Editorial

La desigualdad, un fenómeno global que se acrecienta


Uno de los mayores problemas que deben resolver las sociedades actuales  es la desigualdad social y económica. Los avances tecnológicos y de los sistemas de producción han permitido transformar al mundo y hacerlo hoy más rico que hace cien años, pero, a la vez, persiste una extrema desigualdad en todo el planeta.

Expertos de la ONU estiman que una tercera parte de la población de los países más pobres permanecerá en la extrema pobreza en el año 2030, lo que supone un obstáculo no solo para el desarrollo sino también una amenaza para la paz, la seguridad y los derechos humanos en todo el mundo.

Las crisis migratorias de los últimos años se explican, en gran medida, por el enorme desequilibrio entre los países más desarrollados y los que no logran dar respuestas a las necesidades más básicas de la población.

Según la organización británica Oxfam, la riqueza del mundo no solo sigue en manos de una minoría sino que la brecha entre los multimillonarios y los pobres se ensancha aun más cada año. Economistas de esta entidad calculan que las ocho personas más ricas del mundo han logrado acumular más riqueza que la mitad de la población del mundo más pobre, es decir unos 3.600 millones de personas. Aseguran, además, que la brecha se agranda cada año porque en la mayoría de los países se tiende a cobrar más impuestos a las personas trabajadoras y las familias, mientras que se reduce el cobro de tributos a las personas más pudientes y las empresas multinacionales.

A esto debe sumarse el problema de la evasión de impuestos, la influencia de las grandes empresas en las decisiones políticas, la erosión de los derechos de los trabajadores y el recorte de gastos.

Un documento publicado por la ONU, en vísperas del 32º aniversario de la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, relatores y expertos del organismo internacional observaron que las políticas de austeridad impuestas como resultado de la crisis financiera y económica lejos de resolver el problema de la desigualdad en muchos países, lo agrava.

Por otra parte, días pasados se conoció la decisión de uno de los hombres más ricos del mundo, el inversor multimillonario Warren Buffett, de donar acciones por un valor de 3.600 millones de dólares a cinco organizaciones benéficas (la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación Susan Thompson Buffett y la Fundación Sherwood), como parte del compromiso que asumió de entregar casi toda su riqueza antes de que muera. A su vez, el multimillonario Jim Walton, heredero de la cadena Walmart, también se comprometió a donar acciones por un valor de alrededor de 1.200 millones de dólares a organizaciones que trabajan para promover la educación y el cuidado del ambiente. También la señora MacKenzie Bezos, exesposa del fundador de Amazon, Jeff Bezos, prometió donar 38.000 millones de dólares a la campaña filantrópica The Giving Pledge (“La Promesa de Dar”, en español), que lanzaron en 2010 los multimillonarios estadounidenses Warren Buffett y Bill Gates para convocar a las más adineradas de Estados Unidos a donar la mayor parte de su fortuna con fines filantrópicos. En la página Web de la campaña se explica que, en rigor, se trata más de un compromiso moral que de un acuerdo con implicancias legales.

En forma paralela, días atrás otro grupo de multimillonarios estadounidenses planteó a los distintos candidatos que se postulan para las elecciones presidenciales del año próximo en Estados Unidos que se pronuncien a favor de cobrarles más impuestos. “Estados Unidos tiene una responsabilidad moral, ética y económica de gravar más nuestra riqueza”, señalaron en una carta abierta que lleva las firmas de Abigail Disney (sobrina de Walt Disney y heredera del imperio que lleva su apellido) y del inversor financiero George Soros, entre otros, quienes consideran que un impuesto a la riqueza, además de ser justo, fortalecería la democracia al contribuir a reducir la desigualdad.

Hay que propender a la reducción de las desigualdades, a través de modelos económicos inclusivos que tengan en cuenta a los sectores más desfavorecidos de la población. Para ello, la ONU propone que se logre paulatinamente hasta 2030, fomentar la inclusión social, política y económica de toda la población sin ningún tipo de discriminación, garantizar la igualdad de oportunidades, impulsar políticas (de protección social, salariales y fiscales) en pos de esa igualdad.

Al fin, ese debería ser el objetivo del concierto de las naciones, sin ninguna frontera, con la mirada puesta en cada persona que padece hambre o cualquier tipo de carencia de cuestiones básicas, como salud, vivienda y oportunidades de desarrollo. Los líderes del mundo hoy tienen agendas más cortas, lamentablemente, pero nunca es tarde para empezar a buscar ese camino que, aunque suene utópico, en materia de necesidades básicas satisfechas nos ponga en un pie de igualdad a todos los que habitamos este planeta.


Otros de esta sección...
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO