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La familia de Victorio Otero espera un fallo que sirva “para recuperar el valor por el otro”


 Victorio Otero de 27 años era amante y cultor de la música (FAMILIA OTERO)

'' Victorio Otero, de 27 años, era amante y cultor de la música. (FAMILIA OTERO)

A dos semanas del choque que le costó la vida a su hijo, Alejandra Otero atendió en su casa a LA OPINION. Junto a su hermana Adriana y Josefina, la novia de “Vito”. En su esfuerzo por seguir, con un inmenso dolor a cuestas, se apoya en familiares y amigos. Espera que se esclarezcan versiones de lo sucedido y justeza en cada paso judicial. 


Dos semanas transcurrieron desde el fatídico choque que se cobró la vida del joven músico de 27 años Victorio Otero y mientras avanza el proceso de instrucción de la causa, la familia hace lo que puede para seguir adelante. Saben que los pasos de la Justicia son lentos pero esperan que el “fallo sea ejemplar para recuperar el valor por el otro”. 

En su vivienda de calle Castelli, Alejandra Otero recibió a LA OPINION acompañada por su hermana Adriana y por Josefina, la novia de “Vito”.

“Vito siempre fue muy especial y con esto que sucedió realmente me di cuenta que era un chico muy querido, fundamentalmente por sus valores, por su manera de manejarse en la vida, de pensar que siempre hay otro y que en definitiva es lo que no tuvo esta persona” (en alusión al conductor de la camioneta, Alejandro Urquiza), aseguró.

Su mamá contó que Vito se crió en el seno de una familia muy unida junto a su hermana y sus primos. “Era muy familiero. Nosotros siempre mantuvimos la costumbre de la mesa familiar los domingos y a él gustaban esos encuentros, nos va a costar volver a armar esa mesa”.

Para hacer frente a cada día que amanece con este inmenso dolor a cuestas por la pérdida de Victorio, sus seres más queridos se sostienen entre sí, a lo que suman el apoyo de la comunidad. “La gente, sin que nosotros hagamos demasiado, nos apoya y creo que eso es lo que ha cosechado y despertado Vito, no solo en sus amigos sino también en los conocidos y en la sociedad. Es de lo que hoy nos agarramos”, dijo Alejandra. “Sabemos que la Justicia es muy lenta, sabemos que quizás todo pueda terminar de una manera que no queremos, pero voy a seguir luchando lo que me quede de vida, porque no tenerlo me está haciendo difícil hasta respirar”, aseguró. 

Victorio vivía junto a su mamá en una vivienda del barrio San Vicente de Paul (Vicente López) desde que regresó de Rosario. “Yo tengo otra hija, Antonela, de 32 años, la cual  vive sola y desde que Vito volvió estábamos los dos juntos acá. Mi vida era con él; le hacía el desayuno, le cocinaba, pero desde que pasó esto no he podido ni si quiera volver a cocinar. Afortunadamente vienen sus amigos a visitarme”, dice Alejandra. “Veré como sigue mi vida de ahora en más sin su abrazo”, expresó con desasosiego.

Adriana vive en la vivienda contigua a la de Alejandra. Su dolor es igualmente inmenso por la muerte de su sobrino pero lo sobrelleva con la fortaleza que se auto  impone para sostener a su hermana. “No hay mucho para agregar de lo que era Vito. Le decían ‘el señor’, porque siempre, desde chico, fue muy correcto y con valores. Era distinto, especial”, definió la tía. “Le doy gracias a mi hermana por los ‘hijos’ que nos dio a nosotros también. Nuestros hijos son como hermanos, ellos siempre se criaron juntos incluso en Rosario cuando estudiaban”.

 

La causa

Adriana fue quien hizo referencia a la causa y explicó que hablaron con la fiscal del caso. Alejandra Ghiotti, y con el fiscal general, Mario Daniel Gómez, en dos oportunidades. “Como particulares damnificados tenemos el derecho a exigir que se determinen todas las violaciones a las reglas de tránsito como el consumo de alcohol, el exceso de velocidad, sobre todo, y el uso del celular”, algo que hasta el momento no se tenía conocimiento público.

LA OPINION consultó con la familia sobre cuáles son sus expectativas para el proceso judicial penal en ciernes. 

Dijo Adriana: “Necesitamos que se determinen todas estas cuestiones para que la instrucción esté completa y a la causa no le falte ningún detalle. Cuando termine esa etapa y con la carátula que la causa sea elevada a juicio, veremos cuál es la expectativa. Si hoy me preguntas qué queremos, es que se aplique la ley. Sabemos que es difícil que vaya preso, pero no que sea condenado”, indicó la tía de Vito.

 

Claridad y no versiones

“Otro cosa importante que le pedimos al fiscal general, quien se comprometió con nosotros, es que se investigue y esclarezca lo que sucedió en el Hospital. Nos merecemos una explicación, no solamente como damnificados sino como sociedad. Necesitamos que este punto se aclare: ¿cómo un accidente de la gravedad que estamos hablando, donde termina falleciendo una persona, el responsable de ocasionar el accidente se fue a su casa y según las declaraciones de él mismo y las cámaras de seguridad, en la misma ambulancia que lo trasladó al Hospital?”.

 

Piden justeza a la Justicia

La excarcelación de Urquiza fue vivida como un duro golpe para la familia, aunque sabían que estaba dentro de las posibilidades. “Más allá de eso, lo más grave de todo es que puede seguir conduciendo. No figura en el expediente que se le haya retirado el carnet o que tenga inhabilitación provisoria para conducir. A cualquier persona que le da alcoholemia positiva en un control, le retiran el carnet dos meses. Por eso hay cosas que no se entienden cuando hablamos de igualdad ante la ley, eso es la que la Justicia debe proveer”.

 

“No fue un accidente”

Josefina, la novia de Victorio, también siente que su vida ha quedado destrozada por la pérdida. “El era una persona abierta y en eso nos diferenciábamos. A mí me cuesta mucho pedir ayuda, salir a luchar por él, porque no confío en la Justicia. Justicia sería que vuelva Vito y eso no va a poder ser. Eso me lleva un poco a la resignación. Por más que Urquiza vaya preso tres o cinco años, él va reconstruir su vida y yo siento que no la vamos a poder reconstruir nunca, por más que me digan que el dolor pasa, que el tiempo lo transforma y que lo voy a ver como un lindo recuerdo”.

Para Josefina y para la familia está claro que no fue un accidente. “Es como si yo me paro en una plaza con una ametralladora, empiezo a disparar para todos lados y mato a una persona. Eso no es algo que sucedió porque sí sino que yo hice que sucediera. Lo mismo pasa si salís una noche de niebla con una camioneta a 100 kilómetros por hora”, sentenció Josefina.

La familia condena la actitud de Alejandro Urquiza una vez consumados los hechos: “Después de todo el daño que esta persona causó, sigue pensando en él mismo, sigue buscando lo mejor para él. No le interesa pagar por lo que hizo, lo único que quiere es recibir la mínima condena posible, salvarse el pellejo. Está claro que no está arrepentido de lo que hizo por Vito sino por él”. Los seres queridos de Vito manifiestan que “no hubo una sola señal de arrepentimiento o perdón, ni siquiera a través de algún intermediario”. 

Por eso no esperan nada de él en particular sino de la Justicia: Sin embargo: “Si esa persona no puede asumir la responsabilidad del hecho, la única expectativa que queda es que los demás se la hagan asumir”.

 

Valorar al otro

Hoy en día la familia Otero dice no estar en condiciones de perdonar: “Si le hubiese dolido o hubiese estado preocupado, habríamos encontrado a una persona desesperada por saber qué le pasó al chico que atropelló. Sin embargo, el sábado (9 de septiembre) engañaron a la Justicia. El abogado llamó a la fiscal para decirle que ya se entregaba y el mismo día todo Pergamino pensaba que se había entregado. Le hizo un amague a la Justicia”.

Para finalizar la nota antes de volver a la infame rutina de intentar convivir con la terrible pérdida, la mamá de Victorio dijo que espera “que el fallo de la Justicia sea ejemplar para recuperar el valor por el otro. Para pensar que existe otro cuando vamos a pasar un semáforo en rojo”. 

La familia Otero no desconoce el escaso alcance que puede tener una condena judicial para este tipo de casos y sobre todo que ésta no les devolverá a Vito. Por eso su mayor expectativa hoy está puesta en que la Justicia sepa distinguir entre el bien actuar y el mal actuar ante los hechos y sus consecuencias, y que su fallo sea ejemplificador, para revalorizar actitudes que no necesariamente figuran en un código penal. 

“Sabemos que seres como Victorio se multiplicarán si conseguimos que se respete el valor por los demás”, dijo Alejandra, y en ello va su esperanza, su motivación para afrontar el dolor.


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