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Tres importantes muestras, un café literario, cine y teatro, son las actividades culturales que se desarrollarán desde mañana y hasta el domingo en el Museo Municipal, la Escuela de Bellas Artes y el Teatro Unión Ferroviaria.
En el marco de la segunda edición del Mes de las Artes que se desarrolla este mes, este jueves, a las 20:00, en el SUM del Museo Municipal, avenida Alsina 421, se habilitará la muestra itinerante Letras Incaicas y se podrá visitar hasta el 10 de mayo, de martes a viernes, de 9:00 a 13:00 y los sábados de 16:00 a 20:00.
También el jueves, a las 20:00, pero en el hall del Museo Municipal, se expondrán las esculturas de hierro en tamaño real del escultor Julián Andrés Provenzano.
Las actividades continuarán el viernes en la Escuela Municipal de Bellas Artes; a las 20:00, quedará inaugurada la muestra Roberto "Negro" Fontanarrosa, "Archivos Clasificados", de la Biblioteca Nacional. Se trata de un recorrido por los trabajos de gran historietista argentino.
El sábado, a las 11:00, siempre en el marco del Mes de las Artes, en la Filial Nº 1 de la Biblioteca “Dr. Joaquín Menéndez”, se realizará un Café Literario con la participación de la Banda Municipal.
También el sábado, pero en el Teatro Municipal Unión Ferroviaria, a las 19:00, se llevará a cabo la actividad Cinestesica Cine + Música en Vivo, con la proyección de "El Abrazo de la serpiente" (mayores de 13 años) y el acompañamiento del grupo
Chamanauta (no hace falta sacar entradas con anticipación).
El domingo habrá teatro en la sala del Teatro Unión Ferroviaria. A las 20:30, se presentará la obra "Feliz cumple". Las entradas se retiran a partir de hoy y hasta el viernes de 7:00 a 14:00, en Teatro, avenida Alsina 530. El día de la función, media hora antes se entregarán entradas hasta completar la sala.
Letras incaicas
Este jueves, a las 20:00, en el SUM del Museo Municipal, avenida Alsina 421, se habilitará la muestra itinerante Letras Incaicas.
La exposición de la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno” conmemora los 403 años del fallecimiento del primer escritor indígena americano, el Inca Garcilaso de la Vega, y de Guaman Poma de Ayala, cronista peruano que recorrió el virreinato a principios del siglo XVII reconstruyendo la visión indígena del mundo andino.
“La exhibición Letras incaicas intenta mostrar las dos formas de transmisión de las lenguas habladas en el incario. Si la llegada de Pizarro y sus huestes acabó con la posibilidad de desencriptar los archivos incas, hubo dos mestizos que se reclamaron a sí mismos ‘indios’, y que recogieron los restos de la memoria oral que aquellos sostenían”, explican los impulsores de la muestra.
“Así, compilando las voces de los quipucamayocs (los archivistas del Inca, especialistas en la escritura secreta de las quilcas, los nudos en cuerdas y los cálculos matemáticos realizados con la yupana), el Inca Garcilaso de la Vega y Guaman Poma de Ayala lograron reconstruir gran parte de la historia precolombina correspondiente a los Andes centrales y septentrionales. Pese a la evidente pérdida cultural, producto del genocidio que supuso la conquista y colonización ibérica, y asumiendo la nueva conformación cultural dominante, cifrada en la lengua española y la religión católica, hay una zona de continuidad entre el antiguo oficio del memorialista que detenta su código y las crónicas ofrecidas por estos dos estrictos contemporáneos de Cervantes y Shakespeare, cuya estela prosigue hasta el presente”.
Las escrituras indígenas
Entre los múltiples métodos de preservación y transmisión de la memoria que ha ideado el ingenio humano, figuran ciertas invenciones incaicas: las quilcas (signos pintados sobre madera, hoy perdidos), los quipus (sistema de cuerdas de colores anudadas) y layupana (ábaco contable). Quienes detentaban el saber administrativo contenido en ellos eran los quipucamayocs, aunque también los amautas (sabios, maestros) y los haravicus (poetas) poseían el secreto de esas escrituras.
La llegada de Pizarro, seguido por los inquisidores abocados a la “extirpación de idolatrías”, acabó con la posibilidad de descifrar los archivos del Tawantisuyo, pues las vastas colecciones de quipus y quilcas fueron quemados y prohibido su uso.
Pero no todo se perdió. Aquellos archivistas fueron la fuente principal de quienes se dedicarían a narrar la historia y recoger la literatura incaica. Dos mestizos, que se reclamaron a sí mismos “indios”, recogieron los restos de la memoria que aquellos sostenían.
Al igual que algunos cronistas hispánicos, dieron a la posteridad una imagen precisa del modo de vida indígena al que postularon bajo la forma de sutil recomendación al Rey como modelo de organización social virtuosa. Algo de esto, es lo que podrá verse, sentirse y apreciarse en la exposición Letras Incaicas.
