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El día en que el presidente Perón presidió un acto agrario en Pergamino


 Una foto del ejemplar del diario LA OPINION del 27 de septiembre de 1953 (LA OPINION)

'' Una foto del ejemplar del diario LA OPINION del 27 de septiembre de 1953. (LA OPINION)

En septiembre de 1953 visitó nuestra ciudad en ocasión de una concentración que permitió que las fuerzas organizadas del campo le testimoniaran su adhesión y su reconocimiento por la política a favor del agro.


A fines de septiembre de 1953, la comunidad pergaminense vivía una jornada excepcional al recibir al presidente, general Juan Domingo Perón, que presidía un acto agrario en la Plaza 9 de Julio. En varias de sus páginas LA OPINION daba cuenta de este hecho histórico con las siguientes palabras.

Se produjo exactamente lo que la impresión general descontaba que iba a ocurrir: la concentración agraria realizada en nuestra ciudad fue positivamente extraordinaria en todos sus aspectos y la circunstancia de que la presidiera el jefe de Estado, general Juan Domingo Perón, le confirió una significación especial, pues permitió que las fuerzas organizadas del campo (patrocinadoras de la asamblea con el auspicio del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación y el Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires) le testimoniaran su adhesión y su reconocimiento por la política a favor del agro.

Una jornada hermosa matizada con una suave brisa sureña, mientras el sol brillaba radiante y apenas algunas nubes, como de adorno en el cielo, fueron marco agradable y vistoso para todos los actos.

Una cantidad enorme de banderas flamearon por las calles desde la mañana. Y grupos de gente (millares de productores y obreros rurales) se hicieron presentes de todas las partes del país para intervenir en este acto que constituía, a la vez, reafirmación de unidad entre los que laboran, desde el surco, la grandeza de la Patria, así como el deseo de brindar su saludo entusiasta y amistoso a los hombres que dirigen el destino del país.

Presencia multitudinaria

Se agrupó en Pergamino una verdadera multitud. La ciudad misma se adhirió fervorosamente a los actos pero la afluencia fue notable desde la campaña, en una extensión territorial muy amplia ya que vinieron delegaciones desde apartadas regiones del país, confundiéndose los labradores de provincias vecinas y de otras sobre las cuales muchas apenas tenían referencias o su contacto era muy limitado.

La representación de todas las organizaciones cooperativas y sindicales del medio rural argentino estuvieron en Pergamino, y a ella se sumó la mujer campesina, la maestra rural, los jinetes ataviados con sus prendas criollas y montando briosos corceles coscojeros, y las reparticiones públicas que vuelcan todo su esfuerzo en la defensa del agro, combatiendo las plagas que tanto daño causan.

Pero dentro de este marco dieron la nota imponente los implementos agrícolas. Tractores de una cantidad de marcas y modelos hicieron zumbar sus motores durante un tiempo apreciable puesto que fue elevado el número de esas unidades. Y también las máquinas para las cosechas, tanto de trigo como de maíz.

Una variedad grande de tamaños y marcas, remolcadas unas y automotrices otras, siendo una curiosidad para muchos de los que en la ciudad no están muy familiarizados con estos elementos del agro. Y desfiló también otra cantidad de implementos, desde el arado de varias rejas, a la rastra, como las sembradoras, las guadañadoras y rastrillos.

Aparatos matayuyos en distintos modelos fueron pasando en la sucesión de implementos que se renovaba constantemente. Y fueron también los camiones, encabezados por los modelos de fabricación nacional, los llamados rastrojeros que llamaron mucho la atención. Y después una cantidad enorme de modelos y marcas de configuración distinta según los usos a los que se los destina.

Todo esto puso una nota altamente atractiva que fue observada con elevado interés en este desfile de elementos para una batalla civil que honra a la comunidad que la representa en su expresión constructiva. Y en el cielo el zumbar de los poderosos trimotores en pasadas rasantes haciendo demostraciones de espolvoreo. También anduvieron mucho los helicópteros. La de ayer fue, en todos los sentidos, una jornada brillante.

La bienvenida

La ciudad amaneció envuelta en una clara y vibrante atmósfera de fiesta. Desde muy temprano grupos compactos de productores y obreros del agro, portando banderas y cartelones, comenzaron a desplazarse por nuestras calles. La Plaza Merced presentaba un magnífico aspecto para brindarles al primer mandatario y demás distinguidos visitantes su salutación inicial. Habíanse congregado en ella los alumnos de los establecimientos de educación junto con sus profesores, además de un nutrido público deseoso de dar cálida bienvenida al general Perón.

Cerca de la entrada del Palacio Municipal había sido colocado un cartel con la siguiente inscripción: “Bienvenido mi General Perón”. En el interior de la Municipalidad aguardaban la llegada del coche presidencial, el ministro de Agricultura y Ganadería, señor Hogan; el vicegobernador bonaerense, doctor Díaz; los gobernadores de las provincias de Córdoba y de Eva Perón, doctor Luchini y señor Ananía; el comisionado municipal, señor Rivero; el interventor del Partido Peronista de la Provincia, señor Barro y altos funcionarios.

En medio de una intensa expectativa se produjo el arribo del coche presidencial que hizo su entrada a la ciudad por Juan B. Justo, continuando por Merced hasta 11 de Septiembre, por ésta hasta Eva Perón y Uriburu para detenerse a las 9:50 en las puertas de la Municipalidad.

Aclamado con entusiastas muestras de simpatía, el general Perón que viajó acompañado del gobernador de la Provincia, Carlos Aloé, descendió del automóvil, siendo saludado por las autoridades y funcionarios allí presentes.

Luego de saludar, con su amplia sonrisa y brazos en alto, el General Perón junto a los señores Aloé y Hogan, subieron a un Rastrojero de fabricación nacional, en cuyo capot había sido colocado el Pabellón nacional. De inmediato dicho automotor se puso en marcha y seguido por dos jinetes criollos, símbolo de la tradición, se inició la marcha por Uriburu, luego por Merced hasta Pueyrredón para proseguir por Monteagudo y desembocar en la avenida Presidente Perón.

Plaza 9 de Julio

Mientras tanto, las adyacencias del lugar donde estaban levantados los amplios palcos y en donde se desarrollaría la ceremonia central de la jornada (avenida Presidente Perón frente a la Plaza 9 de Julio), ofrecían un singular aspecto con la crecida cantidad de personas que se habían ubicado en puntos estratégicos. Sobre la avenida Presidente Perón, en su intersección con calle Azcuénaga, se había colocado un cartel alegórico de grandes dimensiones en el que podía leerse: “Segundo Plan Quinquenal. Cumpla con Perón como Perón cumple con usted. Siembre maíz. Banco de la Provincia de Buenos Aires”.

Alrededor de las 10:00, se escuchó por la red de alta voces el toque de atención anunciador de que el presidente se acercaba. Comenzó entonces a interpretarse la Marcha de San Lorenzo.

El General Perón subió al palco siendo recibido por el Contraalmirante Alberto Teisaire, presidente provisional del Senado. Con los brazos en alto el primer magistrado respondía a las entusiastas manifestaciones del pueblo. Minutos después se escuchaba un toque de clarín, el Himno Nacional Argentino que era coreado por los presentes, lo mismo que la marcha de “Los muchachos peronistas”. En homenaje a Eva Perón se guardaba un minuto de silencio, escuchándose a continuación los discursos de los señores Juan Luraghi y Ricardo Ponce y del general Perón.

Luego se dio inicio a un gran desfile que tenía una duración de dos horas y en el que Perón recibía un poncho de manos de un jinete gaucho. De esta manera concluía esta gran concentración de productores que tan extraordinarias proyecciones alcanzara y que ha significado uno de los acontecimientos de mayor magnitud cumplidos en nuestro país dentro de la vida del campo.

Palabras de Perón

En su discurso, el jefe de Estado formuló un llamado a la cooperativización de “nuestro agro”. Así Perón expresaba: “Cuando hemos establecido en esta tierra que la suprema dignidad está en el trabajo, hemos querido asociar a esta idea el trabajo fecundo de la Madre Tierra. Por eso los hombres que arrancan a las entrañas de ella el alimento para nuestro pueblo, han sido, son y serán de inmenso valor para el pueblo argentino. He querido llegar por eso hoy a Pergamino, a esta magnífica concentración de trabajadores del agro, para traerles en nombre del Gobierno, el profundo agradecimiento del pueblo argentino por su abnegación, por sus esfuerzos, por su sacrificio.

“Cuando en 1944 comenzamos nuestra tarea de reestructurar la riqueza argentina, el campo era uno de los más extraordinarios puntales de la producción nacional. Inmensas masas urbanas vivían de su trabajo. Fue entonces cuando al trazar los lineamientos del Primer Plan Quinquenal echamos manos a los recursos del agro para apuntalar otros recursos nacionales.

“Recuerdo que en esa época, cuando fue menester encarar esta inmensa tarea de nacionalización eran muy pocos los que nos tenían fe. Hemos debido nacionalizar los ferrocarriles, los puertos, las comunicaciones, los elevadores, multitud de servicios públicos y pagar una deuda que, con sus intereses y amortizaciones, constituía un suicida drenaje para la economía nacional, y crear hasta un propio sistema bancario y de comercialización. Todo ello costaba millones de pesos por día. Sin embargo han pasado 10 años desde que iniciamos nuestros primero pasos y hoy puedo decirles que no debemos un centavo a nadie.

“La tarea de argentinización nos permite contar con una marina mercante suficiente para transportar toda nuestra producción y hallarnos en condición de fijar precios remuneradores. También hemos podido reforzar toda nuestra industria con nuevas maquinarias y hemos empezado a dotar al campo de la maquinaria necesaria para mecanizarlo. Todo esto ha salido solamente de la tierra y por eso si el pueblo puede estar orgulloso de algo debe estar orgulloso de todo esto que, ustedes campesinos, han posibilitado.

“La República no olvidará que fue afirmándose sobre la producción agropecuaria, sobre el esfuerzo magno del trabajador de la tierra, que materializamos las conquistas que nos hicieron económicamente libres.

“Desde esta Tribuna llamo a todos los trabajadores del agro para que se cooperativicen, para ser dueños de su propia producción y llegar así al día en que, teniendo en la industrialización y comercialización de lo que produzcan, tengan un mejor resultado de su trabajo y sacrificio”.


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