Pergamino

Pipa, donde los pergaminenses conforman la más grande comunidad de argentinos


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Los primeros llegaron con un plan de relax pero terminaron encontrando su lugar en el mundo. Cada verano se repite la historia que cuenta que algunos jóvenes de nuestra ciudad se van por unos días y terminan radicándose. Hoy, en la pequeña localidad del nordeste brasilero con 5.000 habitantes, la presencia de pergaminenses es ya todo un fenómeno.


Pipa parece tener “ese no sé qué” que atrae como un imán a los pergaminenses. Este fin de año encontró a 40 jóvenes de nuestra ciudad brindando a las 0:00 en este recóndito enclave del nordeste de Brasil.

LA OPINION habló con algunos de estos convecinos que hoy desarrollan su vida en este paraíso que tienen 300 días de sol al año y una temperatura promedio de 24 grados. Facundo Perrotta fue uno de los pioneros y ya lleva 15 años allí. También nos contó su historia Cecilia Ferrari, que está radicada hace más de tres años, y está criando a sus dos hijos. Más recientemente se instaló Federico Gorbalán. E intercalados entre estos tres casos testigo, fueron llegando más y más jóvenes pergaminenses. Algunos harán “temporada” brindando servicios a los turistas, volverán a su rutina argentina y tal vez el próximo año regresen a Pipa. Otros, seguramente, llegaron para quedarse, como lo hicieron Facundo, Cecilia y Federico. Los tres concordaron en que Pipa es un lugar mágico, paradisíaco, muy natural y que se disfruta plenamente. 

 

El fenómeno pergaminense

En un vértice del afamado nordeste brasilero esta Pipa, cuya población estable es de 5.000 habitantes pero tiene una “flotante” de 10.000 gran parte del año ya que, por su cercanía a la línea del Ecuador, la temporada turística se extiende por 10 meses. Se calcula que de los 5.000 residentes, la mitad son argentinos. 

En el pueblo conviven 15 comunidades de distintas nacionalidades además de los nativos, y todos hablan portugués. Las principales actividades son la pesca y el turismo. En este rubro es donde los pergaminenses han encontrado un espacio para ganarse la vida o al menos pagarse un prolongado corte con la rutina.

Entre todos los grupos de origen, el de los pergaminenses es muy reconocido. Es visto como notorio el número de jóvenes de nuestra ciudad que ha llegado desde hace tiempo y se ha instalado de forma permanente. Son 40 los pergaminenses que habitan de forma estable; todos se conocen y suelen juntarse a disfrutar del día y la noche.

 

La historia de Cecilia

Cecilia Ferrari le comento a LA OPINION cómo es vivir en Pipa, desde su experiencia personal, y dijo: “Yo estoy en Pipa desde 2013. Cuando me vine acá no conocía Pipa, estaba entre Natal, Recife y Belén; lo único que sabía era que quería ir al norte de Brasil. Desde chica me gustó Brasil y siempre quise venir a vivir acá. Obviamente una tiene miedo porque tiene que dejar todo; yo deje todo, lo material lo vendí todo y lo demás lo regale, sabía que si me iba era para siempre. En Pergamino solo quedaron mis familiares y amigos”. Recordando aquella instancia decisiva de su vida, fue taxativa: : “Amé a Pipa desde el momento en que lo pisé por primera vez y dije “este es mi lugar”, lo sentí en el alma, en el pecho, en todos lados. Tengo dos hijos, ambos nacieron en Pergamino y sé que hay mucha gente de Pergamino viviendo acá, de hecho sé que se juntan siempre, salen todos juntos, yo me los he encontrado muchas veces. Yo tengo 40 años y ellos son muchos más chicos, la mayoría no pasa los 30 años, pero a la mayoría los conocí acá. Incluso mis amigas de acá, de Brasil, los adoran”. 

Cecilia, de 40 años, nunca se halló verdaderamente en Pergamino; fue buscando “su” lugar y en esa búsqueda pasó un tiempo en Buenos Aires, Madrid y Holanda, pero concluyó en que no le gustan las grandes ciudades, con el ritmo de vida que se lleva en ellas y su inseguridad. En cambio valoró los atributos de Pipa: “Acá tenés playa, calor todo el año, tenés noche todo el año porque es un lugar turístico que para los jóvenes está bueno. Laboralmente no vas a hacerte millonario pero siempre hay cosas para hacer, es súper relajado, no hay estrés, no hay consumismo, no hay nenes de 12 años con celulares y tablets, todo es muy natural, surf, playa, capoeira, futbol, aire libre. Por eso decidí venir con mis hijos para acá porque es súper tranquilo, es un lugar chico y no hay inseguridad”.

Pipa encuentra a Cecilia en una etapa de su vida, la de criar dos niños pequeños, que la mantiene en un circuito más familiar y tranquilo, no tan inmerso en la movida turística, que es donde los chicos de acá se insertan, porque es divertido y porque es donde pueden trabajar. “Los pergaminenses por lo general viven desparramados, pero Pipa es muy chico así que tampoco es mucha la distancia. Viviendo lejos de cualquier lado llegas en 10 minutos. Pipa era una ciudad pesquera y luego se lleno de ‘gringos’; se cuidan mutuamente contra los robos, se cuidan las playas, lo animales, se cuida todo. Incluso hay muchos argentinos que se tuvieron que ir por esa actitud muy nuestra de ‘acá vengo yo’. La gente de Pipa a ese tipo de personas no las hacen sentir bienvenidas”.

 

 

El pionero

Facundo Perrotta fue pionero de los pergaminenses en Pipa; vive hace más de 13 años y está ligado al trabajo con turistas por lo que conoce cada punto del pueblo. Esto nos decía: “Por cuestiones de trabajo me permitía, hace 20 años, viajar por las playas brasileras; Brasil tiene más de 5.800 kilómetros de playa y yo debo conocer unos 4.500. Llegué caminando con un amigo australiano, con las tablas de surf y las mochilas porque el colectivo se había roto. Me acuerdo que llegamos a las 2:00 de la mañana, y apenas pisé Pipa dije “este es mi lugar”, es mágico, y hoy está considerado entre las 5 ó 10 mejores playas de todo Brasil”. 

En cuanto a las actividades, Pipa es un pueblo que no descansa y eso es un gran atractivo para el que desea vacacionar como para el que desea vivir, sobre todo para los jóvenes; Facundo comentaba: “Pipa funciona 24 horas por día ya que tenemos mil cosas por día para hacer: buceo, parapente, paseos en boogie, en lancha, surf, cabalgatas, cuatriciclos, hay muchísimas actividades para hacer durante el día; durante la noche también hay mucho por hacer, hay varios restaurantes, convivimos 15 nacionalidades distintas, además de los nativos, así que hay una gran diversidad gastronómica. Hay restaurantes chinos, franceses, argentinos, italianos, alemanes, japoneses, tanto para comer como para beber ya que también realizan tragos; también hay discotecas y bares. La temporada turística aquí son 10 meses en el año, ya que estamos cerca del Ecuador por lo que es prácticamente verano todo el año”. Con una población tan escueta, la afluencia cada vez mayor de turistas y la amplia variedad de actividades que ofrece la Naturaleza, es fácil advertir que hay mucho requerimiento de mano de obra en el turismo. A esto se le suma la posibilidad de vivir en un lugar tranquilo y paradisíaco. Es sencillo entender entonces porqué tantos jóvenes de Pergamino llegaron para quedarse. 

