La bicicleta, una aliada de la salud y del bolsillo

Varios minutos al día dedicados a alguna actividad física contribuyen a reducir las tensiones y a mantener un buen estado de salud. Pero la falta de tiempo, que caracteriza a estos tiempos de múltiples obligaciones, conspira contra la decisión de abandonar el estilo sedentario para poder llevar una vida más sana. La bicicleta, ese invento que tiene ya más de 200 años y que sigue sin perder vigencia, se presenta como una de las mejores aliadas de la salud.

Según los especialistas, pedalear algunas horas al día además de ayudar a quemar calorías también resulta beneficioso para el corazón. Pero eso no es todo, también contribuye a tonificar los músculos de las piernas, fortalecer la zona lumbar (siempre y cuando se mantenga una posición correcta cuando se está arriba del rodado) y a prevenir lesiones en las rodillas. Lo más importante es que para que una persona pueda gozar de estos beneficios no hace falta que se dedique al ciclismo deportivo en forma profesional. Usar la bicicleta para salir de paseo en los ratos libres, o bien para ir al trabajo, es un buen comienzo para quienes pasan muchas horas sentados frente a una computadora o cumpliendo tareas que no requieren mucho movimiento físico.

Andar en bicicleta, además, también impacta en forma positiva en el bolsillo, sobre todo teniendo en cuenta el alto precio de los combustibles y el costo que tiene mantener un auto en buenas condiciones. Debe reconocerse, sin embargo, que la mayoría de las ciudades no tienen ciclovías adecuadas para garantizar la seguridad de los ciclistas, de manera que hoy por hoy estos pequeños rodados en la mayoría de los casos tienen que compartir la calle con vehículos de mayor porte que no siempre respetan las normas de tránsito.

En Pergamino son escasas las arterias que cuentan con carril exclusivo para bicicletas y son de reciente creación. Sin embargo fueron concebidas básicamente para brindar protección a los ciclistas y no con el fin de fomentar el uso de la bicicleta.

A pesar de ello, la bicicleta sigue siendo la mejor opción, tanto desde el punto de vista de la salud como por el impacto que tiene en la economía de las personas. No es casual que países como Holanda y Francia promuevan el uso de este noble vehículo de dos ruedas para ir al trabajo o a la escuela. La secretaria de Estado de Infraestructura y Obras Públicas de Holanda, por ejemplo, alienta a los ciudadanos a usar este medio de transporte y a dejar los autos particulares solo para viajes de muchos kilómetros. Además, para incentivar este hábito entre los holandeses, el gobierno propuso que se pague una compensación de 19 centavos de euro por cada kilómetro que se recorra en bicicleta hacia y desde los lugares de trabajo. Con esta iniciativa lo que se pretende también es evitar los embotellamientos y el aumento de la contaminación en las áreas urbanas.

En Francia una iniciativa similar a la de Holanda se puso en marcha en 2014, a través de un programa piloto, para incentivar a los empleados a ir en bicicleta a sus trabajos. En ese momento se pagó 25 centavos de euro por cada kilómetro recorrido. La propuesta tuvo tan buenos resultados que dos años después, en 2016, la idea se transformó en ley. Según explicaron entonces los promotores del uso de la bicicleta, la norma aprobada puso un límite máximo de 15 kilómetros por día recorrido para poder cobrar el premio que, vale aclarar, entregó cada empresa privada que se sumó al proyecto y que luego recuperó el monto aportado a través de deducciones impositivas.

Por estas latitudes todavía estamos lejos de poner en marcha iniciativas similares, debido fundamentalmente a la falta de infraestructura (en Holanda se habló de volcar 345 millones de euros en obras de infraestructura para que más personas utilicen bicicletas en las ciudades), pero al menos se podrían pensar alternativas acordes al contexto local y a los recursos disponibles. Al fin y al cabo, son muchos más los beneficios que aporta el uso de la bicicleta a la salud, a la economía y al ambiente, que las contraindicaciones que pueda tener este sencillo vehículo de dos ruedas, que no pasa de moda (su fabricación masiva comenzó en 1890 e incluso en esos años fue un símbolo de libertad para los movimientos feministas europeos) y que hoy se presenta como una herramienta simple y a la vez valiosa para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas.