.

Este comerciante es un reconocido vecino valorado por su dedicación al rubro de la comercialización de repuestos para automóviles.

Nacido el 10 de marzo de 1942, Raúl Héctor, es hijo de José Manuel Cubino, de nacionalidad española, y de Sara Burgués, ama de casa, madre de cinco hijos: Sara, Teresa, Pedro (fallecido en la década del 70 a causa de un accidente), Raúl y Elsa que se criaron en una casa ubicada en Merced y Larrea, en donde estaba el taller de su padre, don José, que también estaba provisto de un surtidor de combustible y las oficinas administrativas de la Empresa Bartolomé Mitre, línea de colectivos que unía Pergamino, Arrecifes, La Luisa y Capitán Sarmiento desde 1932.

“Soy nativo de Pergamino y me encanta serlo. Fuimos cinco hermanos que nos criamos en lo que hoy es mi actual casa  previa vivencia en una casona de calle Rivadavia y lo que es hoy la Avenida de Mayo. De pequeños pululamos por el taller de mi padre que contaba con colectivos que trasladaban a pasajeros de Pergamino a Arrecifes”, cuenta Raúl.

 

Trabajó con su padre

Raúl cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 1 de Merced y Bartolomé Mitre y prosiguió en la escuela nocturna hasta tercer año.

Interesado por trabajar decidió dejar de lado el estudio y junto a su padre y al hermano mayor brindó su ayuda en la empresa familiar para luego ser empleado en un comercio de repuestos para automóviles. “Antes de ayudar a mi papá en su taller, me construí un cajón para lustrar zapatos en la Terminal de Omnibus, porque me gustaba mucho ganar plata. Cuando mi viejo me descubrió me dio un reto bárbaro y a partir de ese momento me dediqué a trabajar con él. En el taller vendí kerosene, lavaba piezas de los colectivos y hacía mandados. Yo por esa época tenía 14 años”, cuenta el perfil.

 

Con amigos

En su calidad de adolescente, durante los fines de semana, Raúl disfrutaba de  las reuniones con los amigos del barrio, entre ellos, José Campos (Campito), Carlos Quiroga, Santiago Gambino (Cacho) y Raúl Castells “salir a pasear en moto, ir a las carreras de autos y también bailar. Organizábamos asaltos en las casas de familia”, eso era lo que más me gustaba, asegura Cubino.

 

La dedicación en un rubro

Raúl Héctor Cubino se inició a los 18 años en el rubro de comercialización de repuestos para el automotor en la firma “Félix, Leiva y Gorgone”, cuyo local se encontraba sobre Avenida de Mayo. 

En otro tramo de su historia, Raúl y su hermano Pedro se dedicaron a la compra de camiones y formaron una flota de tres camiones tanques en los que transportaban combustibles a las provincias de Mendoza y Tucumán. “Siempre me gustaron los ‘fierros’, manejar vehículos y repararlos. Movido por esta pasión es que orienté mi camino laboral en el ámbito de la comercialización de repuestos”, indica Raúl, al tiempo que recuerda: “Trabajé muy poco en esa casa de repuestos porque después decidimos comprar un camión con mi hermano Pedro que lamentablemente falleció en 1974 a causa de un accidente”.

A los 23 años por la enfermedad que aquejaba a su papá, lo reemplazó en la empresa de ómnibus Bartolomé Mitre, desempeñándose como chofer por “unos cuantos años”.

 

“Fierrero”

Siempre le gustaron los colectivos, desde muy chico acompañaba a su papá en el recorrido con la boletera y el porta monedas. Y esta pasión por los “fierros” hizo que Raúl tuviera numerosos vehículos. El primero de ellos fue adquirido con su amigo Campos, se trataba de un Ford T modelo 1926. Entre los vehículos que tuvo, Raúl recuerda: Fiat 600, Coupe Fiat 125, Citronetas, Citroen 2 CV, Renault 6, Fiat 128, Ford Falcon, Peugeot 403, 404, 504 y 505, Dodge 1500, Gacel, Renault Express, Mitsubishi y una Fiorino.

En sus tiempos libres se ocupaba de reparar sus autos, “siempre me gustó la mecánica”, asegura Raúl, al tiempo que recuerda sus primeros aprendizajes sobre el rubro en el taller “Polizzi y Casesi” que funcionó varios años en su casa de Merced 1414.
Por otra parte dice que aprendió a manejar camiones y colectivos “gracias a las enseñanzas que le prodigó su padre”.

 

Su comercio

Idóneo en la comercialización de repuestos, compró en 1975 su primer negocio de venta de repuestos al que llamó “La casa del paliers”, y lo hizo en sociedad con su gran amigo de la adolescencia, José Salvador Campos. 

Años más tarde adquirieron las propiedades de Merced 1316 y establecieron allí la venta de repuestos del automotor en general “Cubino y Campos”. “Compramos los locales, agrandamos el comercio hasta que falleció Campos hace nueve años aproximadamente y se disolvió la sociedad”, agrega Raúl que, por estos días, continúa desempeñándose en el rubro en el local ubicado en Merced 1372 llamado “Repuestos Merced”, propiedad de su hijo Mauricio Cubino. Con esto queda demostrado que el transcurso del tiempo no modificó su interés por continuar en el ramo aunque es un rubro que se modifica constantemente debido a la diversidad de modelos de vehículos que  hoy existen.

 

La formación de su familia

La organización de su vida laboral se dio acompañada por la conformación de su familia que comenzó cuando Raúl conoció a Teresa Alicia Pretara una joven “pelirroja”, bonita y simpática, proveniente de Capital Federal, que según él “lo flechó”. “Después de hacerse amiga de mi hermana, se convirtió en mi amiga para pasar a ser luego mi novia y actualmente mi esposa. Luego de cinco años de noviazgo decidimos casarnos, cuando ella finalizó sus estudios terciarios en la docencia, profesión de la que está jubilada luego de haber trabajado en las escuelas de Educación Especial Nº 502, Nº 503 y en la Escuela Nº 1”, contó, al tiempo que recuerda que el 6 de enero del próximo año cumplirán con su “compañera de vida” las Bodas de Oro. “Estoy orgulloso de mi mujer, una excelente mujer, compañera y madre”, afirmó convencido.

Al año de estar casados, el matrimonio recibió a su primer hijo, Mauricio, 48 años, Disc Jockey y está en pareja con Verónica Tinant “que nos dieron dos nietos maravillosos”: Agustín (14 años) y Thiago (4 meses). A este le siguió Fernando Raúl, de profesión abogado, que también les dio a sus padres la alegría que generan los nietos: Macarena Rita (21 años) y Pablo Manuel (13). El tercer hijo del matrimonio es Maximiliano Jorge Luis (comerciante) en pareja con Natalia Tantoni, padres de Lara (10 años) e Isabela (4).

 

Salidas en familia

La pasión por lo que “uno hace” no es fácil de abandonar, es por ello que Raúl aseguró que “no puede estar quieto” por lo que manifestó que trabajará “hasta que se canse”. 

En sus tiempos libres, se dedica a mantener su casa, ayudar a su esposa a limpiar y disfrutar de sus hijos y nietos. “Los fines de semana salimos en familia. Cenamos, charlamos y disfrutamos de los momentos compartidos”, cuenta Cubino, quien asegura que conoce Argentina casi en su totalidad, es por ello que está programando un viaje a las playas de Cancún junto a amigos. No obstante reconoce que, luego de haber disfrutado de los diferentes paisajes, su lugar en el mundo es y será Pergamino.

 

Gracias a la vida

Agradeciendo a la vida por todo lo que le ha dado, visiblemente emocionado, expresó: “Le agradezco a la vida por los momentos que me permitió y me permite vivir con mi compañera con quien llevamos 55 años de amor y comprensión, junto a mis hijos y mis adorables nietos. Agradezco a Dios por mis amigos, mi hogar y el reconocimiento de muchísima gente que ha pasado por mi vida”.


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