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El exjefe Comunal fue una figura diplomática de Pergamino, una de las primeras matrículas de la arquitectura local. Falleció el 14 de marzo de 1992 y ni siquiera en los últimos tiempos en los que su salud lo apremiaba dejó de hacer el bien para la ciudad.
En el siguiente artículo periodístico LA OPINION recuerda el día del fallecimiento de Raúl Alberto Rossi, un exintendente de Pergamino cuya desaparición física generó la pérdida de un gran urbanista que tuvo la ciudad. Fue una figura diplomática y una de las primeras matrículas de la arquitectura local. Falleció el 14 de marzo de 1992.
LA OPINION, 15 de marzo de 1992
Enamorado de la urbanística, imbuido de un sentir comunitario excluyente, siempre atento a cuanto pudiera mejorar el hábitat pergaminense, hasta el último instante estuvo a servir, aconsejar y conceder a todo el mundo un poco de la luz que sus conocimientos irradiaban.
Fue una de las primeras matrículas de la arquitectura local, profesor de la vieja Escuela de Artes y Oficios, adelantado en régimen y administración de suelos. Toda su obra configura, dentro del campo de la construcción, una admirable síntesis ética y estética.
El Rotary Club, que de acuerdo a la filosofía de Rossi, mil veces expresada en público y privado, “no es sino una vocación servicial para la comunidad”, lo contó como uno de sus iniciadores en Pergamino y siguió aferrado a la actividad rotaria, sin desmentirla jamás.
Pero el ciudadano probó, el profesional esmerado, el ejemplar padre de familia, el hombre de ideas firmes y convicciones acendradas, surgió de pronto hasta afianzarse como una figura extraordinaria, cuando el jueves 27 de mayo de 1977, en un recodo del destino y sin que él lo pidiera, se encontró con la intendencia de Pergamino.
LA OPINION siguió paso a paso la obra, el método, los entresijos y hasta las motivaciones de este intendente atípico que diez años antes de que el país se autoconvenciera de la necesidad de privatizar todo lo privatizable, implantó la, por entonces novedosa idea según la cuál la Intendencia de una ciudad como Pergamino, debía manejarse como si se tratara de una empresa.
Hombre de decisiones rápidas en apariencia, pero profundamente meditadas, impuso el sello a cada una de sus obras, basándolo en el trípode ideal que consideraba sine qua non para todo emprendimiento público: lo legal, lo técnico y lo financiero.
Intendente durante una época en el que el centralismo ahogaba prácticamente cualquier iniciativa, Rossi viajaba a La Plata llevando en su carpeta la solución legal, el aparato técnico bien urdido y hasta la posibilidad cierta de una financiación asentada con ambos pies en la tierra. Por eso logró tanto y tanto pudo hacer.
Recordación
En mayo de 1977, LA OPINION decía: “Con una extensa actuación profesional en Pergamino y en otros puntos de la zona, Rossi ocupó cargos de responsabilidad en los consejos de la profesión y en medios vinculados a la ingeniería y a la arquitectura. Fue fundador de la Asociación de Profesionales de la Ingeniería, de la Federación de Centros Profesionales de la misma especialidad en la provincia de Buenos Aires y director de la Caja de Previsión para Profesionales de la Ingeniería”.
“Actualmente -seguíamos diciendo- preside el Comité Permanente del Día Mundial del Urbanismo. Sus inquietudes culturales lo llevaron a desempeñarse durante 21 años como profesor de dibujo, matemáticas y organización de empresas, en la Escuela Industrial, además de integrar el recordado Ateneo de Pergamino. En el Salón Pergamino de Artes logró la medalla de oro en la sección arquitectura (1938)”.
“Viajero incansable, recorrió en distintas oportunidades, Europa, Asia y América, ampliando el campo de sus observaciones que volcó en distintos artículos periodísticos, muchos aparecidos en nuestras páginas. Rotario de prestigio en la Argentina, fue el primer gobernador del Distrito 488. En el Rotary Club local, desempeñó distintos cargos de responsabilidad, actuando como consejero y activo relator en foros, asambleas y conferencias distritales”.
“El arquitecto Rossi -concluíamos entonces- es integrante desde los comienzos de la Peña del Cruce y ha pertenecido a otras instituciones de bien público, desarrollando permanentes tareas vincula- das con su profesión y sectores comerciales e industriales pergaminenses manteniendo una constante preocupación por los problemas de orden urbanístico de la ciudad”.
Ninguna de las facetas que este diario destacaba del excelente ciudadano quedó empañada, tras siete largos años de ejercicio de la función pública. Por el contrario todo resultó acrecido gracias a una serie de obras públicas, cuyo simple enunciado nos robaría todo el espacio. Terminal de Omnibus, Hospital Zonal, Segunda Colectora Cloacal Máxima, enriquecimiento de la zona costera del Arroyo y del Parque Municipal, bastarán para dar una somera idea de una laboriosidad que se iniciaba a primera hora de la mañana y se prolongaba hasta las 10 de la noche, con el agregado de “llevarse a casa”, bajo el brazo, el cuerpo de expedientes que sería analizado poco después, robando, más horas al legítimo derecho de i descansar.
El 11 de diciembre de 1983, decía LA OPINION, al referirse al recambio de intendentes, con la salida de Rossi y el ingreso de Jorge Eduardo Young: “El momento es trascendental para la historia política de Pergamino. Sin lugar a dudas, el arquitecto Rossi quedará inscripto en la historia lugareña como un gran hacedor de obras y un impecable administrador de los caudales públicos”.
El lunes 16 de marzo de 1992 los restos mortales del arquitecto Raúl Alberto Rossi recibían sepultura en el Parque La Merced, luego de que el cortejo fúnebre parta de las salas velatorias, previo paso por la Iglesia Merced, y tras detenerse un instante por el Municipio.
