Editorial

El crimen de Villa Gesell: la violencia y un cambio cultural profundo para erradicarla


Los detalles que se conocen del asesinato de Fernando Báez Sosa, el joven estudiante golpeado en forma salvaje por un grupo de rugbiers a la salida de un boliche de Villa Gesell, siguen conmoviendo a todo el país. 

Una testigo clave del crimen aseguró que en medio del cobarde ataque uno de los agresores dijo: “Dale que lo vas a matar, vos podés”. Esa arenga, en sí misma, revela un grado de violencia al que no se llega de casualidad. La frase, en realidad, es la punta de un iceberg de violencia e intolerancia que se fue construyendo a partir de mandatos culturales en los que, sin dudas, predominó lo peor del género masculino.

¿En qué momento de sus vidas unos jóvenes deportistas, de clase media acomodada, cuyas edades van entre los 18 y 20 años, sepultan para siempre aquella cándida infancia y adolescencia sin privaciones para convertirse en patoteros asesinos? ¿Qué responsabilidades (además de las de ellos mismos, por supuesto) tuvieron en esa monstruosa transformación las escuelas a las que asistieron y los clubes en los que se formaron?

¿Y las familias? ¿Acaso prevaleció el mandato con el que se machaca desde ciertas publicidades (especialmente las de las bebidas alcohólicas dirigidas, no casualmente, al público más joven) que les dice que deben exagerar su masculinidad, ser fuertes, que todo es pura competencia, que lo que importa es ganar, llegar primeros, imponerse a cualquier precio?

No se debe generalizar, es cierto. No es común ver a grupos de deportistas convertirse en patotas que matan a patadas a un joven indefenso. Sin embargo, preocupa la repetición de algunos hechos aberrantes ocurridos en los últimos años en distintos lugares del país y que tuvieron como protagonistas a jóvenes con perfil similar al de los ahora detenidos por el asesinato de Villa Gesell.

Por eso, vale la pena repasar un fragmento de la carta abierta que publicó en su cuenta de Twitter, Tomás Hodgers, un jugador de rugby de 23 años, del Club Atlético del Rosario. Titulada “Sí, fuimos nosotros”, Hodgers hace una autocrítica del deporte que practica. “Nos llenamos la boca hablando de Nelson Mandela y del respeto al árbitro, del tercer tiempo y de la camaradería. De la buena fe dentro de una cancha y del respeto a la autoridad. Nos creemos el ejemplo y nos creemos moral y físicamente superiores al resto. Es por este narcisismo colectivo, por este convencimiento ficticio que tenemos de nosotros mismos que nadie, ni una sola persona en el ambiente del rugby se animó a decir que fuimos nosotros”, escribió.

“Nadie se hizo cargo ni pidió perdón. Pero sí, fuimos nosotros, los que habitamos el diminuto mundo del rugby, los que formamos a diez desquiciados que mataron con saña y odio a un indefenso. Lamentablemente también eran nuestros los acusados de violar entre cinco personas a una chica en La Plata, y los que golpearon salvajemente a un linyera en Olivos porque estaban aburridos. También eran colegas los que abusaron de una chica en Miramar, los que le desfiguraron la cara a un pibito en Quilmes por chocar un auto y los tucumanos que casi matan a un empleado de un boliche en Pinamar. Es jugador de rugby, también, el rosarino al que filmaron golpeando salvajemente a su novia y que hoy camina como si nada hubiese pasado. Digámoslo, fuimos nosotros”, sostuvo el joven deportista.

Desde que tomaron estado público las imágenes del salvaje ataque que terminó con la vida de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell y hasta hoy, se multiplicaron las reflexiones y opiniones en relación al vínculo entre violencia y consumo de alcohol entre los jóvenes, también sobre los mandatos culturales y sociales de masculinidad, la violencia machista y las relaciones de género.

Mientras la sociedad es interpelada por estos debates que ponen sobre la mesa la necesidad de promover un cambio cultural profundo para erradicar la prepotencia, el machismo y la violencia, la familia de Fernando Báez Sosa espera que las abundantes pruebas aportadas a la causa y los testimonios de los testigos sirvan para que se haga justicia.

Pero la sociedad debe ir un paso más allá. Debe sumar iniciativas de instituciones educativas, deportivas, culturales y de las familias para desalentar la violencia, enseñar el respeto por el otro y evitar que se repitan hechos tan lamentables como el crimen de Villa Gesell.


Otros de esta sección...
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO