Cultura y Espectáculos

Rubén Albarracín: “Tengo mi ego y no me creo más talentoso que algunas personas”


 Con “Goly” Bernal y Edna Pozzi en Casa de la Cultura en 1999 (RUBEN ALBARACIN)

'' Con “Goly” Bernal y Edna Pozzi en Casa de la Cultura en 1999. (RUBEN ALBARACIN)

Este jueves cumplirá 80 años, lleva consigo un bagaje de conocimientos que son materia de permanentes consultas. “Es una ciudad que tiene una oferta cultural enorme en cantidad y en calidad”, sostuvo al brindar su impresión sobre el panorama artístico cultural en Pergamino. “Me considero un afortunado no solo de tener una vocación y en descubrirla, sino en haber podido desarrollarla”.

DE LA REDACCION. Mucho hemos escrito sobre la vida de este talentoso y querido artista plástico, autor y teatrista nacido en Tapiales pero radicado en nuestra ciudad a muy temprana edad con su familia, que también ejerce periodismo gráfico a través de acertados cometarios apoyando el esfuerzo de grupos de teatro independientes de la ciudad. Sin embargo, hoy queremos compartir con nuestros lectores, a modo de homenaje, algunas reflexiones y pantallazos de su vida artística que en unas horas más llegará a 80 años. 

“Me he animado a hacer comentarios por los medios y es un placer hablar bien de la gente que trabaja bien. Más allá de que sea un comentario especializado”, sostuvo en diálogo con LA OPINION, al mismo tiempo que dio su impresión sobre el panorama artístico cultural actual en Pergamino.

“Es una ciudad que tiene una oferta cultural enorme en cantidad y en calidad. Uno actualmente va al teatro y sabe que puede ver algo bueno, incluso lo que llega de afuera. 

“La gente de teatro va a seguir reclamando espacios porque la necesidad natural de cada grupo cultural es tener un lugar propio. De todas maneras, que haya salas independientes como Florentino, Habemus Theatrum, Merello, y salas municipales como Teatro Unión Ferroviaria, Bellas Artes y la Fundación Casa de la Cultura, no es poco. Digo que me voy a morir sin ver inaugurado el Teatro San Martín. 

“Con respecto a la plástica, creo que creció mucho en Pergamino. A partir de la creación de la Escuela de Artes Visuales, la calidad y cantidad de artistas plásticos aumentó. En el año 63 no sé si éramos diez los pintores. Aclaro que le llamo artista plástico a la persona que no solamente trabajó hace 20 años sino que sigue trabajando ahora. Porque hay personas que muestran cinco cuadros que pintaron hace veinte años.

“Hace unos años, Marcelo Baronio, Daniel González y otros hicieron la llamada Maratón de Artistas, donde cada 15 días exponían distintos plásticos. Fue una muy linda idea y durante muchos meses se vio la obra de mucha gente.

“No podría de memoria hacer una lista de los artistas plásticos que actualmente trabajan, a la que hay que sumar la cantidad de gente joven. Si al público le interesa, o no, es otra cosa. 

“El Mercado de Arte, un proyecto que se concretó recientemente en el Museo de la Ciudad, no creo que comercialmente pase gran cosa, pero fue muy alentador que a uno lo inviten a participar con tres cuadros y no estoy haciendo propaganda de ningún departamento de la Municipalidad.

“He colaborado en diferentes épocas con diferentes direcciones de Cultura, sobre todo después de 1983. Con Hugo Ramallo -mi cuñado-, con Jorge Abal, Juan Carlos Migliaro y con el actual. Podrán criticarme porque no tengo definiciones ideológicas, aunque nunca lo voté a Menem (risas), a quien, como actor que soy, siempre lo vi como a un hombre disfrazado”.

 

“Usted tiene poca fe”

Albarracín asegura que nunca se vio tentado a radicarse en la Ciudad de Buenos Aires para seguir desarrollándote artísticamente.

“Podríamos decir que soy o inseguro o muy burgués. Una de las cosas que he tenido y que tengo es una familia muy contenedora: papá, mamá, abuela, hermanas. Se me puede criticar desde el punto de vista artístico que no me tiré a la pileta. 

“Los de mi generación venimos de padres que te dejan claro que primero hay que trabajar. Mi padre me alentó en todo lo que quise porque él tenía esas vocaciones que yo tengo, pero siempre estaba implícito que primero había que trabajar, traer comida a la casa.

“Exponer en Buenos Aires, que siempre fue mi objetivo, recién me animé alrededor de los 40 años. Expuse dibujos en una galería céntrica en 1979 y 1981. Seguramente podría haber seguido exponiendo pero costaba mucho dinero. Lo que estoy diciendo indica que nunca puse los huevos en la misma canasta. Al año siguiente de la exposición en vez de invertir en otra muestra me fui a pasear al norte del país.

