Editorial

Cuidar al corazón con una vida saludable


Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, los accidentes cerebrovasculares y los infartos de miocardio se cobran más de 17 millones de vidas al año en todo el planeta. Los especialistas advierten que esa cifra podría ascender a 23 millones en 2030 si no se adoptan medidas de prevención. De ahí la importancia que tienen los entornos saludables, como se denomina a los espacios libres de humo que facilitan a las personas el acceso a alimentos frescos y reducidos en sodio, y que además promueven la actividad física.

Para generar conciencia sobre este problema, a instancias de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud se celebró el 29 de septiembre el Día Mundial del Corazón. La efemérides debe ser tomada muy en serio en la Argentina: cada año en el país se registran cerca de 35.000 infartos cardíacos. Pero eso no es todo. Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte de argentinos después de los 40 años. Estos datos confirman la necesidad de llamar la atención sobre los riesgos que implica no detectar a tiempo las enfermedades vasculares y de insistir con las medidas que hoy están disponibles para lograr una adecuada prevención, un mejor control y tratamiento.

Diversos estudios científicos coinciden en señalar que las personas que llevan un estilo de vida saludable reducen notablemente la probabilidad de sufrir ataques cardíacos en comparación con aquellas que tienen comportamientos de riesgo como fumar, consumir alimentos poco saludables y beber más alcohol de lo permitido. Por eso se recomienda evitar los alimentos procesados y optar por una dieta que incorpore frutas, verduras, legumbres, nueces, productos lácteos reducidos en grasa, cereales integrales y pescado, además de realizar al menos 40 minutos diarios de caminata o bicicleta. Por supuesto que también es fundamental visitar periódicamente al médico, ya que en la consulta se analizará qué es lo más conveniente de acuerdo con las características y posibilidades de cada paciente. Este es un punto a tener muy en cuenta, especialmente en estos tiempos de emergencia sanitaria, dado que cuando comenzó la pandemia hubo una marcada disminución de consultas cardiológicas, según señalaron los especialistas a través de distintas notas publicadas por los medios de comunicación de nuestro país.

La Fundación Cardiológica Argentina remarca que una persona físicamente activa tiene mayor y mejor esperanza de vida, independientemente de los factores hereditarios que tenga. La entidad observa además que la actividad física, a cualquier edad, previene numerosos problemas de salud crónicos, incluyendo la enfermedad cardiovascular ya que ayuda a controlar la presión arterial, los niveles de lípidos y glucosa en la sangre y mejora la salud de los vasos sanguíneos. También señala que aún en los casos en los que haya factores de riesgo cardiovascular, una persona físicamente activa, tendrá mayores probabilidades de reducir el riesgo de muerte prematura en comparación con las personas inactivas que no tienen factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, que es la que afecta al corazón y las arterias, siendo la arterosclerosis su principal causa. Esta se define como el depósito de placas de colesterol en el interior de las paredes de las arterias, provocando su obstrucción y comprometiendo la llegada de la sangre a órganos vitales como el corazón, el cerebro y el riñón. El tabaquismo, los niveles elevados de colesterol, triglicéridos y otras sustancias grasas en la sangre, así como la presión arterial elevada, la diabetes, la obesidad, la falta de ejercicio físico y el estrés crónico, figuran entre las principales causas de las enfermedades cardiovascular, coronaria y cerebrovascular.

En rigor, los estilos de vida actuales y el uso cada vez más frecuente de las redes sociales predisponen a las personas a mantenerse mucho tiempo inmóvil frente a una pantalla de computadora o teléfono móvil. Es importante que se cambien esos hábitos por otras costumbres más saludables, evitando la tendencia hacia el sedentarismo. Si bien es cierto que la pandemia de coronavirus agregó algunos factores que antes no existían, como es el aislamiento para evitar la propagación del virus y el llamado a no participar de aglomeraciones en espacios públicos, el desafío actual pasa por mantener la actividad física respetando las recomendaciones que realizan las autoridades sanitarias y generando entornos más saludables para cuidar al corazón.


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