Alteraciones en la conducta alimentaria

Estudios realizados en distintos países occidentales revelaron la presencia de trastornos en la conducta alimentaria de pacientes en edades cada vez más tempranas. Se cree que entre las razones de este fenómeno se encuentran la influencia, en niños y jóvenes, de programas televisivos y publicidades que exaltan la delgadez y un falso ideal de belleza. En la Argentina, una investigación mostró que las mujeres son afectadas en un 90 por ciento de los casos registrados, aunque en los últimos años se observó un incremento de estas patologías en varones.

En nuestro país, la Asociación Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba) explica que los trastornos alimentarios, son las alteraciones más comunes de la conducta en el acto de comer. Especialistas de la entidad indican, además, que las señales más claras de estas enfermedades se descubren a través de cierto rechazo a mantener el peso corporal por edad y talla, lo que se traduce en una pérdida importante de peso. También observan que en estos casos existe un temor intenso a aumentar de peso y es común que la persona afectada se vea o se sienta gorda a pesar de estar muy delgada.

En el Reino Unido e Irlanda se llevó a cabo una investigación para saber si este problema afecta cada vez a más jóvenes. Y los resultados fueron preocupantes: se comprobó que los casos de anorexia están en aumento entre los niños preadolescentes, con porcentajes que se duplicaron en los últimos diez años. El dato que más alarmó a los investigadores es que se encontró que entre los pacientes con anorexia había muchos niños de 8 años en adelante. De todos modos, los especialistas advierten que si bien los programas de televisión y las publicidades pueden tener una gran influencia al promover la delgadez, el cuidado del cuerpo e ideas poco realistas de la imagen corporal, las causas son mucho más complejas, por lo que es necesario abordar esta cuestión como un problema de salud pública.

Según Aluba, en la Argentina hay niños de 3 años con anorexia. La misma entidad advierte que, por lo general, el paciente suele no tener conciencia de la enfermedad, por lo que es importante en estos casos el acompañamiento familiar y, por supuesto, la consulta a un especialista.

En el Reino Unido, el estudio realizado analizó los casos de anorexia diagnosticados por psiquiatras en hospitales y clínicas especializadas. Los resultados arrojaron que 3,2 de cada 100.000 niños de entre 8 y 12 años reunieron los criterios de anorexia por primera vez en 2015, frente a 1,5 a 2,1 de cada 100.000 en 2006. Los responsables de la investigación explicaron que las tendencias para menores de mayor edad no pudieron ser estudiadas debido a la ausencia de datos históricos comparables. Por otra parte, se observó que se duplicaron las internaciones en hospitales por trastornos de la alimentación en los últimos seis años y que ese aumento se vio impulsado por un incremento de los casos de niñas adolescentes y mujeres de 20 a 23 años. En sus conclusiones, el estudio plantea que los niños potencialmente vulnerables a desarrollar un trastorno de la alimentación podrían estar expuestos a factores de riesgo a una edad más temprana, como por ejemplo presiones para hacer dieta o tener buenas calificaciones en la escuela. Los médicos especialistas consideran que algunos entornos familiares donde se valora en forma exagerada ciertas modas pueden resultar perjudicial para los más chicos. También las burlas de los compañeros en las escuelas durante la adolescencia pueden llevar a desvalorizar el propio cuerpo de los chicos y las chicas que no responden al modelo con cuerpos ideales o “perfectos” promovido por revistas y programas de televisión que proponen un estereotipo cultural de belleza, muy cuestionable por cierto, al que no se ajusta la gran mayoría de la población.

No es casual que el problema de la anorexia y la bulimia estén presentes en lugares tan diferentes como el Reino Unido y la Argentina. Es que, globalización mediante, la sociedad contemporánea tiene como una de sus características la importancia central de los medios de comunicación masiva en la construcción de prácticas y representaciones. En ese sentido, la publicidad desempeña un papel central en la difusión de modelos de consumo, que tienen a los adolescentes entre los receptores más vulnerables de este tipo de mensajes. Frente a esto, es necesario que la familia y la escuela actúen como espacios de diálogo y reflexión que sirvan para contener a niños y adolescentes, y prevenir alteraciones en las conductas alimentarias.