La vuelta del motociclismo al Club Provincial

Desde marzo regresará el deporte motor al barrio La Amalia y las partes a cargo de la organización tendrían todo definido para realizar las primeras carreras nocturnas en el óvalo de la cancha de fútbol. Rubén “Nano” Scalbi le contó a LA OPINION cómo fueron los inicios de esta competencia y manifestó su alegría por el retorno de la actividad.

En los ''''60, los “fierreros” adorábamos a Iglesias y a Sticconi, que en el deporte motor nos representaban dignamente y muchas veces  cuando “Titi” salía desde su taller de calle Moreno, el sonido de esos 6 cilindros por las calles de la ciudad aceleraban los corazones de los que  amamos los fierros.

En el Turismo Carretera  Vicente Viola y Ovidio Tintorelli generaban que nos pegáramos a la radio esperando que el relator los mencione. Sardella con su impecable Triumph, Firorito con su Gilera 500c.c y algunos más que no recuerdo, paseaban orondos por la admiración de los que amamos las motos. Habían ocurrido algunas incursiones de motos en el Parque Municipal, pero se habían cortado, hasta que un grupo de motociclistas creó el “Moto Club Pergamino” y su presidente era Potente, hijo de Roberto Potente.

“Pocho” Gallo, Evaristo Viviani, Julio Villanueva, “Gordin” Riera, “Bibi” Bourda, Alvarez, Tolesano, Di Pascua, Demofilo Darder y “Nene” Kaluch entrenaban vuelta tras vuelta en la recién nacida pista de Racing, lugar donde también apareció, con una Puma preparada en los talleres del “Negro” Farré, con la publicidad de Cipa, un joven Héctor “Ninona” Naites con su Zanella. De Rojas venia Almar con su MV Augusta y de Colon el “Vasco” Inchaurza con su Tehuelche,

Después de un tiempo se traslada la pista al Parque Municipal y allí se realizaron algunas escasas competencias, y de ahí al Tiro Federal. Además, para los que les entusiasmaban las motos, y los que corríamos, para poder hacerlo teníamos que viajar a Lincoln, Junin, Rojasy Laplacette,  etcétera.

La actividad motociclística desaparece de Pergamino, pero la inquietud de tener una pista en nuestra ciudad nos llevó al “Negro” Lozano y a mí, a una entrevista con el Padre que dirigía la Escuela Monseñor Scalabrini. No logramos convencerlo que podía ser un buen negocio para la institución, pero recuerdo cuando dijo “no vamos a estropear el predio donde crece el pasto que come la vaca” y allí terminamos la gestión.

Los inicios en Provincial

En los ''''70 yo trabajaba en los talleres de Galán Hnos y ellos tenían un gran amigo, “Lito” Giuliano. El estaba en la comisión directiva de Club Provincial y en una de las charlas comentó que el futbol era muy costoso para el club, que estaban buscando como paliar esa situación. Entonces tuve una charla con él y le propuse que Provincial integre a sus actividades el motociclismo. De ahí en adelante surgieron varias charlas, dimes y diretes, hasta que un día la comisión directiva del Club Provincial aceptó una reunión con el grupo que ya formábamos los que soñábamos con tener nuestra propia pista.

Recuerdo esa reunión, de parte del club estaban Cotet, Pacheco y Cignoli y de nuestra parte todos los Darder, Demofilo, el “Negro”, “Paco” y el “Gordo”,  “Coco” Urriza, el “Nene” Kaluch, Oscar Recouso, el “Negro” Lozano y no recuerdo quien más. En esos momentos Provincial estaba construyendo recién su complejo deportivo en el barrio La Amalia. Yo mismo dibuje la pista, que sería un ovalo rodeando el campo de futbol.

Una vez convencida la comisión, fue Cotet el encargado de supervisar las obras, hizo un trabajo excepcional con el piso, tosca, aceite, tierra, devuelta aceite, tosca, de nuevo tierra  y así logró un “piso” que asombró a muchos. Se hicieron un par de carreras y luego nos volcamos al Campeonato Nocturno sobre las bases del éxito de un campeonato similar que se realizaba en Rosario todos los viernes a la noche, también en el Club Provincial de esa ciudad.

Cotet era propietario de una herrería y él mismo se encargó de las torres de iluminación. Las fabricó y las instaló, fue un trabajo titánico y admirable. Ese hombre tosco y duro  no dejaba de expresar su aceptación pero trabajaba como un león. En ese entonces  trabajaba en la Municipalidad de Pergamino Ricardo “Patón” Sosa, principalmente instalando cosas y haciendo mantenimiento y reparación de semáforos. Ricardo se sumó y puso toda su voluntad y entre él y Cotet realizaron toda la instalación eléctrica para que Provincial tenga su iluminación y así se diera comienzo al “Campeonato Nocturno”.

El “Kanga” Bonet se encargaba de la transmisión de la carrera, desde Radio Mon Gaston Calvello promocionaba cada evento y así Provincial Pergamino se convirtió en un sueño realizado y la meta de conseguir un triunfo allí era la consagración de los pilotos de todo el país.

El “Yoyo” Maldonado, Carlos Delgado, Ernesto Zaga, Carlos Pereyra, Chinassi, Damianno y Jarque nos visitaban desde distintos puntos del país. Nosotros los confrontábamos con Oscar Recouso, “Fito” Caturla, Miguel Kaluch, Juan Carlos Dagma, “Paco”  y Gustavo Darder, Juan Mártire y si me olvido de alguno pido disculpas.

Alberto Monacci al costado de la tribuna “nos abría” el hambre cuando el viento llevaba el olor de los sabrosísimos choripanes en un acoplado en el centro de la cancha de futbol. El “Nene” Kaluch comandaba un equipo de planilleros el “Gordo” Darder estaba a cargo de la ambulancia y cientos de colaboradores repartidos en la boletería, además de banderilleros (entre ellos estaba Alberto Paladini), los que atendían la cantina y los que hacían los choripanes. Santos Bissi colaboraba con su grúa y no viene a mi mente el que se encargaba de empapar la pista con el camión regador (pido disculpas a los que mi memoria no los incluye).

Provincial llegó a ser la mejor pista de motos del país, sólo opacada por el Mega Evento que se realizaba una vez al año en Santa Clara de la Buena Vista, rivalizando con el  “Circuito de la laguna” en Junín, donde la actividad de verano y la vecindad con el balneario atraía a muchos. Provincial resucita, desde la distancia y desde mis más puros sentimientos, van mis mejores deseos para que vuelva a tener el brillo que supo tener. (POR RUBEN "NANO" SCALBI)