La historia de Fabián Vitelli un veterano de Malvinas

Este pergaminense formó parte de la tripulación buque rompe hielo Almirante Irízar. Su experiencia en el conflicto bélico en un mano a mano con LA OPINION.

Fabián Vitelli es uno de los varios pergaminenses que vivieron de cerca la Guerra de Malvinas. Uno de los cientos de veteranos que llevan marcado a fuego el combate que dejó un saldo trágico, exactamente, 649 soldados muertos.

En una entrevista con LA OPINION, Fabián cuenta que en junio de 1981 ingresó al Servicio Militar en Campo Sarmiento, Bahía Blanca, en el área de marinería. En agosto de ese año le informaron sobre su destino: el buque rompe hielo Almirante Irízar. Para ese entonces tenía 21 años.

Desde diciembre de 1981 hasta los primeros días de marzo de 1982 la tripulación del buque estuvo en la Antártida para luego volver al país.

A fines de marzo de 1982, y a sabiendas del conflicto armado, el Almirante Irízar salió desde Argentina como buque de desembarco. Transportaba tropas, comandos, armas y demás. El 2 de abril el buque fue parte de la Operación Rosario. 

Vivir con miedo

En su relato sobre los días previos al inicio del conflicto armado, Vitelli detalló: “Salimos el 28 de marzo pero recién el 1º de abril nos enteramos que íbamos a Malvinas.  Todos los que estábamos allí quedamos muy sorprendidos. En ese momento yo no dimensioné lo que estábamos por vivir pero con el correr de los días, con los viajes realizados, cuando nos anoticiaron que  había submarinos vigilándonos, empecé a entender lo que estaba viviendo y tuve miedo porque los ingleses atacaban incluso a los buques de carga, ya habían hundido al ARA General Belgrano. Había que cuidarse mucho porque estábamos en zona de riesgo permanentemente así que vivíamos con el salvavidas en la mano”.

Estar con los heridos

Luego de haber estado en Malvinas, el buque volvió a Puerto Madryn donde cargaron suministros y hasta helicópteros para trasladar a Malvinas. 

En el transcurso de la guerra, el Almirante Irízar hizo varios viajes hasta que en Punta Alta, Bahía Blanca, le pintan cruces para que todos identificaran que se había convertido en un buque hospital. 

Recuerda Vitelli que el 12 de junio, dos días antes del fin de la Guerra, “el día de la rendición, el 14 de junio, empezamos a recibir heridos de distintas consideración. Eso fue lo peor que me tocó ver sobre todo fue muy difícil estar con mis compañeros de entre 18 y 21 años demolidos anímicamente, abatidos mentalmente” y agrega que “en ese momento trasladamos al continente 1.700 prisioneros argentinos, en un espacio en el que normalmente viajaban 250 personas”.

Revivir la historia

Luego del conflicto, Vitelli asegura que “ignoré la Guerra en los 10 años subsiguientes al conflicto. Es una actitud que no sé explicar pero me pasó, quizá porque cuando volví encontré la contención de mi familia, continué con mi labor de bancario. Jamás fui a un acto por Malvinas hasta que cumplí 31 años. En ese momento me empecé a acercar al Centro de ExCombatientes  estando en contacto con ellos, reviviendo la historia de cada uno es que volví a conectarme  con Malvinas”.

Es tal la emoción que despierta Malvinas en su persona que hoy Fabián lleva en su pecho y en su brazo un dibujo de Malvinas, marcadas a fuego tiene dibujadas las Islas en su piel para jamás olvidar que las Malvinas, fueron, son y serán argentinas.

-¿Nota que la sociedad ha madurado en torno al reconocimiento que hacen de Malvinas?

-Creo que sí. Año a año notamos que la cantidad de pergaminenses que nos acompañan en los actos cada 2 de abril crece. Además nos llaman de diferentes colegios donde brindamos charlas,  en todas ellas recordamos y alzamos la bandera de nuestros héroes, los pergaminenses Silva y Patrone, a ellos debemos rendirles homenaje y en su figura recordar a los 649 caídos. A las nuevas generaciones de estudiantes, además de relatar lo vivido en Malvinas, les aseguramos que la guerra es destrucción, es la degradación del ser humano, todo por la paz y nada por la guerra.

Ser memoriosos

Solo los veteranos entienden del sentimiento que despierta Malvinas. En la actualidad, ellos pregonan el orgullo que les da el haber sido defensores acérrimos de esas tierras y luchan por mantener viva la llama de la memoria para que ningún argentino olvide que en 1982 un grupo numeroso de soldados, jóvenes e inexpertos en su mayoría, combatió con honra en defensa de la celeste y blanca que nos identifica como ciudadanos de este suelo argentino.