Cómo impacta el dólar en las decisiones de los productores

Las ventas de granos son a cotización oficial más descuento por retenciones, pero las compras de insumos van al compás del paralelo. Así que los agropecuarios tienen que estar dando volantazos día por día, a riesgo de perder no en la tierra sino en la pizarra. Sebastián Campo, de Federación Agraria, describe el escenario como de “mucha incertidumbre”.

El productor agropecuario argentino, como sus pares de otras industrias, mira con un ojo a su producción y con el otro al mercado. En el resto del mundo los mayores esfuerzos se ponen al servicio de producir más y mejor, aquí hay que ser poco menos que máster en economía para no fundirse, porque en este lugar del planeta, favorecido por tierras híper productivas y clima favorable, aparece en toda su dimensión un jugador clave de esta historia: el dólar y su tan influyente “tipo de cambio”.

Si bien no es tan lineal la ecuación de que todo lo que se compra es a precio de dólar paralelo y todo lo que se vende es a dólar oficial con el agravante del descuentos por derechos de exportación (retenciones), algo (o mucho) de eso hay en el campo argentino.

Por estos días el dólar paralelo tuvo una impactante subida, al llegar casi a los 200 pesos (su pico fue 195) y después de una serie de medidas del Gobierno descendió hasta cerca de los 170 pesos. Pero de todos modos es muy amplia la brecha con el oficial en cualquiera de sus versiones alternativas (Bolsa, Contado con Liquidación, Solidario). El oficial promedio terminó la semana en 84 pesos.

Incertidumbre

Así las cosas, quien tiene que tomar decisiones en el campo a la hora de definir una estrategia de siembra, vive en un mundo de incertidumbre, porque no sabe a qué precio terminará pagando los insumos que hoy está necesitando.

“El problema lo estamos viviendo con mucha incertidumbre, una sensación que estas movidas cambiarias generan en los productores. Si bien los commodities están atados al dólar y eso juega como una ventaja, por el contrario los insumos que compramos también están atados a dólar pero no siempre al tipo de cambio oficial. Por eso se genera una brecha entre el tipo de cambio por nuestro producto que tenemos a disposición de venta y el tipo de cambio que se nos impone a la hora de comprar los insumos”, explicó Sebastián Campo, productor de la zona y presidente de la filial Pergamino de la Federación Agraria Argentina.

“Uno ve que se están tomando diversas estrategias, como el pago con cereal, compromisos a cosecha, cheques, etcétera, con lo que se intenta fijar un precio para intentar tener algún grado de certezas. Pero la realidad es que los pequeños productores, que no tenemos un estudio contable trabajando para nosotros y vamos tomando las decisiones de manera más casera, preguntando a algún colega o a algún asesor, porque es muy difícil lograr tranquilidad en esta materia. Los insumos varían mucho sus precios, siempre al compás del comportamiento del dólar, y ni hablar cuando se trata de repuestos de maquinaria”, amplió el dirigente federado.

-¿Los proveedores cotizan todo al valor del dólar oficial, paralelo, o hay un precio intermedio?

-En mi caso trabajo con Agricultores Federados y cuando compro un insumo es a precio del dólar oficial. Se toma la referencia del Banco Nación y se establece un valor entre la cotización vendedor/comprador. Pero existen proveedores de insumos que toman un valor intermedio (entre oficial y blue), siempre de acuerdo a qué producto se trate. Repito que esto suele suceder cuando se trata de repuestos que tienen componentes importados.

-No obstante el precio de la soja viene subiendo…

-En estos días la soja aumentó en dólares y las inquietudes se calman un poco porque se diluye un poco la brecha. Estos aumentos de los commodities vinieron a corregir en parte la ecuación, porque no es lo mismo una soja de 300 dólares que una de 400 dólares. Hay un precio internacional que es positivo que viene a solapar estos problemas que siempre están latentes.

-¿El pequeño y mediano productor en general tiene todavía soja de la campaña pasada?

-La campaña pasada, muchos no parecen recordarlo, pero hay que decir que producto de la sequía tuvo una afectación de alrededor del 20/30 por ciento y en algunas zonas puntuales aun más. El productor apenas cosecha empieza a pagar los insumos que sacó a pagar con cosecha, los alquileres, al personal, los fletes, etcétera, por lo cual el porcentaje de cereal en mano de los pequeños productores es muy bajo o casi nulo.

Se ha notado en los últimos días una desaceleración en las ventas con relación a otros años, y tiene que ver sobre todo con que se especulaba con un aumento de la soja, porque el productor siempre está esperando que valga un poco más. Pero respondiendo a la pregunta puntualmente, hoy en manos de los productores hay muy pocos granos.

-¿Cómo impactaron las medidas del Gobierno que incentivaban la venta?

-Nosotros vivimos esta situación con mucho malestar. La medida de bajar las retenciones a la soja del 33 al 30 por ciento para acelerar las ventas no funcionó ni para el Gobierno ni para las empresas exportadoras. Luego se anunció por segunda vez en el año un sistema de compensaciones que hasta ahora, fines de octubre/principios de noviembre no se cumplió, es decir que el Gobierno nuevamente dice algo que no cumple y nos miente, con lo cual uno siente una profunda decepción porque son años y años de reclamar las mismas cosas y no encontrar eco prácticamente en ninguna. Entonces son medidas que no han surtido ningún efecto, porque realmente no se hizo nada concreto y atractivo para que aquel productor que tuviera granos saliera a venderlos.

-Por estos días enviaron una nota al ministro de Agricultura de la Nación. ¿Qué le plantean?

-Es la segunda nota que enviamos por este tema. La primera fue en agosto por el incumplimiento de la promesa hecha en marzo de este año cuando se había establecido un plan de compensaciones y la otra es ahora y reiteramos el pedido porque es un mecanismo que viene a dar respuesta a un viejo reclamo de nuestra entidad que es la política pública diferenciada para los que somos estructuralmente distintos. En su momento se utilizó nuestro nombre para hacer un anunció que una vez más el Gobierno no cumple.

La última vez que estuve reunido con Basterra fue hace una semana y me dijo que las compensaciones se iban a pagar la última semana de octubre; ya terminamos el mes y no se pagó. El nivel de confianza decrece rápidamente cuando no hallamos respuestas.

-¿Cómo advierte que marcha la siembra de la campaña gruesa?

- El productor agropecuario siempre se mostró con ganas de producir y aportar, y en ese sentido trata de ser cada vez más eficiente.

Venimos castigados con la sequía, que afecta a las cosechas y al productor en su ánimo, pero después de las últimas lluvias se larga con todo la siembra, quedó algún lote de maíz que no se pudo sembrar en septiembre y se inicia el sorgo y la soja.

Más allá de todas las adversidades el productor mostró su voluntad de invertir y por ende de arriesgar, y este año no va a ser la excepción.

-¿Cómo nota al productor de la zona con relación a tomar más en serio el tema de la sustentabilidad?

- Creo que el paradigma de producción está atravesando un proceso de cambio, mutando hacia los puentes verdes, que no son una alternativa nueva pero sí se está viendo una revalorización.

La utilidad y las ventajas que tienen los cultivos de cobertura y las pasturas por ejemplo para con los campos y la sustentabilidad para quienes consideramos a la tierra como el principal patrimonio que tenemos y no por su valor de venta, son muy buenas. Se trata de herramientas que se están utilizando porque el productor argentino comenzó a comprender el concepto y rápidamente lo pone en práctica, porque se adapta a las nuevas costumbres y tecnologías a una velocidad como no sucede en otra parte del mundo.