La noche que el Normal se convirtió en el Titanic

En la madrugada del 29 de noviembre de 1989 un grupo de jóvenes ingresaba a las instalaciones del establecimiento y ocasionaba todo tipo de daños, entre ellos anegamientos. Luego se sabría que los autores eran algunos alumnos que estaban a horas de su egreso. 

Eran los tiempos en que los alumnos de quinto año del secundario (y sexto de las técnicas) tenían como ritual previo al egreso el salir por las noches en bicicleta y pasar por las casas de sus profesores. Muchos recordarán las bandas de chicos cantando por las calles y reunidos en el punto de encuentro de todas las escuelas que era la Plaza Merced, donde más de una vez “llovieron” naranjas entre los representativos.

El fin de ciclo escolar de 1989 quedó señalado con una página negra. Una noche que había empezado con la postal que describimos más arriba terminó con la Policía Federal dentro de la Escuela Normal. Recordamos, como siempre de manera textual, las dos notas publicadas en días sucesivos, con la crónica periodística y la palabra del entonces rector, Oscar Pico.

LA OPINION, 30 de noviembre 1989

Destrozos de todo calibre y numerosos actos vandálicos fueron cometidos contra las instalaciones y bienes del edificio donde funciona la Escuela Normal de nuestro medio, avenida Colón, entre Belgrano y San Martín.

Los hechos tuvieron lugar en las primeras horas de la madrugada de ayer, al decir del vicedirector a cargo, profesor Oscar Pico, durante una reunión de padres mantenida por la tarde en el establecimiento, y convocada por las autoridades del Normal. Según esas apreciaciones, un grupo de jóvenes no identificado ingresó a la Escuela, robó documentación, tapó rejillas e inundó distintas aulas al dejar abiertas canillas, embarró paredes y rompió cristales y otros bienes muebles. El episodio dio lugar a la intervención de la Policía Federal y a la suspensión de las clases en algunos grados del nivel primario.

Las autoridades de la escuela y los investigadores policiales tienen una lista de 10 jóvenes identificados como supuestos autores de los destrozos. Hasta la hora 10:00 de hoy los padres de estos 10 jóvenes tenían plazo para presentarse espontáneamente, a fin de reconocer la autoría de los hechos por parte de sus hijos, supeditando este gesto a la realización del acto de fin de curso a realizarse mañana viernes a las 19:00.

Esclarecimiento y sanciones

Transcurrido el primer día posterior a los hechos, se conocían más detalles de lo ocurrido en la escuela y el temperamento que adoptarían las autoridades educativas al establecerse que los jóvenes involucrados eran alumnos que estaban a horas de graduarse. En la edición subsiguiente, LA OPINION entrevistaba a Oscar Pico, máxima autoridad del Normal en ese momento.

LA OPINION, 1º de diciembre 1989

Ante los destrozos sufridos en el establecimiento de la Escuela Normal “Joaquín V. González” el miércoles por la madrugada, de los cuales fueron responsables alumnos del curso que egresa, entrevistamos a su rector Oscar Pico, que dijo a LA OPINION: “Entraron por la madrugada, en una forma que todavía no fue fehacientemente comprobada y rompieron un reloj de pared; abrieron todas las canillas e inundaron, por lo tanto el edificio, ya que quedaron abiertas toda la noche, produciendo los lógicos deterioros en pisos y paredes”.

-¿Fueron identificados los autores del hecho?

-Sí, fueron ocho alumnos de quinto año y uno perteneciente a otro colegio que también tengo identificado.

-¿Se tomaron medidas?

-Por su puesto; de los ocho, seis solo entraron y no realizaron destrozos, por lo tanto se los amonestó dejándolos libres por sanción disciplinaria por haber entrado al colegio sin autorización y los dos que realizaron los destrozos fueron separados del establecimiento hasta el mes de marzo. De todas maneras, los seis primeros deberán rendir todas las materias como alumnos libres, oral y escrito, y a ellos no se les entregarán los diplomas de egresados correspondientes en la fiesta de mañana.

-¿Al resto se les entregarán los diplomas?

-Desde ya, no tengo por qué meter a todos en la misma bolsa.

-Su metodología como directivo de un establecimiento es muy conocida en el ámbito educativo y difiere de otras utilizadas, ¿puede ser una causa de estos hechos?

-No, no tiene nada que ver. Este es un acto vandálico realizado por ocho alumnos y mi metodología la aplico con la totalidad del estudiantado. Yo voy a seguir hablando con el alumnado, intentando no aplicar medidas disciplinarias, pero no me va a temblar la mano cuando tenga que sancionar, como lo he hecho ahora. Es más, el haber hablado durante todo el año con el alumnado permitió que en pocas horas haya descubierto a los culpables y lo que hizo cada uno de ellos. Son demasiados los alumnos de este colegio como para juzgarlo por el vandalismo de ocho personas.

-¿Se le dio intervención a la Policía Federal?

-Simplemente se realizó una exposición porque así lo indica el Ministerio de Educación, pero las autoridades de la Escuela Normal somos las que determinamos las medidas a tomar por los hechos que ocurran en el establecimiento. Ese es el motivo por el que somos autoridades y lo vamos a asumir hasta el final.

-¿Cómo se siente después de este hecho tan desagradable?

-Muy mal, porque no entiendo las causas que produjeron esa reacción tan airada de este grupo de alumnos que crecieron entre las paredes de este colegio y porque me duele haberlos tenido que expulsar, además de los daños que se causaron en la escuela. Pero vamos a seguir trabajando en libertad y democracia, como siempre fue mi costumbre y el que no se adapte a eso tendrá su correspondiente sanción, de acuerdo a lo estipulado por los reglamentos educacionales vigentes.