Editorial

Elecciones en Europa: la Unión se pone a prueba


Los países de la Unión Europea están listos para elegir a los miembros del próximo Parlamento  en una votación de cuatro días que comenzará mañana y culminará el domingo, en medio del aumento de los grupos de extrema derecha en sus países miembro.

Con unos 400 millones de votantes habilitados, ocho grupos políticos competirán por un total de 751 escaños en unas elecciones vistas por algunos como un referéndum del funcionamiento del bloque, en vista del reciente resurgimiento de la extrema derecha y el fortalecimiento de los partidos populistas.

Aunque tradicionalmente los partidos de extrema derecha se han mantenido al margen de la política en la UE, se ha visto una presencia que aumenta progresivamente después de que los votantes presenciaron el complicado proceso de divorcio de Reino Unido del bloque, cambiando su discurso y proponiendo cambiar la UE desde su interior. También genera planteos a la integración el incesante flujo inmigratorio, que pone a todos en paridad en el compromiso de recibir gente pero no todas las naciones tienen “espaldas” suficientes para contenerlo. A su vez, los ciudadanos han comenzado a cuestionar estas presencias por su incidencia en las oportunidades laborales además de los temores por la instalación de células terroristas. 

Así, los partidos de extrema derecha han encontrado un terreno común basado en la islamofobia y los sentimientos antimigratorios, mientras promueven un interés nacionalista en la Unión. Y sobre estos lineamientos, los movimientos populistas o de extrema derecha encabezan encuestas en varios de los principales países de la Comunidad, dependiendo de las situaciones internas.

En España, todo indica que no habrá sobresaltos y el Psoe repetirá el triunfo de las últimas semanas. El 74 por ciento de los españoles opina que la UE es beneficiosa. Junto a Portugal, es uno de los pocos países europeos donde la extrema derecha, a pesar de la reciente irrupción de Vox, no ha logrado masividad.

En una Francia que hace meses enfrenta la crisis de los “chalecos amarillos” en las calles, el candidato de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, el joven de 23 años Jordan Barbella, podría resultar ganador.

Esto representaría un duro golpe para el presidente Emmanuel Macron y podría acrecentar las chances de Le Pen de cara a una futura elección nacional.

En Alemania, por lo pronto, el partido ultranacionalista Alternative Für Deutschland (AFD), lidera las encuestas en el este del país, la antigua República Democrática Alemana. AFD se convirtió en las pasadas elecciones germanas en el primer partido extremista en llegar al Bundestag desde que lo hicieran los nazis en 1933, cosechando 91 escaños. Por ahora, solo posee un asiento en el Parlamento Europeo.

En Italia, nadie parece discutir que La Lega, del vicepresidente del consejo de ministros Matteo Salvini, arrasará en las urnas.

Salvini ha declarado en los últimos días, junto a Le Pen, que es necesario “liberar a Europa de Bruselas”. Sus políticas contrarias a la inmigración y las minorías han disparado su popularidad. Suele decir que está librando “una guerra del pueblo contras las élites, los banqueros contra los ahorradores, David contra Goliat”. Ese discurso, a su vez, tiene un profundo anclaje no solo en el acaudalado norte si no también  en regiones de Italia históricamente afines a la izquierda, como algunos lugares del sur.

El Reino Unido, inmerso en el complejo proceso del Brexit, participará de los comicios parlamentarios. El Brexit Party, liderado por Nigel Farage, ha logrado un gran crecimiento en las encuestas que lo estarían ubicando como ganador. Superando, incluso, a los laboristas y a los conservadores juntos.  Esto sería aprovechado internamente por los partidarios de una línea dura respecto de la salida del país de la UE. Podría convertirse además en un golpe tanto para la primera ministra, Theresa May, como para el líder laborista, Jeremy Corbyn.

Es probable que a partir del próximo domingo los partidos de extrema derecha, ultranacionalistas, euroescépticos e islamólogos, con todas sus particularidades y diferencias, pero con objetivos en común muy concretos, pasen a convertirse en el cuarto grupo dentro del Parlamento Europeo.

Con una de las crisis de refugiados más grandes de la historia de la humanidad, y en medio de un cambio tecnológico sin precedentes cuya consecuencia es la pérdida de millones de puestos de trabajo, Europa se encuentra en un laberinto del cual es muy difícil salir.

El derechista holandés Geert Wilders, quien tampoco cuenta con malos números en su país, pidió junto a Salvini y Le Pen, frenar la “islamización de Europa”. Lo cierto es que si la política tradicional sigue subestimando el avance de los extremismos, lo que habrá que frenar puede llegar a ser mucho peor.


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23 de Marzo de 2024 - 05:00
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