Editorial

El juicio a Chapo Guzmán no puede terminar en otra pena que no sea perpetua


Un jurado de Nueva York declaró el martes culpable de todos los cargos al Chapo Guzmán, uno de los capos del narcotráfico más famosos del mundo, tras un juicio enorme en el cual el Gobierno estadounidense presentó demoledoras pruebas.

Guzmán fue un gran éxito para Estados Unidos porque siendo jefe de un cártel de la importancia del de Sinaloa, pudo ser extraditado y juzgado allí. Un gusto que esperó por años darse con el jefe del cartel de Medellín Pablo Emilio Escobar Gaviria y no pudo ser, al fin cayó muerto por la policía colombiana. Eran aquellos narcos que luchaban contra la extradición afirmando preferir “una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos”.

En este caso luego de un juicio de tres meses y 35 horas de deliberaciones a lo largo de seis días, el jurado halló que Joaquín “Chapo” Guzmán, de 61 años y considerado el mayor narcotraficante del planeta (tras la muerte del colombiano Pablo Escobar como dijimos), es culpable de los 10 delitos de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero de los que fue acusado.

La ley estadounidense señala que por la gravedad de los cargos el exjefe del cartel de Sinaloa debe ser sentenciado a cadena perpetua obligatoria.

El juez Brian Cogan fijó su sentencia para el 25 de junio, pero la defensa anunció que apelará el veredicto.

El juicio del Chapo para quienes pudieron seguirlo fue un fascinante viaje a uno de los mayores y más despiadados cárteles de la droga y a la vida cotidiana del capo en la clandestinidad de las sierras de Sinaloa, su estado natal, un drama con sus propios protagonistas.

La fiscalía convocó al proceso a 56 testigos, desde exsocios del Chapo a agentes del FBI, la DEA y otras agencias del Gobierno, así como a funcionarios de varios países latinoamericanos.

El jurado escuchó conversaciones del Chapo con sus socios grabadas por soplones a escondidas y otras interceptadas por el Gobierno, y leyó decenas de sus mensajes de texto encriptados, así como cartas que le envió a su mano derecha desde la cárcel. También vio ladrillos de cocaína, granadas, lanzagranadas y rifles de asalto incautados o destinados al capo, todos elementos que, al fin, se conocen por las series y la televisión y acá todo se mostraba en vivo y en directo.

Para escuchar los relatos de la vida y obra del Chapo desfilaron 14 de sus exsocios: secretarios, pilotos, un sicario, un gerente, un contable, sus mayores proveedores de cocaína en Colombia, su mayor traficante en Estados Unidos, su jefe de comunicaciones y hasta una examante que se escapó con él desnudo por un túnel.

Estos testigos relataron cómo el capo compraba toneladas de cocaína en Colombia a 3.000 dólares el kilo, y las transportaba hasta México en submarinos semisumergibles, aviones, barcos pesqueros o contenedores comerciales, a veces con escalas en Ecuador, Guatemala, Belize, República Dominicana u Honduras.

Y cómo la droga llegaba finalmente a Estados Unidos por túneles, escondida en latas de jalapeños en trenes, en camiones de combustibles o en compartimentos secretos en automóviles, y era revendida en hasta por 35.000 dólares el kilo.

Todo gracias a la complicidad de corruptos funcionarios de México que recibieron millones en sobornos, incluidos supuestamente expresidentes. Y aunque los norteamericanos no ahondaron en este caso demasiado en su propia problemática, hay en Estados Unidos unas cuantas complicidades  también para que ingrese tanta droga y sea distribuida, vendida y consumida. Vemos que allí el consumo de opiáceos se ha convertido en una epidemia, las muertes por sobredosis de drogas siguen subiendo y alcanzaron un promedio de 197 al día en 2017.

El Chapo “esperaba este resultado”, dijo su abogado Bill Purpura en una conferencia de prensa frente a la corte de Brooklyn. “Es un hombre fuerte. Para bien o para mal, este es un tipo que nunca se da por vencido”, añadió.

“Luchamos hasta el final. Dejamos todo en la cancha por Joaquín Guzmán”, pero “las pruebas eran literalmente una avalancha”, afirmó otro de sus abogados, Jeffrey Lichtman.

En los próximos días, el Chapo será trasladado a una cárcel de Colorado, ADX Florence, conocida como la “Alcatraz de las Montañas Rocosas” y considerada la prisión más segura de Estados Unidos.

Ahora bien, este no es el final de la historia, a diferencia de Escobar con quien terminó extinguiéndose el cartel de Medellín, pese a la captura y condena del Chapo, el cartel de Sinaloa sigue en pie, su coacusado Ismael “Mayo” Zambada continúa prófugo y la violencia del narcotráfico no ceja en México, que tuvo un récord de 33.341 homicidios dolosos el año pasado. Estas son las realidades  que deja el negocio del narcotráfico, detrás de las miniseries y el morbo que despierta conocer la vida de lujos y poder de estos capos narcos.

Ahora que es condenado el Chapo tendrá un par de series (alguna ya filmada) y películas para explotar ese morbo curioso del gran público respecto de estos personajes que, aunque sean atractivos por sus múltiples facetas, son al fin una lacra que va esparciendo un enorme daño a su propia sociedad como sucede en México y a Estados Unidos envenenando a su población con estupefacientes…


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23 de Marzo de 2024 - 05:00
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