Cuando Pergamino fue testigo del paso del Cometa Halley

Una vez que la gente le perdió el miedo al cometa Halley, muchos pergaminenses madrugaron para ver el paso de este cuerpo celeste. ¿Te acordás de ese día?, ¿dónde estabas?

Hoy se sabe que los cometas son restos de los comienzos del Sistema Solar de hace unos 4.600 millones de años. Pero no siempre se tuvo esta información. En otras épocas las epidemias, los terremotos, las inundaciones y las malas cosechas estaban asociadas al paso de estos cuerpos celestes.

Uno de ellos fue el cometa Halley, que más de un lector/usuario recordará su paso. Aquí traemos la crónica de LA OPINION luego de su paso por Pergamino. Y también una noticia: la próxima vez que se podrá ver será el 28 de julio de 2061.

Crónica publicada el 16 de marzo de 1986

Hora, 4.30. Día, 14 de marzo de 1986. Lugar, cruce de las calles Chavero y Vázquez (este de la ciudad). Protagonistas Guillermo Aguilar, Daniel Della Valle, Oscar Raisi, un cronista de LA OPINION y además el mismísimo cometa Halley (lee bien amigo lector).

La noche es serena y fría. Ideal, diríamos para mirar el cielo con un detenimiento mayor que el habitual. Porque en ese cielo aparece un príncipe legendario, que viene concitando la atención de la humanidad desde hace milenios. Augurio a veces de fortuna y otras de desdicha. Un gran poeta, alguna vez, escribió que dios tenía a los cometas como un rey tiene canarios para su solaz y diversión… el cometa Halley.

Creemos que es la primera vez que se lo fotografía desde Pergamino. Y si la rareza tiene un valor periodístico, no podemos menos de sentirnos ricos, hoy.

Lo observamos desde las 4:30 hasta las 5.45. Estaba alrededor de 10 grados hacia la derecha, a la hora 5 que marcarían un reloj con agujas, orientado paralelamente con la línea imaginaria que une las 12 con las 6, si se lo colocara en rumbo oeste-este, o sea el mismo que sigue nuestra avenida Julio A. Roca.

Datos ilustrativos

El instrumental usado para cumplir la tarea de “acercar” el Halley a quienes aborrecen la idea de madrugar consistió en un telescopio y una cámara fotográfica.

El telescopio es del tipo Newton, con 200 milímetros de apertura y espejo parabólico aluminizado. Posee 160 milímetros de distancia focal y 3 juegos oculares que proveen aumentos desde 200 a 400. Está montado sobre ejes azumutales, especialmente diseñados por su propietario, Guillermo Aguilar, a fin de facilitar el transporte del aparato. Cabe señalar que Aguilar (excelente músico profesional y astrónomo aficionado), ya había construido su primer telescopio a los 16 años (hoy cuenta con 44) y que el aquí usado lo construyó con planos que, gracias a su diligencia y tesón probados, otorgó la Escuela de Optica de La Plata, y con materiales asimismo trabajados por su ingenio, con excepción del espejo parabólico, cuya aluminización se hizo en La Plaza. Incluso ensambló los oculares del tipo Randsen con dos elementos.

Por su parte Daniel Della Valle, profesor de matemáticas, física y cosmografía, ejerce el magisterio en varios establecimientos secundarios de nuestra ciudad y es, como Aguilar, un amante invariable de la astronomía.

Lo fotografiamos por mano de Oscar Raisi, con una cámara Yashica réflex, con teleobjetivo de 300 milímetros y de 600 milímetros. El tiempo varió en uno y 15 segundos. La película Tri X se elevó en el revelador a 3200 ASA. Obtuvimos la copia con papel extraduro. Hubo una treintena de tomas.

Nuestra observación se prolongó por una hora y 15 minutos aproximadamente, hasta las 6 menos cuarto, en que comenzó a insinuarse la rosada aurora.

En dos páginas se desplegó toda la información referida al paso del Cometa Halley por Pergamino. (ARCHIVO)

Otras consideraciones

Sabemos que el máximo acercamiento del Halley a nosotros se cumplirá el 11 de abril próximo, en que lo tendremos a poco más de 63.000 kilómetros, distancia que, en términos siderales, vendría a ser una bicoca.

Si tomamos en cuenta que deberán transcurrir otros 76 años para que los terráqueos (si todavía existen, y lo decimos con pena y espanto) vuelvan a verlo, quizás no parezca excesivo hacer un madrugón excepcional para mirar a esa criatura cuya cabellera ha inspirado a los poetas, desvelado a los científicos y aguijoneado la imaginación de hombres de todos los tiempos, razas y religiones.

Recordamos del fiasco del Kohoutek, un cometa que, como se recordará, debió hace algunos años iluminar el cielo, resultando luego que ni pudo compararse a la luz de un fósforo.

Y por último siempre cabrá al lector curioso, la satisfacción de haberlo admirado al “cometa”, comprobando que pese al largo pelo es bien masculino y que nada tiene que hacer con “la cometa”, esa institución levemente inmoral que no aparece en el cielo, sino en transacciones y acuerdos donde, ciertamente, no debería aparecer.

Nos volvemos a encontrar el próximo LUNES, cuando traigamos “De nuestro archivo, lo mejor”. (Con la colaboración de Laura Villalba).