Editorial

Inglaterra nos espía, militariza más Malvinas y depreda nuestra plataforma


La situación en torno a las Islas Malvinas vuelve a estar en la agenda nacional. No sólo porque hace pocos días, el 2 de abril se cumplió un nuevo aniversario de la toma de esa porción de nuestro territorio y se recordó la valentía de nuestros soldados (los que allí quedaron y los que volvieron) de aquella fallida guerra. También porque el Reino Unido cada vez militariza más su base en las islas, apropiadas como enclave colonial, y además hace espionaje en nuestro país.

Cada vez que en el mundo se descubren actos de espionaje de un país a otro, el conflicto escala, porque se considera una ofensa internacional grave de una nación a otra. En la Argentina, como naturalizamos todo, la corrupción, la ausencia de seguridad, la Justicia laxa, no parece que hayamos tomado conciencia de la gravedad que esto implica.

Hay una teoría geopolítica, con escaso y nulo basamento real, por la cual hay países como Gran Bretaña que creen que como tenemos relaciones comerciales con China y Rusia, podrían ser eventualmente aliados nuestros en un pedido de restitución de las islas mediante el uso de la fuerza. Nada indica que la Argentina tenga esas intenciones, ya que desde la democracia recuperada hemos reclamado pacíficamente, en todos los foros internacionales, la devolución de un territorio que nos pertenece por cuestiones geográficas, históricas y de soberanía.

Al conocerse que se estaba realizando espionaje en nuestro suelo, el Ministerio de Relaciones Exteriores citó al embajador inglés, John Freeman, para que diera explicaciones sobre este particular, que ha sido denunciado por el “extopo” de la CIA Edward Snowden. También para interrogarlo por el anuncio de aumento del presupuesto en gasto militar en las islas así como la introducción del nuevo equipamiento bélico. Esto fue informado por el gobierno británico el 24 de marzo con la excusa, como dijimos de una supuesta amenaza argentina por una posible alianza con Rusia y China. 

La presidenta hizo mención al tema el 2 de abril, en el acto en conmemoración de los excombatientes y caídos en Malvinas, en el que señaló -dirigiéndose al gobierno británico- que “no se preocupen, que no pongan una sola libra más en la defensa de Malvinas, que las pongan en alimentar ingleses, en darles trabajo, educación a los ingleses. No somos un peligro para nadie, no solamente para los ingleses. No somos un peligro en términos militares”, a la vez que calificó como una provocación el anuncio del trabajo de las petroleras en las islas ese mismo día, tan caro a los sentimientos argentinos.

La presidenta tiene razón en la cuestión de que no somos un peligro para nadie porque nuestras Fuerzas Armadas están prácticamente desmilitarizadas, sin nuevo equipamiento ni presupuesto acorde.

Apenas una semana después del 33° aniversario de la Guerra de Malvinas, la cartera de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña convocó a la embajadora Alicia Castro para que diera explicaciones por las declaraciones presidenciales. No hay mucho para decir al respecto; con sus ironías habituales, la presidenta dijo muy claramente cuál es la actualidad argentina respecto de las islas. Como también es muy claro que son ellos los que cada vez militarizan más una zona que es nuestra y además nos acusan de cierto peligro, cuando la realidad indica todo lo contrario. Hoy a la Argentina se la puede invadir a pie si quisieran.

Obviamente que hay ahora silencio del gobierno británico frente a revelaciones de Edward Snowden, a través del medio The Intercept, sobre acciones de espionaje electrónico masivo dirigidas contra la Argentina. En nuestra Cancillería suponen que las acciones de espionaje fueron llevadas adelante ante la creciente presión internacional para resolver la disputa de soberanía sobre las Malvinas. Sin embargo no deja de ser una sobreactuación inglesa para tapar, además, a las empresas que están depredando nuestra plataforma submarina.
Al respecto, el Gobierno nacional presentó una denuncia penal contra las empresas petroleras que se encuentran realizando tareas de exploración en las Islas Malvinas y sus alrededores. Estas firmas van a tener que responder ante la Justicia argentina, según nuestra pretensión, lo cual habrá que verlo en el tiempo. 

La tensión en la relación bilateral con el Reino Unido viene en ascenso a partir de la estrategia propuesta por el gobierno de David Cameron de cierto hostigamiento pacífico. A pesar del persistente llamado al diálogo que desplegó el Gobierno nacional desde hace más de 10 años, los ingleses respondieron siempre militarizando y aprovechando más el territorio en disputa en términos económicos, explotando la plataforma submarina donde hay una gran riqueza. 

Los denunciados son quienes representen a las empresas Rockhopper Exploration Plc, Premier Oil Plc, Falkland Oil and Gas Limited, Noble Energy Inc y Edison International SpA. Las compañías integran un consorcio responsable de la contratación de una plataforma semisumergible, que el 6 de marzo inició una campaña exploratoria en la cuenca Malvinas Norte, a unos 200 kilómetros de las islas, en donde prevén perforar al menos seis pozos.

Es lamentable la postura inglesa en nuestro territorio. También lo es que aun cuando el apoyo internacional ha ido creciendo alrededor del problema Malvinas, no hemos logrado diplomáticamente que den un solo paso atrás. Al contrario siguen avanzando y ahora van a intentar expoliar nuestras riquezas.

Veremos qué sucede en la reunión que se realiza en Cancillería con el embajador inglés en la Argentina, pero las perspectivas no son muy importantes de momento.


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