Editorial

Brasileros en nuestra universidad gratuita de Medicina


La universidad pública argentina, como sabemos, es gratuita y su acceso no tiene prácticamente barreras, dos características poco comunes en Latinoamérica y en el mundo. Pero al contrario de las creencias que esto frecuentemente genera, el ingreso de argentinos no es tan masivo en relación con la escolaridad elemental y en cambio crece el porcentaje de estudiantes extranjeros. No obstante, la incidencia de los foráneos en la matrícula aún es baja, no llega al 3 por ciento. De todos modos, es significativa la cantidad de profesionales que egresan de nuestras casas de estudios sin ser parte del sistema tributario que las sostienen.

En 2016, el último año del que existen cifras oficiales disponibles, hubo 41.961 alumnos extranjeros en las universidades públicas, mientras que en la privada totalizaron 17.745, un 3,7 por ciento en los grados y un 6 por ciento en los posgrados.

Sin embargo lo dicho tiene una excepción y es la carrera de Medicina, donde las cifras de cantidad de extranjeros, sobre todo brasileros trepa de manera visible. En la Universidad de Buenos Aires uno de cada cinco estudiantes de la carrera es de aquel país y en la Universidad de Rosario en los últimos dos años se ha triplicado el ingreso de brasileros para acceder a su título de médico, el cual después homologan en su país de origen para ejercer la profesión.

Hay dos cuestiones clave en esta elección de venir a la Argentina a estudiar Medicina. En Brasil la carrera no es gratuita, es carísima, y aquí no solo no pagan un peso sino que con la gran devaluación que hemos padecido a ellos les sale realmente económico la subsistencia durante los años de estudio de la carrera.

Pero además, incluso para quienes puedan pagar sus matrículas, hay un sistema de selección para ingresantes en la universidad brasilera que es muy complejo de atravesar. Tanto porque inciden las notas obtenidas en el secundario como por un examen dificilísimo, por el que la mayoría de los estudiantes pudientes paga fortunas a fin de prepararse y así poder aprobarlo. Este sistema tan exhaustivo de selección de estudiantes en Brasil responde a que el cupo total para ingresantes en Medicina es muy bajo en relación al sector de la población que decide iniciar la carrera. Costo, derecho de admisión y cupo de estudiantes son tres realidades inexistentes en nuestro país, que tiene mucho de bueno pero al mismo tiempo provoca situaciones que luego complican al sistema educativo superior y al desempeño profesional mismo.

Esa conducta limitante y expulsiva de Brasil y otros países, contraria a la universalidad de las facultades públicas nacionales, hace que los jóvenes busquen canalizar su vocación de estudio, en general, en lugares como Argentina, en Buenos Aires y Rosario sobre todo. Recientemente ambas universidades incluyeron el requisito de demostrar un nivel básico de castellano para ingresantes de habla no hispana. Y se les exige un certificado de que tienen un nivel básico de castellano para comprender las clases. Pero de abonar algún canon en concepto de contraprestación por el uso de un servicio público por el cual no tributan ni han tributado en su vida, nadie habla. Así las cosas, los argentinos no solo solventamos los estudios superiores de nuestros ciudadanos sino que además “bancamos” los del resto del mundo.

Los brasileros que estudian en la Argentina están muy contentos porque van a una universidad de excelencia que es además gratuita. Cuando en general, en el resto de América Latina la educación universitaria no es gratis ni para los ciudadanos, menos para extranjeros. La mayoría de los países tienen universidades aranceladas y algunas tienen sistemas de devolución de créditos una vez que la persona se recibió. Son distintos estilos, sin embargo hay un denominador común: en ningún caso tienen sistemas totalmente gratuitos como en la Argentina.

La realidad es que nuestras universidades gratuitas, que fueron la base de la formidable movilidad social que tuvo la Argentina durante la segunda mitad del Siglo XX, sobre todo cuando los hijos de inmigrantes pobres lograron ser profesionales y cambiaron de sector social mediante su esfuerzo con los estudios, hoy no ofrece los mismos resultados.

Porque la verdad es que en Brasil ingresan menos alumnos que en la Argentina, pero allí la tasa de quienes se reciben es más alta. Quizás haya llegado la hora de revisar la gratuidad de nuestra enseñanza en la línea gruesa y sobre todo en cuanto a la presencia de extranjeros que estudian en nuestros claustros, buscando el modo de que haya algún resarcimiento para nuestras universidades que las pagamos entre todos para nuestros ciudadanos. Buscar algún arancelamiento o un sistema de devolución de fondos una vez recibido el estudiante. Hay muchas variantes que se pueden aplicar en estos casos para que el Estado reciba ingresos por la formación de esos extranjeros que no solventan el sistema. Lo que no parece lógico es seguir permitiendo que los extranjeros usen gratuitamente los servicios educativos que son pagados por nuestros impuestos para los estudiantes argentinos, en todo caso. Mientras tanto, cuando los argentinos pretenden estudiar en otros países, carreras de grado o especializaciones, les cuesta una verdadera fortuna y solo si son becados muchos pueden acceder. Precisamente en Medicina, que es además una carrera muy cara y donde más extranjeros registramos en nuestras universidades, el punto de partida es comenzar a rever la cuestión de la gratuidad para ellos.


Otros de esta sección...

Cuidarse del dengue

23 de Marzo de 2024 - 05:00
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO