Editorial

El incierto futuro laboral de los jóvenes


Cuáles son las habilidades que deben promoverse en los jóvenes para que puedan acceder a los trabajos del futuro? La pregunta se hacen gobiernos y empresas de la mayoría de los países del mundo que experimentan los efectos de la vertiginosa digitalización global y la cuarta revolución industrial, dos fenómenos que obligan a pensar nuevas soluciones para los problemas que se avecinan.

Nuestro país, por supuesto, no es ajeno a los desafíos que plantea ese futuro que, en realidad, está a la vuelta de la esquina. Argentina, que además arrastra el drama del desempleo juvenil, debe anticiparse sabiendo de antemano que las fórmulas que se usaron hasta ahora para salir del paso no resolverán los problemas de los próximos años. El actual escenario global está lejos de ser alentador: según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hay 64 millones de jóvenes desempleados en todo el mundo y 145 millones de trabajadores jóvenes viven en la pobreza. Por eso, el organismo insiste en señalar en todos los foros internacionales que el empleo juvenil sigue siendo un desafío global y una de las prioridades principales de las políticas públicas.

Una publicación reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), titulada “Educación, juventud y trabajo: habilidades y competencias necesarias en un contexto cambiante”, advierte sobre las brechas y desigualdades que afectan a los jóvenes de nuestra región. El documento observa, además, que esas brechas “son más marcadas en el caso de las mujeres, que imposibilitan el acceso a puestos de trabajo decente y que los condenan en muchos casos al desempleo o al empleo precario, es decir, a la pobreza”. En este sentido, agrega el documento, “tiene una importancia crucial el desfase existente entre las habilidades en las que se enfoca la formación que imparten los centros educativos y las requeridas por el sistema productivo, desfase que, de no corregirse con prontitud, se incrementará aún más en el futuro”.

La investigación de la Cepal también hace referencia a los riesgos y oportunidades que surgen para los jóvenes como consecuencia de los procesos de automatización, como lo demuestra el hecho de que, en el futuro, cerca de la mitad de las ocupaciones podrán ser automatizadas y que las personas con baja y media cualificación, especialmente los jóvenes, son quienes podrán verse más afectados por ese riesgo.

¿Por dónde empezar, entonces, para facilitar la transición entre la formación y el trabajo? Los trabajos del futuro requerirán, entre otras habilidades, capacidad de aprendizaje (aprender a aprender); adaptabilidad y manejo de la frustración (los errores y los contratiempos son parte de la vida, lo importante es saber cómo manejarlos); colaboración (saber trabajar con otros sin importar el lugar donde estos se encuentran); comunicación verbal y escrita (saber expresar a otros sus ideas, productos o servicios, tomando como base las necesidades de la audiencia y el tipo de mensaje a transmitir); creatividad e innovación; solución de problemas y toma de decisiones; pensamiento crítico; manejo de información y de datos (el acceso a un mundo con información constante demanda saber analizar, contrastar, evaluar e inferir); tecnología y pensamiento computacional (la tecnología está cambiando a un ritmo sin precedentes, por lo que es importante enseñar las estrategias para manejar cualquier tipo de tecnología y no solo la actual o disponible en su contexto).

El sistema educativo debe tener en cuenta estos requerimientos de manera tal que las nuevas generaciones dispongan de herramientas que aumentan sus posibilidades de acceder a trabajos de calidad. La realidad muestra que el acceso al mundo laboral depende en gran medida no sólo de los deseos y aspiraciones de los jóvenes, sino también del origen social y económico que le tocó en suerte. En todo el país hay ejemplos suficientes de ello. Solo basta indagar sobre las historias de vida y los entornos familiares de muchos de los precarizados o subempleados para descubrir cuáles son las razones que les impiden tener condiciones de vida más digna.

Por eso es importante que la educación pública brinde herramientas actualizadas para que los jóvenes que sufren las desventajas de esa lotería inicial (que determina el lugar de nacimiento de cada uno) también tengan posibilidades de acceder a un trabajo decente.

En tal sentido, urge el reinicio de las clases tras el año literalmente perdido a causa de la pandemia de Covid-19. Que las discusiones dejen de ser políticas y predomine el sentido común, porque más allá de los riesgos que naturalmente hay, no se puede continuar sin alumnos en las escuelas porque, aunque parezca una frase remanida, sin educación no hay futuro posible.


Otros de esta sección...
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO