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El nacimiento “oficial” del Cuerpo Municipal de Danzas Folklóricas


 Integrantes del Cuerpo Municipal de Danzas y su directora un tiempo después de la nota en el año 1995 (ARCHIVO LA OPINION)

'' Integrantes del Cuerpo Municipal de Danzas y su directora un tiempo después de la nota, en el año 1995. (ARCHIVO LA OPINION)

Aunque creado en 1989, el organismo era reconocido por el Concejo Deliberante a través de una ordenanza recién en el año 1994. Al cumplir su cuarto aniversario, LA OPINION entrevistaba a su directora Mercedes Porcel de Moroni (“Mechi”), que hablaba de este acontecimiento y anunciaba los festejos en la confitería Specktra.


Con fecha del 7 de diciembre de 1994, el Concejo Deliberante redactaba la ordenanza que preveía la reglamentación de los fines, objetivos y actividades del Cuerpo Municipal de Danzas Folklóricas Argentinas de la Municipalidad de Pergamino, tal como había sido solicitado en un expediente iniciado en 1990.

Dicho estatuto decía en su artículo 1º, “Crease el Cuerpo Municipal de Danzas Folklóricas Argentina, que dependerá orgánicamente de la Dirección Municipal de Cultura”. En el artículo 2º decía que “El Cuerpo Municipal de Danzas Folklóricas Argentinas está integrado por su actual elenco, hasta tanto se apruebe su reglamento por este Honorable Concejo Deliberante”. El artículo 3º explicaba que “El Cuerpo Municipal de Danzas Folklóricas Argentinas deberá asegurar un curso permanente de capacitación para los aspirantes a ingresar al Cuerpo, el que estará abierto a toda la comunidad”.

Por último aclaraba que “El cuerpo Municipal de Danzas Folklóricas Argentinas contará con una partida presupuestaria anual, que asegure el logro de los objetivos artísticos propuestos”.

En 1993, cuando el Cuerpo Municipal de Danzas cumplía el cuarto aniversario desde el inicio efectivo de las actividades, LA OPINION publicaba en su edición del viernes 18 de junio una entrevista a su directora, Mercedes Porcel de Moroni, “Mechi”, que hablaba de la génesis del ensamble y anunciaba un festival en la confitería Specktra.

LA OPINION, 18/06/193

El próximo domingo, a las 19:30, el Cuerpo Municipal de Danzas Folklóricas festejará su cuarto aniversario con una velada tradicionalista en la confitería Specktra. Como invitados de lujo estarán los integrantes de la Compañía Argentina de Danzas “El Cimarrón”, dirigida por Omar Fiordelmondo que pronto viajará a mostrar su arte en Canadá, especialmente invitado por ese país.

En canto participará el trío Ponce-Bonzón-Castells; asimismo lo harán los Hermanos Moran, Hugo Ramallo y Roberto Veros. La conducción estará a cargo de Eduardo Costamagna. Como para anticiparnos a la gran fiesta estuvimos recordando estos cuatro años de vida con la creadora y directora del ballet: Mercedes Porcel de Moroni.

-¿Cómo nace la idea de formar el Cuerpo Municipal de Danzas Folklóricas de Pergamino?

-Ocurrió cuando Hugo Ramallo, como director de Cultura, asistió a la Quinta Puesta de la Danza Folklórica Argentina en Comunicaciones y me invitó a que le organizara la parte folklórica en la Escuela Municipal de Bellas Artes, en el área niños. Ahí comienza la idea de formar un cuerpo de danzas de carácter estable y dependiente de la Municipalidad de Pergamino.

Aquel primer día

-¿En qué la favorecía como artista, con una extensa trayectoria en la danza folklórica local, el pasar a dirigir un cuerpo oficial?

-Las ventajas son que, siendo un ente municipal, se abren muchas puertas en muchos lugares a los que una va representando a la Dirección de Cultura. El pueblo entero también apoya. Lo desfavorable es que hay que luchar mucho para que los funcionarios entiendan que los artistas tenemos ganas de trabajar y no de cumplir horarios. Todos sabemos que en Pergamino quienes estamos en cultura trabajamos a toda hora y en cualquier lugar, porque no hay salas aptas para hacerlo.

-¿Qué le parece si hacemos un poco de memoria y recordamos aquel primer encuentro, cuando se forma el Cuerpo Municipal, hace ya cuatro años?

-Fue muy hermoso. En principio trabajamos con Carlos López, a quien convoqué después que me llamó Ramallo. Cuando estábamos todos juntos se me ocurrió poner zambas por diferentes intérpretes, de proyección algunas y otras no. La zamba es la danza más difícil para bailar. Después seguimos con todo tipo de baile e íbamos mirando cómo trabajaban. Cuando uno convoca a gente de diferentes lugares, se encuentra con diferentes códigos corporales.

-¿Tras ese encuentro quedaron los integrantes estables del cuerpo?

-Claro. Ahí empezamos con un grupo de personas. Se quedaron los que aguantaron la forma de trabajo.

-¿Cuál es esa forma de trabajo?

-Es fuerte; un trabajo intenso. Siempre desde el primer día tuvimos que estar preparados para la actuación. Cada 15 días teníamos que presentarnos en una plaza, en una escuela, en un escenario y siempre mostrando motivos nuevos.

La evolución y las alegrías

-¿Cómo fue evolucionando el Cuerpo Municipal?

-Ha tenido altos y bajos. En un momento creció en forma tranquila. Después tuvo un gran bajón, a raíz de la separación de Carlos López del grupo. Fue un bajón anímico, pero en eso fui muy dura. No les permití dejar de trabajar. Eramos pocos, volvieron otros que se habían ido, seleccionamos gente nueva, pero seguimos. Ese fue el momento más duro, cuando ya teníamos un año de trabajo. Sobre todo teniendo en cuenta que había que formar gente nueva y otros bailarines, que eran muy valiosos, se había ido.

-¿Desde qué momento se puede decir que el ballet empieza a consolidarse definitivamente?

-En ese momento. Ahí empezamos a creer todos en nosotros mismos, en los llantos, en las peleas, en las depresiones de los chicos, porque se habían ido bailarines importantes. Es el momento en que comienzan a crecer los que estaban abajo. Aparece la posibilidad de actuar en Cosquín. Pisar ese escenario fue maravilloso. Me acuerdo que le decía a uno de los bailarines de apenas 13 años: “Vos tenés 13 y ya subís y yo tuve que esperar toda una vida para llegar hasta aquí”. Eso fue en 1992.

Momentos de gloria

-¿Cuáles son los momentos que recuerdan con mayor afecto de toda su trayectoria?

-Cuando bajamos del escenario de Cosquín fue hermoso, porque nos abrazamos y lloramos todos; no podíamos parar de llorar. Una cosa muy hermosa fue cuando estuvimos con la abuela Carabajal y toda su familia en Santiago del Estero. Bailamos al rayo del sol a la una de la tarde, bajo una lluvia de cerveza, porque todos enarbolaban botellas de cerveza y hacían círculos con la bebida en el aire. Así bailamos sobre un piso de tierra rodeados por esa familia de cantores increíbles. También Jesús María fue precioso. Allí pisamos el estadio de césped mojado, en un enero muy caluroso, entre 150 bailarines danzando el Pericón Nacional y con 60.000 personas en el público.

-¿Tienen que renovar permanentemente el repertorio o pueden mantener algunos cuadros en forma fija?

-Nosotros tenemos un repertorio de proyecciones que vamos elaborando permanentemente y la primera obra que presentamos en Mar del Plata en 1991 fue “La Guerra de Malvinas”; después pusimos “La Telésfora Castillo”. Paralelo a esto estábamos trabajando con “Elena Rivas, cautiva”, que ahora, cambiada totalmente, la reestrenamos en Wheelwright. Esto te produce un estrés. La primera que está estresada soy yo y después los chicos, pero nos alimentamos todos los días, porque preparamos cosas nuevas siempre.

El sacrificio de los protagonistas

-¿Los chicos hacen grandes sacrificios?

-Dejan muchas cosas. En el caso de los varones, la mayoría ha dejado de jugar al fútbol, que es un deporte muy estimulante. Han dejado porque no les coinciden los horarios. Nuestro trabajo es muy exigente y cuando se acercan los concursos ensayamos todos los días. Las chicas y los chicos estudian y, desgraciadamente, les quitan horas a la materia. Cuando llegan los exámenes finales se pone bravo.

-¿El sacrifico de ellos tiene mucho que ver con la consolidación del Cuerpo de Danzas?

-Por supuesto. Son mis únicos pilares, los dueños de la cosa y de todas las situaciones buenas, malas, positivas y negativas.

-Una vez cumplidos estos cuatro años de vida ¿cuál es el proyecto futuro?

-Tenemos dos proyectos inmediatos que son los Torneos Juveniles Bonaerenses y el Festival “Atahualpa Yupanqui” que son dos encuentros competitivos. Nos interesa competir porque es la forma de encontrarnos con gente que está trabajando como nosotros y es una buena forma de avanzar. También estamos esperando que nos llamen de los grandes festivales como Cosquín, Jesús María, Baradero y tengo un proyecto que iba a dar la noche del festival en Specktra, pero lo voy a contar ahora, porque es un gran anhelo que tengo…

La primicia

“Quiero llevar a los chicos en un viaje por todo el Noroeste del país para beber de las fuentes. Haremos una recorrida por Tucumán, Catamarca, Salta, Jujuy, Quebrada de Humahuaca y vivenciar con la gente del lugar, para traer el folklore desde la raíz. Este proyecto forma parte de mis sueños. En una oportunidad estuvimos en Corrientes para aprender a bailar el chamamé como lo bailan ellos y no como se lo ve bailar por televisión. Una vez que estuvimos acá, solo hubo que poner la música y lanzarse, porque todos conocíamos el chamamé”.

-¿Qué les diría a los chicos que no se acercan al folklore?

-A todos los jóvenes que no se preocuparon por asistir a un encuentro folklórico les diría que fueran alguna vez y que vieran de qué se trata. No les gusta porque no lo han visto. Una vez que lo vean, que se acerquen, porque no es difícil: basta con que interiormente tengan algo que los conmueva hacia la parte artística. A lo mejor mirando un cuadro, no se dan cuenta, y están viendo algo ligado a nuestras raíces folklóricas.


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