Editorial

Año Nuevo: algo más que un hito en el calendario


Una vez más el calendario marca la finalización del año y estamos a un paso de comenzar no solo uno nuevo, sino una nueva década. Este acontecimiento se vive de manera particular tanto a nivel individual como colectivo por lo que representa la puesta en marcha de lo nuevo. Como en cada comienzo se abre un horizonte de expectativas que surgen fruto de la realización de balances dispares y del establecimiento de nuevas metas. Tanto en lo individual como en lo común el calendario otorga la posibilidad de estrenar tiempos y establecer renovados objetivos.

El año que se va ha sido particularmente difícil. Como pocos otros, 2019 ha estado atravesado por la crisis. En la esfera pública los avatares de la política y de la economía, las dificultades se ganaron el centro de la escena. Los problemas económicos, los desacuerdos políticos, la imposibilidad cierta de establecer consensos se transformaron en el problema acuciante de la realidad argentina. Como si el país no pudiera salir de la agenda urgente. La grieta, con su correlato de falta de diálogo, ha sido la expresión más palmaria de la división entre argentinos. Algo que parece haberse instalado en el seno mismo de la sociedad para lesionar aún más el presente de un país castigado por la impericia de sus dirigentes.

En lo individual cada ciudadano habrá tenido o tiene la posibilidad de trazar su balance. Pero quien más y quien menos ha visto su realidad personal y familiar atravesada por una crisis repetida que nos posiciona frente al imperativo de trazar un nuevo rumbo, reformular pautas y ejercitar la capacidad de adaptarse a situaciones complejas apelando a recursos emocionales propios para seguir adelante. Con más o menos profundidad, cada uno tomará estas últimas horas de 2019 para hacer su inventario y alcanzar un balance entre lo que estuvo mal y lo que estuvo bien. Y todos, fortalecidos de la crisis, tomarán esa lectura de la propia realidad para tomar el impulso hacia un nuevo comienzo con renovada esperanza. Sucede cada vez que se arranca la última hoja del almanaque.

Mañana se inaugurarán las primeras horas de 2020, un año que parece signado a ser clave en el manejo de la crisis y en el abordaje serio de las dificultades que tenemos como argentinos.

Quiera el destino, la acción de los dirigentes y la responsabilidad ciudadana que tanto en el plano político como social el año que se inicia sea el tiempo de saldar asignaturas pendientes, de reordenar prioridades y resignificar lo importante para volver a tejer el lazo que repare una trama social que parece quebrada producto de la crisis.

Que los doce meses por venir contribuyan a establecer un nuevo pacto social, genuinamente solidario y empático con la realidad del otro. Que por fin la política ponga manos a la obra para reconciliarse con la gente y que, de una vez por todas, la olvidada clase media sea el blanco de un hacer que aliviane las cargas y le de un respiro para que vuelva a transformarse en esa porción de la ciudadanía que pone en marcha el motor del progreso.

Que la llegada de un nuevo año, lejos de ser un hito más en el calendario, sea el tiempo oportuno para establecer nuevos consensos que posibiliten transformar realidades profundamente complejas y que esto se haga con la madurez necesaria que requiere la hora. Que por fin haya reglas claras y que se tomen las medidas necesarias para que la rueda productiva se ponga nuevamente a funcionar.

Que en lo colectivo prime la mesura y el entendimiento. Y que en el universo íntimo y personal de cada uno de los lectores de este comentario, el comienzo del nuevo año traiga consigo las herramientas para construir un futuro mejor, algo que no ocurre por arte de magia ni de manera ingenua.

No suceden solo porque cambia la denominación del año en el calendario. Que 2020 dote a cada uno de la determinación y el coraje para construir el presente que se quiere forjar.Que sea un año de tarea y crecimiento.

Quienes hacemos LA OPINION ponemos al servicio de ese anhelo nuestro trabajo incansable para que 2020 nos encuentre haciendo lo que sabemos hacer teniendo como principal aliado a ese vínculo intangible y entrañable que nos une a cada uno de nuestros lectores desde hace tantos años. Desde este espacio editorial, hoy que termina el año 2019, renovamos el respeto a ese vínculo, que ha sobrevivido a los avatares de esta y otras crisis y ha fortalecido un contrato de lectura renovado. Ese contrato tácito y la confianza que representan es nuestro principal capital. Ese que honramos cada día con nuestra tarea de reflejar la realidad de la ciudad y de su gente. Y ese que frente a la llegada de un nuevo año resignificamos para seguir abocados a la tarea de construir frente a cada lector la credibilidad.

Que el nuevo año traiga lo que cada uno necesita para evolucionar. Que el país del que somos parte evolucione fruto del trabajo y las decisiones correctas. Y que como se dice cada vez que finaliza el año, que en el deseo de un Feliz Año Nuevo vaya algo más que un anhelo, que esté la llave con las cuales abrir esas puertas al futuro que todos nos merecemos. Feliz Año Nuevo para todos.


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