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Con motivo de la esperada vuelta a clases de los chicos, son muchas las cuestiones que se ponen en juego a la hora de pensar el lugar y la función de la escuela como institución que forma parte integrante en la constitución de los niños, las niñas y los adolescentes como sujetos sociales, ya que podría pensarse a este ámbito como el segundo agente socializador más importante luego de la familia. Una de estas cuestiones que mantiene en vela tanto a los padres como a los maestros y directivos es la problemática del bullying y el papel que ocupa la escuela en dicha problemática.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) define al bullying o acoso escolar como: “la agresión para ejercer poder sobre otra persona”. Concretamente, los investigadores lo han definido como” una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador.” Por lo tanto podría pensarse al acoso escolar como una problemática que existe y que existió siempre. No obstante Unicef agrega que “a medida que las dinámicas sociales han ido cambiando a lo largo del tiempo y debido al auge y uso de las tecnologías de la información y de la comunicación como Internet o los teléfonos móviles, los niños están cada vez más expuestos a nuevas formas de bullying”.
Actualmente en nuestro país está vigente una Ley cuyo propósito es brindar herramientas de trabajo con las escuelas para garantizar el derecho a una convivencia pacífica, integrada y libre de violencia, esta ley es la 26.892 de promoción de la convivencia y el abordaje de la conflictividad social en las instituciones educativas que fue sancionada en 2013 pero que a pesar de su vigencia el acoso escolar no ha dejado de ser una realidad y actualmente se encuentra en auge debido a las nuevas formas de tecnologías anteriormente mencionadas, que lo potencian desde distintos aspectos. Por eso el punto importante es poder pensar entre todos el lugar que ocupa y la función que despliega la escuela así como también los padres en este asunto.
La escuela no puede sola contra el bullying, pero sí cumple un rol importantísimo en su contención y prevención. Es por este motivo que necesita del apoyo de las familias y de otros actores sociales para poder actuar, creando espacios de comunicación siempre y cuando esté basado en la confianza hacia el trabajo de los docentes para garantizar una mejor cooperación entre familias y escuela. Es fundamental este trabajo de cooperación ya que el aprendizaje de los alumnos no se reduce únicamente al ámbito educacional sino también involucra a la familia, debe pensarse al aprendizaje y en consecuencia a la transmisión de valores desde una visión integral. La alianza entre los maestros y los padres se encuentra hoy por hoy atravesando una crisis que despierta en los padres la duda acerca de cómo y hasta dónde colaborar con la escuela y con el maestro de sus hijos, especialmente en lo que refiere al bullying.
En definitiva se considera como primordial la reflexión acerca de esta alianza ya que es un elemento clave para superar los casos de bullying de forma integral e integrada, mediante dos recursos claves, por un lado la apertura del diálogo como herramienta fundamental que tenemos los adultos para poder acompañar y guiar a niños, niñas y adolescentes hacia relaciones basadas en el respeto por el otro y la otra y la valoración de las diferencias; por el otro la construcción de acuerdos colectivos entre escuela y familias que impliquen pautas de comportamiento y de convivencia así como también intervenciones por parte de ambos actores, donde se comprometan activamente a cumplir dichos acuerdos, ya que algunos especialistas señalan que la alianza puede ser conflictiva cuando los padres resultan incapaces de reconocer las acciones incorrectas de sus hijos.
Por último y no menos importante un factor fundamental de esta alianza, para la solución articulada de este fenómeno, es el objetivo de cuidar, proteger y construir herramientas para educar y evitar el acoso entre pares. La familia, agente socializador por excelencia, articulado a los docentes pueden crear ambientes escolares que favorezcan una convivencia escolar armónica y crear un ambiente confortable para aprender y enseñar donde las situaciones negativas puedan ser transformadas en positivas.
