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Empujado por una situación sin precedentes, a partir de las extraordinarias circunstancias generadas por la pandemia del nuevo coronavirus, el teletrabajo se impone en todo el mundo como una alternativa para evitar la paralización de sectores clave de la economía.
De la mano de nuevas herramientas tecnológicas, el trabajo a distancia se abre paso lentamente en un mercado laboral que, una vez que pase la crisis sanitaria, ya no será el mismo.
Pero en este nuevo escenario, en la Argentina una de las asignaturas pendientes en relación con el trabajo a distancia es la falta de regulaciones legales específicas en la materia, y es por eso que entidades empresarias de distintos sectores, como la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came) y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, consideran que es necesario avanzar con pautas que permitan garantizar la continuidad de esta modalidad de relación laboral una vez que concluya la emergencia por la pandemia. La idea es acercar a los gobiernos nacional, provinciales y municipales una serie de propuestas para avanzar en ese sentido, es decir, para que el país tenga un marco normativo que establezca reglas claras para el trabajo a distancia.
Un reciente documento de la División de Mercados Laborales del Banco Interamericano (BID) sostiene que antes de la aparición del coronavirus en el mundo, el teletrabajo había crecido solo en aquellas empresas muy digitalizadas; mientras que en estos días, en medio de la crisis sanitaria global, son cada vez más las personas que están trabajando desde sus hogares. Esta situación, observa el informe de la entidad, plantea nuevos interrogantes sobre cómo será el futuro de esta modalidad laboral que permite a millones de trabajadores de todo el mundo seguir desempeñando sus tareas. “Si este experimento mundial se implementa de manera efectiva, se demostrará por qué el teletrabajo puede ser una herramienta muy valiosa tanto para la empresa como para el trabajador”, sostiene el documento del BID.
Siguiendo con el tema de las propuestas de las entidades empresarias, casi todas coinciden en señalar que existen vacíos legales que deben ser resueltos en esta nueva coyuntura. Un aspecto por tener en cuenta, y que las entidades empresarias consideran necesario subrayar, es que la realidad del trabajo a distancia no es homogénea en todo el país, ya que mientras algunas empresas ya venían familiarizadas con un entorno digital más cercano a la llamada revolución 4.0, otras en cambio mantienen esquemas tradicionales donde la digitalización y el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están apenas en una etapa inicial. Un documento preliminar preparado por un estudio jurídico para las entidades empresarias hace hincapié, precisamente, en ese punto, señalando que mientras se observan algunas “islas de modernidad”, es decir ámbitos laborales formales que están perfectamente preparados para el trabajo a distancia, en otros casos el acceso a esta modalidad laboral se hace más lento por el bajo nivel de inversión, la falta de crecimiento y la incertidumbre sobre el rumbo futuro de la economía local. Un informe elaborado por uno de los estudios jurídicos que asesoran a las empresas observa con claridad que el país “no cuenta con una legislación que regule o propicie el teletrabajo, trabajo remoto o, como también se lo denomina, “home office”. A eso debe agregarse otro factor, que no es menor: tampoco existen servicios que brinden conectividad de alta calidad con llegada a todos, o casi todos, los rincones del vasto territorio nacional, lo cual -como bien advierten los asesores letrados- profundiza las brechas de productividad y educativas existentes en las distintas regiones.
Por todo esto, es necesario que las empresas se preparen convenientemente para adaptarse a este nuevo contexto, donde las tecnologías de la información y la comunicación cumplen un papel fundamental con la posibilidad de brindar soportes que ayudan a mejorar la productividad. Herramientas de comunicación para grupos de trabajo o el software de gestión y administración comercial disponible para compartir en forma remota, por citar algunos ejemplos, serán una gran ayuda a la hora de pensar nuevos esquemas de trabajo. Pero todo esto debe ir acompañado, por supuesto, de un marco normativo que establezca reglas acordadas entre todos los sectores involucrados.