 

Boca a boca

Como persona que ha vivido en primera persona el estallido de Pipa, relata Facundo: “En los últimos tres o cuatro años ha habido una oleada de argentinos muy fuerte. Este enero el 70 por ciento de los turistas fue argentino, en agosto vienen muchos europeos. En Pergamino se ha dado un fenómeno que me sorprende mucho; tenemos una comunidad de pergaminenses, hay unos 40 viviendo que a su vez traen cada uno entre 5 y 10 pergaminenses amigos de vacaciones, así que seriamos 60 ó 70 pergaminenses por mes acá en Pipa. Particularmente creo que fue el boca en boca lo que hizo que los pergaminenses vengan a Pipa. Yo siempre cuando vuelvo a Pergamino cuento cómo es, cuento historias y siempre quedan asombrados. Pipa es realmente un paraíso pero esto es un fenómeno bastante inusual porque somos la comunidad más grande de todos los argentinos que viven en Pipa”.

 

Facundo, el referente

Hay una nueva camada de jóvenes que se están asentando en el pueblo brasilero, también pergaminenses; Facundo los conoce a todos. Son jóvenes que llegan con ganas de trabajar así que, como pionero, Facundo suele ayudarlos a encontrar trabajo. “Generalmente nos solemos juntar entre todos los pergaminenses. Hay tardes que nos encontramos en los paradores por lo general, y hay lugares en los que a la tardecita se juntan a comer choripán con chimichurri o tira de asado con papas fritas, manteniendo la cultura argentina. Los pergaminenses nunca han tenido ningún tipo de problema, son amables, trabajadores, lo disfrutan mucho”, dijo Facundo.

 

Un nuevo Pipa

Sobre el boom turístico de Pipa, dijo Perrotta: “Ahora hay una gran inversión en hotelería, de capitales de todas partes del mundo. Antiguamente la población se sustentaba con el pescado y la plantación de mandioca, coco y banana. La tierra es muy fértil por lo que la gente prácticamente se vivía sin dinero (esto es hace 15 años atrás). Ahora Pipa está creciendo muchísimo, ya no se vive como antes. Los nativos han comenzado a vender las tierras a los ‘gringos’, como nos dicen acá, así que no se sustentan solamente con la pesca. Los hijos de los nativos ya no siguen el trabajo generacional de la familia como fue la pesca, la mayoría ahora tiene escuelas de surf o windsurf, paradores en la playa, bares en el centro; ha cambiado la forma de vida”.

 

Los que van llegando

Federico Gorbalán, también pergaminense, hace ya un poco más de un año que está viviendo en Pipa. Llegó al pueblo con referencias de un amigo; él no conocía a ningún pergaminense ahí pero el grupo que formó en breve lapso fue lo que lo llevó a quedarse. “Hay buenos trabajos, trabajé un restaurante en la playa, en una posada, en un bar y ahora estoy trabajando en un restaurante en el centro. Siempre hay trabajo, se puede vivir bien, tranquilo. Me gustó mucho el clima, las playas, la geografía del lugar. Cambié rotundamente el estilo de vida; en Pergamino me dedique a trabajar en empresas agropecuarias, tocaba en algunas bandas, pero acá no hay rock así que me dedico a trabajar en el turismo”, explicó Federico y agregó a modo de conclusión: “Creo que los comentarios hacen que muchos pergaminenses vengan acá, se sienten muy cómodos. Conozco a un par de chicos que han venido y lo que los motivó a quedarse es que no hay estrés, no vivís a las corridas, es todo muy tranquilo y natural. Nos solemos juntar con los pergaminenses, vamos a la playa, nos juntamos a cenar o almorzar, salimos a bailar, siempre estamos en contacto”.

 

 

Su lugar en el mundo

Facundo: “Ahora hay una gran inversión en hotelería, de capitales de todas partes del mundo. Antiguamente la población se sustentaba con el pescado y la plantación de mandioca, coco y banana. Ahora Pipa está creciendo muchísimo”

Cecilia: “Acá tenés playa, calor todo el año. Laboralmente no vas a hacerte millonario pero siempre hay cosas para hacer, es súper relajado, no hay estrés, no hay consumismo, no hay nenes de 12 años con celulares y tablets, todo es muy natural”.

Federico: “Hay buenos trabajos. No hay estrés, no vivís a las corridas, es todo muy tranquilo y natural. Me gustó mucho el clima, las playas, la geografía del lugar. Cambié rotundamente el estilo de vida”.

 


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