“Una vez, un maestro que tuve Buenos Aires llamado Demetrio Urruchúa, en una clínica a la que yo iba, mirando mis trabajos me dijo: ‘Usted tiene poca fe’. Los maestros tienen el don de leer en lo que uno hace lo que a uno le pasa. Y sí, soy un tipo de poca fe. No tengo fe religiosa, ni política. Yo apuesto a lo que hago, aunque nunca aposté a tal punto de dejar de comer”.

Refiriéndose al ego que generalmente expresan los artistas, Albarracín señaló: “Puedo ser muy malo como pintor, no darme cuenta, y mantener ese ego. Yo mido un metro cincuenta, tengo patitas cortas y nunca me creí lindo, pero hay enanos que se creen Hércules. Está muy bien porque creérsela es lo que ayuda a triunfar en la vida. Una cosa es el talento que uno tiene, otra cosa es lo que uno se atribuye. Tengo mi ego y no me creo más talentoso que algunas personas que conozco, pero necesito que a mi obra la vean”.

 

A modo de balance

“Me considero un afortunado no solo de tener una vocación y en descubrirla, sino en haber podido desarrollarla, porque uno vio a lo largo de los años, gente que tuvo talento para la plástica, para el teatro o para escribir y las circunstancias no le permitieron realizarse.

“No estoy enojado con la vida. Hay cosas que se me negaron y otras que se me dieron. Hoy pienso en todas las oportunidades que tuve. Cuánta gente querría tener la familia que todavía me rodea. 

“Cada vez más me doy cuenta de todo lo malo que me salvé. Además, pienso, que uno no tiene ningún mérito. Me emociona decirlo y pensarlo, uno llegó al mundo cuando alguien lo decidió y cayó en ese lugar. ¿Por qué unos sí y otros no? Uno se da cuenta de que la vida es un misterio”. 

 

La plástica y el teatro, sus pasiones

Albarracín hizo su última participación en teatro en 2004 convocado por Juan Carlos Caruso para hacer un papel en una versión musical de la obra “Nuevo Mundo”. “Fue una experiencia linda, buenos compañeros -recordó-. Nunca he tenido experiencias teatrales malas. Exitos, más o menos, pero nunca malas experiencias con los compañeros.

“Fue mi último aporte al teatro. No lo lamento porque el teatro exige mucha energía y mucho tiempo, y llega un momento en que uno tiene que dedicarse a uno, a su salud”, agregó, y recordó que comenzó la actividad en 1964 cuando se abrió en Pergamino la Escuela de Teatro. Tenía 29 años.

“Tenía la vocación de actor muy adentro pero era muy tímido. No me animaba a arrimarme a ningún elenco de los que había. Así que fui espectador desde el año 58 en adelante de todo lo que se hizo en teatro en Pergamino”.

Albarracín recuerda a Eduardo “Goly” Bernal, su maestro y amigo, y a compañeros como Mario Rebottaro y Ana D’Anna, entre otros, con quienes inició este camino que recorrió durante 40 años.

Contrariamente, con la plástica, Albarracín continúa en actividad. Su última muestra fue en octubre de 2014 en la Casa de la Cultura. Junto a su sobrino Damián Zain, expuso collages e ilustraciones bajo el título “De la A a la Z”.

“La plástica es una actividad intimista. Uno trabaja en su casa para uno, para mostrar cuando uno puede”, manifestó.

Sus comienzos en esta actividad datan de 1956 con la llegada a Pergamino del docente y artista Gustavo Cochet. “Yo venía dibujando pero ahí me descubro como pintor y me siento integrado. Porque un pintor, un poeta, un cantante anda suelto, pero cuando uno se siente integrado a un grupo, empieza a tener nociones de lo que puede dar y el grado de talento que posee”, afirmó.

Albarracín recuerda a pintores y compañeros de la época como Manuel Asso, Cora Zamora, Raúl Premio y Carmen Sosa Areco, entre otros.

Albarracín integra la Comisión de Plástica de la Fundación Casa de la Cultura desde su creación en 1996.

“Desde esa fecha hemos traído una cantidad y calidad de artistas extraordinaria -afirmó-. Hemos traído, en algunos casos, muestras que son demasiado costosas con el aporte del Museo Provincial de Bellas Artes, dirigido en ese entonces por Rubén Betbeder. Trajimos los originales del Martín Fierro de Juan Carlos Castagnino; ilustraciones de Carlos Alonso para “La guerra al Malón. Comandante Prado”, entre otras.

También se desempeñó como periodista durante cuatro años en la revista Pergamino entre 15 días. “Se ganaba muy poca plata, pero era muy divertido porque uno viajaba y conocía gente. Fueron cuatro años apasionantes y de crecimiento”, recordó.


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