Editorial

Hay que sacarle nuevo brillo a la “Perla del Norte”


Pergamino supo ser reconocida en el Siglo XX como “el” polo textil de Argentina, también como la pujante “Perla del Norte” bonaerense, cuna de reconocidas personalidades del deporte, la política y la cultura, destacándose entre otras localidades de la zona con iguales dimensiones y potencialidades.

El Siglo XXI nos encontró en medio de una crisis nacional que menoscabó esos lauros para ubicarnos en un nuevo punto de partida hacia la búsqueda de un perfil de ciudad que nos reinsertara en la escena nacional con un rol protagónico.  

La convertibilidad y su posterior caída viró el eje socioeconómico de Pergamino desde la confección hacia la actividad agrícola, que si bien nunca faltó, cobró un vuelo inusitado. El “1 a 1” fue perjudicial para la industria textil, por cuanto los costos de producción eran altos y el precio de venta poco competitivo. Lo mismo sucedió inicialmente con el cereal y con la debacle que significó para los pequeños productores de la zona la devaluación de sus créditos tomados en dólares. Pero no tardaría en estallar el “boom” sojero, impulsado por la gran demanda mundial de la oleaginosa, que luego se vio palanqueado por la misma devaluación que se había llevado hipotecados tantos campos, pero que ahora nos ponía en un mejor plano por el tipo de cambio.

Aquella crisis se llevó consigo a gran parte de los actores productivos históricos de la ciudad, como la Cooperativa de Tamberos (y unos cuantos tambos), la Junta Nacional de Granos y Carnes, grandes empresas como Iradi o Tamequ, desaparecieron 400 productores avícolas, empresas confeccionistas, de las grandes y de las pequeñas.

No obstante, gracias a los vientos de cola que propiciaba el mercado, el campo –que nunca dejó de ser importante- volvió, después del auge textil y metalúrgico, a cobrar un gran protagonismo. Y junto con él, aparecería un nuevo rubro distintivo para Pergamino: los servicios.

Así, con todos sus beneficios y algunas contras, la noche pergaminense se convirtió en un polo de atracción; como antes lo había sido Specktra, que convocaba cada fin de semana a cientos de visitantes de la región, ahora las localidades vecinas encontraban aquí el esparcimiento del que carecían: cines, bingo, variadas propuestas gastronómicas, nutridas agendas de espectáculos para todo gusto y bolsillo.

Desde ese momento, en los albores del Siglo XXI, Pergamino ha venido diversificándose a fuerza de inversores y empresarios que la han dotado de emprendimientos que, además de ofrecer servicios a propios y foráneos, han embellecido la urbe e incluso la han extendido.

Es decir, la ciudad logró recuperarse, a fuerza de valores que le son propios. Así, independientemente de los colores políticos que condujeron sus destinos, y con prescindencia de los indicadores macroestructurales que señalaron rumbos, a lo largo de la historia. Pergamino ha sabido forjarse condiciones para crear escenarios propicios para su gente, con errores y aciertos.

En la conformación del Pergamino actual, en cuanto a su perfil e idiosincrasia, el Estado se ha quedado un paso atrás, como expectante de ver el rumbo que toman los vecinos para después alcanzarlos. 

A pesar de estar vigente un Plan Estratégico, no se vislumbra precisamente que haya una estrategia de crecimiento planteada que nos lleve a encontrar nuestro perfil como ciudad. Así las iniciativas son aisladas, individuales y los esfuerzos se diluyen. 

¿Cómo queremos que Pergamino sea vista e identificada? No es una pregunta menor puesto que además de ser una carta de presentación para nosotros, sus hijos,  es también el llamador para que nuevas inversiones lleguen a la ciudad.

Diferentes rubros muestran potencialidades que aún no han sido explotadas y que para que lo sean es necesaria la intervención municipal. 

Por ejemplo, si queremos que la ciudad se perfile hacia la agro industria y la manufactura, es imperante que de una vez por todas se definan la ampliación del Parque Industrial y la dotación de infraestructura en ese sector. En esto último juega un rol preponderante la Cooperativa Eléctrica, que desde 2009 cuenta con un predio cedido por el Inta para la instalación de una planta transformadora que recién empezará a erigirse a mediados del año que viene, según anunció su presidente. En estos años transcurridos sin lotes en el predio y sin condiciones en el suministro eléctrico, ¿cuántas empresas habrán optado por otra ciudad para instalarse? ¿Cuántas puestos laborales se perdió Pergamino?

Otra veta con potencial está en la Unnoba, donde todos tenemos cifradas grandes esperanzas. Cuando finalmente llegó la universidad a Pergamino, se habló de carreras con pertinencia, como las ciencias agrarias y las vinculadas al diseño en general y de indumentaria en particular. Los puntos fuertes en este sentido son la vinculación estratégica con el Inta y la idoneidad e inversión en tecnología para la 

confección que ofrece la ciudad. Se suponía que de distintos puntos del país llegarían jóvenes tentados por la posibilidad de estudiar estas carreras y sus afines en condiciones que no hallarían en otro lado. Sin embargo, las carreras con más inscriptos en la Unnoba siguen siendo las tradicionales, como Abogacía y Ciencias Económicas. La pregunta en este caso es: ¿se sabe en el país de la existencia de esta casa de estudios, que ofrece condiciones inmejorables para futuros agrónomos y diseñadores? ¿La difusión que se hace es la apropiada? Porque sin desconocer el gran beneficio que es para los hijos de Pergamino contar con la Unnoba para estudiar las múltiples carreras que se ofrecen, la razón de ser de una universidad nacional, que maneja un presupuesto de 146 millones de pesos, es que su matrícula se nutra con estudiantes de todo el país que lleguen buscando las particularidades que no encuentran en otro lado y que la Unnoba tiene. Y que esos jóvenes se afinquen en Pergamino, movilizando el mercado inmobiliario y todos los rubros comerciales. 

Con la importante movida cultural que hay en Pergamino, siguen siendo insuficientes los espacios de exhibición, además de ser la mayoría privados. Otra característica es que por ser emprendimientos “a pulmón”, son espacios reducidos. Esta es una limitante también para que lleguen a nuestra ciudad espectáculos de envergadura nacional e internacional, como recitales. Para que una “jugada” de este tipo sea rentable, el empresario debe poder vender suficientes entradas para pagar costos y obtener su beneficio y no hay en la ciudad un espacio con capacidad para cubrir esas expectativas. Tampoco las obras en marcha, como la nueva Biblioteca o el estancado Teatro San Martín, servirían para paliar esta falencia, que también afecta al ámbito deportivo.  

Si queremos que Pergamino consolide este perfil vinculado con la cultura y el esparcimiento, deberán las autoridades municipales unificar criterios, esfuerzos y erogaciones para la creación de espacios para la realización de eventos con altos requerimientos técnicos y de capacidad. 

Y así podríamos seguir enumerando potencialidades subexplotadas de Pergamino por falta de visión: el turismo posible (religioso, campamentil en nuestro inmejorablemente ubicado Parque Municipal); el deporte, aprovechando este momento de relevancia del fútbol local para la captación de jóvenes que hagan su entrada a las grandes ligas a través de su formación en Douglas; la explotación privada de la pista del aeródromo, única habilitada en la región; la realización de un evento popular de carácter nacional vinculado a la designación de Pergamino Capital de la Semilla, con la elección de su reina.

Es lógico que las horas de trabajo en la Intendencia se las lleven las obras públicas sociales, el mantenimiento de los espacios públicos, la atención de los reclamos vecinales que, vale destacar, están siendo satisfactoriamente atendidos. Pero al menos cada tanto no debiera faltar el ejercicio de parar la máquina y mirar desde arriba lo que está sucediendo, para reacomodar las fichas pensando ya no en mañana sino en los próximos años, estratégicamente, para de allí en más encaminar las iniciativas, tentar inversores, gestionar lo que sea necesario ante Provincia y Nación; en definitiva, perfilar a Pergamino hacia una identidad que sea nuestra bandera al mundo y se nos haga carne y orgullo en la voz, como cuando en el siglo pasado decíamos vivir en la “Perla del Norte”.

La perla está ahí, encerrada en su valva, esperando ser encontrada y lustrada para mostrar todo su brillo. Es cuestión de bucear en el entramado social que hoy tiene Pergamino –muy distinto al del 1900- para hallar ese potencial y estimularlo, acompañarlo, con visión estratégica y sin mezquindades políticas ni ideológicas.


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23 de Marzo de 2024 - 05:00
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